57: Secretos y crueldad

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Tay miró a su hermano con severidad, de pronto la dulzura de su hermoso rostro había desaparecido por completo, ahora ella era una sombría mujer, que le miraba con seriedad absoluta.

-¿Así que rompiste la ética al relacionarte con tu paciente? – Le preguntó

-¿Cómo?

-Te enamoraste de tu paciente Tatum… te acostaste con ella estando hospitalizada, lo que es peor… Pudieron haberte quitado tu licencia de sanación por tan grave falta ¿No lo pensaste? ¡Dios!

-No volverá a pasar – masculló

-¡Cielos, claro que no! ¡Pero dicen que esa muchacha estuvo en el área de sanación mental!

-Por tonta – Gruñó

-Perfecto – Chilló y se sentó en el sillón cruzando las piernas y mirando de modo ceñudo a su hermano, luego bebió un poco de agua y le miró fijamente

-¿Qué? – Espetó Tatum

-Lavender espera un hijo tuyo – Le dijo de sopetón

Tatum se quedó frío, miró a su hermana como si ésta estuviera loca, mentalmente hizo cuentas, era imposible, no, jamás, el no se había acostado con Lavender más que dos veces en una noche y hacía meses

-No es mío – Farfulló

-¿Por qué no? ya hice las cuentas, coinciden ¿Acaso piensas que tiene un mes? Tiene el mismo tiempo en que estuvo contigo, rompiendo la ética de los sanadores ¿Cómo la vez?

-¡No es mío! – Dijo entre dientes, bufando y poniéndose colorado por la ira - ¡Ella ama a ese imbécil de Ronald Weasley, casi se mata por el, estuvo en San Mungo por el, así que ese hijo no es mío, seguro al salir se volvió a revolcar con él y ahora dice que el hijo es mío!

-Ella no dijo nada – Gritó Tay callando a su hermano – ya hice mis averiguaciones, así que no tengo ninguna duda

-No es mío…

-Dime lo que quieras, pero tú te vas a casar con ella…

-¿QUE?

-Un Asiaín no nacerá en otro sitio que no sea en casa, no permitiré que un heredero esté en otro sitio, tiene que estar con nosotros…

-¡No es un Asiaín!

-¡Lo es! Te casarás con ella y punto

-¡Nunca, jamás, la aborrezco, la odio como nunca odié a nadie! Resultó peor que Pansy, más zorra que ella

-¡Silencio! – Le recriminó Tay – No puedes hablar pestes de una mujer, porque eres un caballero, aquí la única que les dice zorras o putas, soy yo, que te quede claro hermano… y no te estoy pidiendo permiso… te lo estoy ordenando

-¡No lo haré!

-Tatum – Lo sostuvo ella por los hombros – Tienes que casarte con Lavender… hazlo por mí…

-P-pero…

-Tú sabes que ansiaba ser mamá – le dijo con voz quebrada – pero cuando descubrí que era estéril, renuncié a todo, a mi esposo, a mi vida perfecta, porque tarde o temprano el se iba a fastidiar de no tener ningún heredero… y como verás, solo somos dos hermanos, tu y yo… tú eres mi esperanza, de que aporte hijos a la familia que hereden nuestra sangre

-Tayleté…

-Hazlo por el amor que me tienes, si piensas que soy egoísta, lo soy… porque quiero centrarme en los sobrinos que tú me puedas dar… y ya viene uno en camino, no puedo dejar que se críe lejos de nosotros

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora