89: ¡Ah! La verdad al fin

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Lavender miraba a Tatum como si éste fuera el cielo, envueltos en las sábanas, mirándose el uno al otro como si el tiempo no pasara, desde que Tate había salido con el chistecito de purificarla, habían estado teniendo relaciones y ni él sabía como había aguantado tantos rounds sin cansarse

Los besos eran intensos, las caricias maravillosas, el apetito sexual no disminuía, al contrario, entre más la acariciaba, más la consentía, mas dichosa la hacía… Lavender no quería despegarse de los brazos de su esposo, de hacer el amor con el, hasta desfallecerse

-¡Tórtolos! – De pronto la puerta se abrió con estrépito

Pero ninguno se alteró, Los dos se volvieron hacia la puerta y miraron a la persona que estaba en la puerta, era una “enfermera” que estaba de brazos cruzados y los miraba de mal genio

-¿Si? – Murmuró Tatum

-Esto no es hotel muchachitos… vístanse y lárguense de aquí…

-¿Tan pronto?

-¡Cuánto descaro! ¿Qué no tienen que ir a ver a sus hijos?

-No se preocupe, ya nos vamos al rato – Dijo Tate y la enfermera puso los ojos en blanco y salió cerrando de un portazo

“¿Y esos?” – Le preguntaron una vez afuera

“¡Esos humanos y sus pasiones carnales!”

Lavender soltó una risita y la dosis de besos y un último rapidín fue lo que pasó después y luego los dos se ducharon, la ropa que Lavender llevaba apareció cuando salió del baño y se vistió, no era nada sexy, pues era una pijama porque era tarde, su bata y sandalias

Tatum la tomó de las manos y se las besó, salieron de la habitación e iban hacia la salida cuando el sanador recordó algo y se detuvo, mirando a todos lados, si… seguro ella estaba ahí también

-¿Qué pasa mi amor?

-Mónica…

-¿Mónica?

-Hermione dice que las vio aquí a las dos… pero no sabíamos ni como entrar ¡Ven, vamos a buscarla!

Comenzaron a caminar mirando de ventana en ventana, esperando ver a Moni en cualquiera de la habitación, hasta que finalmente, encontraron la habitación en donde ella estaba, sentada frente al enorme ventanal, con la mirada perdida, distante…

-¡Mónica! – Gritó Tatum e intentó abrir la puerta pero ésta no cedió…

-¿Qué pasa?

-¡Aquí está Mónica! – Dijo el sanador, pero la puerta no cedía y golpeó varias veces pero no hubo respuesta, parecía que ella no escuchaba, porque no se movía de esa silla que estaba al frente de la pared

-¡Oh! ¡Moni! – Chilló Lavender golpeando también la puerta, pero no hubo respuesta

-Disculpen – de pronto una voz firme y severa les habló a sus espaldas

Cuando se volvieron, estaba un “sanador” que los miraba con seriedad y de brazos cruzados

-¿Diga?

-No se la pueden llevar…

-¿Cómo? – Gruñó Tatum

-No les corresponde esta paciente, usted, señor Asiaín, ya recuperó lo que es suyo, así que no puede accesar a ella, me temo que es hora que se marchen… de no hacerlo, podrían quedar atrapados para siempre en este sitio y entonces si, no tendrían una oportunidad más para salir…

-¡Es nuestra amiga!

-Hagan lo que hagan, no podrán sacarla…

-¡No es justo!

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora