Andrea:
-¿Entonces estamos enojados? -le pregunté a Finn, tratando de mantener mi expresión seria.
-Muy enojados, yo por mis motivos y tú por los tuyos, diferencias irreconciliables -respondió con un semblante serio.
-Ajá... ¿Y por qué me estás abrazando y besando? -sonreí, notando que él hacía un esfuerzo tremendo por no sonreír.
-Porque sigues siendo mi novia. Estamos enojados, no separados -me tomó de la cintura y me acercó más a él para besarme nuevamente.
Aquí estábamos, en el aeropuerto. Finn me despedía porque me iba a Nueva York, y él viajaría dos días después. Si algo nos había enseñado el pasado, era cómo afrontar nuestras diferencias de otra manera. Nuestro acuerdo era claro: enojados, pero juntos.
-Italiana, llevas información importante. Aún falta más, pero entrega esto y listo. No sabes nada, no me menciones, miente si es necesario. Sé que está mal, pero esta vez, debes mentir mejor que nunca -me recordó una vez más.
Finn, fiel a su palabra, investigó a Lorenzo, el exnovio de María, para ayudarla a ella y a su hermano a averiguar algunas cosas de las cuales sospechaban. No me dejó leer los resultados, y como él cumplió su palabra de investigar, yo cumplí mi palabra de no leer.
-¿Estás segura de que puedes manejar esto- me preguntó, su voz suave pero firme, mientras me acariciaba el rostro.
-Sí, Finn, puedo manejarlo. Te prometo que no mencionaré nada y haré lo que sea necesario -respondí, mirándolo a los ojos con determinación.
Me abrazó con fuerza una última vez antes de soltarme. Sentía su calor y su apoyo, incluso en medio de nuestras diferencias.
-Nos vemos en unos días, italiana. Cuídate mucho -dijo, besándome suavemente.
-Tú también. Nos vemos pronto, pero estoy enojada, así que no iré por ti al aeropuerto -respondí, sonriendo a pesar de la tensión que nos rodeaba.
Él sonrió y asintió, sabiendo que nuestro enfado no era más fuerte que nuestro vínculo. Me dio un último beso y me soltó, permitiéndome avanzar hacia la puerta de embarque.Mientras caminaba, no pude evitar sentir una mezcla de emociones. Estaba nerviosa por lo que me esperaba en Nueva York, la responsabilidad de la información que llevaba y el temor a lo desconocido.
Al pasar por los controles de seguridad y dirigirme hacia mi puerta, reflexioné sobre nuestra relación. Finn y yo habíamos aprendido a manejar nuestros desacuerdos de una manera constructiva. A pesar de las peleas y las discusiones, siempre encontrábamos la forma de mantenernos unidos. Este viaje era una prueba más de nuestra capacidad para enfrentar los desafíos juntos.
Luego de casi ocho horas de viaje, pasar los controles del aeropuerto y buscar mi maleta, vi a Elio parado esperándome. Estaba hablando por teléfono y agitaba su mano para que me dirigiera hacia él. Paola no pudo venir por mí porque se quedó en casa cuidando a la pequeña Isabella.Elio terminó su llamada y me recibió con una sonrisa.
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Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro II
RomanceEn ocasiones, las ataduras que nos aprisionan nos sumergen en una oscuridad intrincada, donde solo los secretos más profundos de nuestros corazones encuentran refugio. Es entonces cuando el orgullo y la vanidad irrumpen, desatando la destrucción a s...