8: Sueños indecorosos

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“Aquí estoy Hermione” – Se mostraba Draco envuelto en sábanas blancas y delgadas que dejaban ver su delgada silueta mientras caminaba hacia ella, quien estaba en la cama, una suave bruma envolvía la habitación, poco a poco las sábanas se deslizaban por su cuerpo y dejaban entrever su excelsa figura masculina…

Ella se mordía los labios al ver la espléndida desnudez del rubio, su cabello parecía el mismo sol y brillaba, sus ojos grises eran un mar líquido de sensualidad, su sonrisa acompañada por la perfección de sus dientes brillantes, los ojos de Hermione buscaron el tesoro escondido de Draco…

Su entrepierna lucía maravillosa… si llamarle lujuria, lascivia, concupiscencia, morbo o palabras más fuertes… pero ella se arrastró en la cama, hacia el que se paraba a un costado…

La bruma parecía caer un poco menos, la habitación era invadida ahora por una calidez, ella sonreía admirando al hombre que tenía cerca, tan hermoso, tan bello, tan excitante y varonil, ella primero buscó su boca para volver a deleitarse con los labios sensuales que poseía ese hombre

Dejo que el deslizara su pijama y el recorrió sus senos con sus manos fuertes, ella emitió un gemido y en compensación de deliciosa caricia, se deslizó por su cuello, por su pecho, su abdomen, hasta llegar al pubis y de ahí al tesoro escondido, entonces ella…

-¿Señorita Granger?

-¡MMMMMMM!
-¡La señorita Granger tiene que despertar y desayunar, son mas de las doce! – Sacudió la elfina sus sábanas

Y justo cuando ella comenzaba a saborear el apéndice de Draco pues…

-¡Señorita despierte!

-¡NO! – Gritó ella de pronto despertando horrorizada ¿Qué demonios estaba pasando? Miró a todos lados, solo los ojos enormes e interrogantes de la elfina estaban mirándola a un costado

Y Draco no estaba desnudo frente a ella y claro que no le estaba haciendo ninguna cochinada… ¡Por Merlín santísimo y el Rey Arturo y su mesa redonda! ¡Por todos los malditos infiernos y sus demonios sexuales! ¿En que demonios estaba soñando? ¿Acaso estaba soñando en hacer el amor con Draco?

NOOOOOOOOOOOO

No lo gritó pero lo pensó… estaba horrorizada, digo, ¿Por qué soñar esas cosas? Por lo menos debería soñarlas con su novio, pero Ron era muy mustio para dejarse hacer eso ni por sueños, aún sentía el sueño tan vívido que sentía las manos del rubio por sus senos.

Sin querer cruzó sus brazos sobre ellos, tenía su pijama, pero podía sentir una sensibilidad muy especial ¡Joder! Seguro era su ciclo y por eso andaba muy hormonal.

-¡La señorita tenia pesadillas! – Gimió la elfina – son las doce del día

-¿Las doce? ¡Dios! ¿Tanto dormí?

-Yo creo que la señorita bebió mucho anoche, le recomiendo que no lo haga más, winky recuerda cuando ella era una ebria, nadie la quería, pero winky se alejó del vicio y ahora trabajar mucho y gustarle.

-S-si, si claro…

-Ahora winky limpiar habitación mientras la señorita toma una ducha porque apesta a agrio, ya el agua estar tibia

La castaña no replicó nada, como autómata, se fue al baño y se metió entre la tina con todo y ropa ¡Joder! Cuando se acordó con coraje se quitó la pijama resbalando un par de veces dentro de la tina y arrojando la ropa mojada con furia

-¡Maldito Malfoy! – Chilló furiosa y muerta de vergüenza ¿Cómo era posible que no pudiera quitarse de la cabeza ese maldito sueño? Y luego se acordó de algo peor… ¿O había sido también un sueño el que besara a Malfoy?

Se quedó como idiota por unas horas en la tina del baño, hasta que la pobre winky fue a sacarla de su letargo porque dijo que se arrugaría en el agua como pasita, el resto del medio día, de la tarde y la noche se la pasó en su cama, horrorizada, muerta de la pena ¿Qué diría Ron si supiera que había besado a Draco?

El rubio por su parte, a la hora del almuerzo, miraba a Wynnie que comía lentamente, hizo un gesto y suspiró al verla comer poco y miraba a todos lados buscando algo

-¿No tienes hambre nena?

-No mucha…

-¿Qué te pasa?

-¿Dónde esta Hermione? No le vi todo el día

-Cariño, ella no puede estar con nosotros todo el día, tiene cosas que hacer y nada la obliga a reportarse con nosotros

-Su puerta esta cerrada…

-¡winky! – llamó Draco a la elfina y ésta apareció al instante

-¿Llamaba el señor?

-¿Cómo esta la señorita Granger?

-Muy bien señor, con resaca, ya comió pero esta descansando en sus habitaciones ¿Quiere que le de un mensaje?

-No, no gracias… - le dijo y la elfina desapareció - ¿Ya lo ves cariño? Ella está bien, solo que bebió mucho vino anoche y le hizo daño

-Ya no le vuelvas a dar esa cosa si la pone malita – hizo un puchero la pequeña y mirando de modo retador a su padre

Draco sonrió y envió a su hija a jugar después de comer, mientras lavaba los trastos, puesto que eso lo distraía un poco y aparte parecía rutina y sin magia, pegado al fregadero, con el mandil, las mangas largas arremangadas para enjabonar los platos…

En una de esas se detuvo mirando a la nada, recordando lo sucedido anoche, con el beso que Hermione le había dado, se pasó la lengua por los labios, sin querer sonrió, el beso había sido… tierno, pero al mismo tiempo poseyendo como un fuego interno, era como si disfrazara una cierta ansiedad…

El había tenido muchas relaciones en esos años fuera de Londres, le había servido para aprender a descifrar algunas sensaciones, para sentirlas, intuía que Hermione era mujer insatisfecha ¿O porque motivo lo había besado? A lo mejor Ron no la atendía bien

¡Bueno! A él no le importaba, puesto que no pensaba llegar más allá de ese beso, el cual había sido delicioso lo reconocía, pero no dejaría que lo obsesionara, porque podía ser peligroso, sobre todo sabiendo que eran enemigos y que jamás, jamás habría siquiera una amistad

Siguió lavando los platos, pero el echo era que el beso lo recordaba perfectamente, palmo a palmo, el sabor de sus labios y el modo en que ella se había aferrado a él, era indudablemente sensual, de repente se veía pidiéndole otro beso más, solo para quitarse las dudas pero…

Negó con firmeza, tenía que quitarse esas ideas locas, porque recordaba: “Ella nunca fue tu amiga, le hiciste la vida miserable y recuerda que tiene un buen derechazo” ¡Claro! ¿Cómo olvidar que por sus insensibles burlas ella le había dado un puñetazo en el rostro? De milagro no le había roto la nariz

Regreso a la sala, en donde Wynne pintaba una muñeca con mucho esmero…

-¿Qué haces?

-Pintando – dijo la niña y Draco observó el gracioso dibujo, una muñeca con el cabello color chocolate y muchas flores y un sol sobre ella, ponía todos los colores de su caja de crayones.

-¿Y ella quien es?

-Es Hermione…  ¡se lo voy a regalar! Solo tienes que ayudarme a ponerle mi nombre y el suyo… por favor… - Draco no podía negarse a ningún deseo de su hija, solo esperaba que Hermy apreciara el… dibujo

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora