72: Una luz en el camino

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Cuando Wynne bajó del tren hondeando su larga cabellera rubia platinado, supo que algo no andaba bien… su padre no estaba ahí esperándola junto con su madre, solo a la madrina de Tory quien se notaba con mucho nerviosismo, pero es que no sabía como iba a reaccionar

-¿Qué está pasando? – Le preguntó de inmediato a Salesia arrastrando su baúl hacia ella y sus ojos grises brillaron

-Nena… surgió un problema…

-¿Mi papá?

-El está bien…

-M-mis hermanitos…

-Querida…

-¡Mi mamá! – Gimió la pequeña y de pronto se dejo caer en el suelo de modo gracioso, como si sus piernas de repente no la pudieran sostener, comenzó a híper ventilar mientras miraba azorada a la madrina de Tory, esperando la peor noticia.

-Tranquila preciosa – se inclinó la madrina – vamos… tengo que contarte…

-¿Está muerta, se murió? – Sollozó Wynne

-No, no, no – Negó – Bueno, es que ella… desapareció…

-¿Qué?

-Vamos cariño, de pie, te contaré todo pero en privado, muchos nos miran… andando…

Wynne derramaba muchas lágrimas en aquel viejo cafetín mientras Salesia le contaba todo, no había querido llevarla de inmediato a casa si no hasta que supiera lo sucedido y llegara a la casa… fuerte…

La niña apenas y probaba la leche con chocolate tibio, miraba a la nada e hipaba ¡volvía de la escuela con muchas ganas de ver a su mamá a su padre, sus hermanitos! Y se encontraba con que su mami estaba desaparecida, con que su  vida perfecta no existía más

-¡Quizás esté herida! – Gritó Wynne - ¡Quizás necesite ayuda!

-La están buscando nena, te juro que la están buscando…

Aún lloraba cuando la llevó a casa, saltó a los brazos de su padre, Draco le dio el consuelo que pudo, porque desgraciadamente, no podía dar más, ni el mismo estaba tan seguro de lo que pasaría con su amada Hermione, no tenía la más mínima idea de donde estaba

En esos momentos…

Hermione entraba al salón de fiestas con un vestido color salmón dorado, absolutamente pegado al cuerpo y con un atrevido escote al frente y en la espalda, un peinado alto y muchas joyas finas encima… lucía despampanante y parecía otra, no la austera madre de cuatro niños, si no una mujer soltera e independiente.

La fiesta era espectacular, llena de gente hermosa, muchos bailaban en la fastuosa pista de baile, a los alrededores, muchos comían y brindaban entre risas y conversaciones, cada persona que miraba era mucho más hermosa que la otra, pero curiosamente ella sentía que encajaba

No era la única que portaba un atrevido vestido en el cual se exponían gran parte de sus pechos, pero estaba a gusto, caminó entre la gente que la saludaba y ella no entendía nada, no los recordaba, creía que si, pero no estaba segura, hasta que finalmente, al final de aquel salón la vio a ella

Luna estaba conversando con aquel hombre que cortejaba fielmente a la rubia, ella lo miraba embobada, como quien mira un arcoiris por primera vez, sus ojos azules parecían hipnotizados por el vaivén de los labios de aquel hombre, quien se inclinó para darle un beso…

A escasos centímetros de que el posara sus labios sobre ella… Hermione se vio en la necesidad de intervenir, de repente le parecía que esa mujer se besara con ese hombre… no era propio, no la imaginaba a su lado… como que algo le indicó que debía en cierto modo… evitarlo

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora