Celos

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¡Buenas noches a todos y todas!

Antes que nada, permítanme expresar mi profundo agradecimiento por su constante apoyo y presencia aquí. Cada historia compartida, cada mensaje enviado, cada palabra de aliento leída, todo ello ha llenado mi alma de alegría y gratitud. Sin embargo, esta noche quiero dedicar unas palabras especiales de agradecimiento por el cariño, la dedicación y el esfuerzo que han puesto en el hermoso obsequio que he recibido.

Me siento verdaderamente honrada y emocionada al recibir este regalo tan significativo. He decidido compartir este vídeo porque realmente me conmovió profundamente. Aunque no pude subir todos los vídeos recibidos debido a su longitud, quiero que sepan que cada uno de ellos, junto con cada mensaje y felicitación enviados, ha contribuido a hacerme sentir feliz y bendecida.

Nunca imaginé recibir tanto amor y afecto, y quizás no crea merecerlo completamente, pero les aseguro que estoy infinitamente agradecida. Su presencia en mi vida, su luz y su compañía diaria son un regalo invaluable que aprecio más de lo que puedo expresar con palabras.

Me hubiera gustado responder personalmente a cada mensaje, pero la abrumadora muestra de cariño me dejó sin palabras. Sin embargo, quiero que sepan que cada uno de sus mensajes fue recibido con amor y gratitud en mi corazón.

Agradezco profundamente que me hayan permitido ser parte de sus vidas de alguna manera. Me siento privilegiada y bendecida por tener la oportunidad de compartir este espacio con personas tan maravillosas como ustedes.

No tengo más que palabras de agradecimiento hacia cada una de ustedes. Son verdaderamente increíbles, y ya no encuentro cómo expresar lo importante que son para mí. ¡Las adoro con todo mi corazón! ❤️❤️

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Finn:

Los primeros tres días tras la pérdida del embarazo de Andrea fueron un torbellino de emociones intensas para ambos, aunque el peso más grande lo llevaba ella. Su dolor era aplastante: se encerraba en sí misma, rechazaba cualquier intento de comunicación y las lágrimas eran su única compañía, teñían sus días y sus noches.

Me sentía impotente ante su sufrimiento, mis palabras se agotaban en el intento de consolarla. Deseaba ser su fortaleza, ocultar mi propio dolor para no añadir carga a su corazón ya herido.

Convencí a Andrea de visitar a su terapeuta, aunque la cita era para la próxima semana; aceptó con reticencia una sesión extra. Su dolor me desgarraba el alma cuando la vi salir de la consulta con los ojos enrojecidos, aunque ella intentara disimular su angustia. Se aferraba a la idea de que la terapeuta no ofrecía más ayuda que yo.

Zoe, llamaba cada día, me reprochaba por mi excesiva indulgencia. El sexto día marcó un cambio repentino cuando mi querida amiga, movió cielo y tierra: Organizó que mis amigos viajaran a Milán con sus parejas para asistir a la Semana de la Moda, culminando en un desfile y una fiesta, la cual era esta noche.

Mientras las mujeres se preparaban emocionadas, los hombres no encontrábamos ánimo para acompañarlas en sus planes. A pesar de los intentos de James y Elijah por animarnos con una cena y una salida nocturna, mi corazón no estaba en ello, no estaba de ánimos para salir, más allá que siempre la pasan genial con mis amigos. Conclusión, todos los hombres venían a casa, mientras ellas salían. Ahí estaba yo, en mi habitación, sentado en la cama, mientras Andrea se arreglaba en el baño, hablándome a los gritos como si estuviéramos a miles de kilómetros de distancia.

- Ya te dije... Te hablé de Alessandro! Es el hermano de María, ¿recuerdas? - Andrea hablaba y yo hacía memoria.

¿Me había hablado de él? Seguramente, como de media Italia, porque su entorno, de amigos, familiares y conocidos, era enorme. Aún no comprendía de dónde conocía a tanta gente.

Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora