Un Dragón bajo la tormenta

10: Deseándote... sin tantita ropa

Si... perfecto, más que perfecto... ¡Draco imbécil! ¿Que tienes que estar besando a la novia de la comadreja? ¡Estúpido, idiota, maldito! Eso no podía estar ocurriendo, con un beso bastaba ¿Porque tenía que repetirlo? Ahora por baboso ya no podía quitársela de la cabeza...

¿Que clase de hombre y padre de familia era? ¿Que una mujer le pusiera los nervios de punta? ¿Que Hermione Granger fuera precisamente esa mujer?

Ahora bien ¿Que se supone que estaba haciendo en la cocina? porque de pronto miraba todo a su alrededor y no tenía la más mínima idea de lo que estuviese haciendo, porque su mente estaba bloqueada.

-¡Papi se te quema la sartén!

-¿Eh?

-¡Se está tirando el agua del fregadero!

-¡Maldición! - Gruñó sacando la sartén de la lumbre, quemándose los dedos y luego cerrando el grifo con prisa, mirando el regadero de agua que había en el piso

-¿Papi? - Murmuró Wynne sin atreverse a reírse ya que veía muy serio

-No pasa nada cariño - respondió respirando profundamente y sosteniéndose del fregadero...

Orden, orden y prioridades, hacer la comida y luego lavar los trastes... estaba muy nerviosito esa mañana, así que se sentó un momento, mientras que la niña estaba quietecita y en silencio, no se atrevía a respirar, pensando en que su papi estaba mal. Pero no se sentía concentrado para hacer tal cosa

-¡winky! - llamó a la elfina

-¡Llamó el señor! - Apareció al instante

-Por favor, prepara la comida, yo... no me siento bien, me iré a descansar

-Si señor...

-Wynne, pórtate bien y pinta unos dibujos, estaré en mi recámara descansando

La pequeña asintió significativamente mientras que Draco se fue de inmediato a su habitación y se dejo caer en la cama, mirando al techo, mordiéndose los labios (de modo sexy aunque nadie le viera) preguntándose porque ese segundo beso lo había afectado tanto, quizás porque él se lo había dado.

Ahora se sentía confundido, porque lo peor era que ese beso había sido... como un despertar... porque aún sentía el sabor latente en sus labios, aun podía aspirar su perfume, sentir su aliento, la quietud, el no poner resistencia y dejar que él la besara, quizás fuera por tristeza, por venganza de que la comadreja estuviera de infiel

Le dio veinte vueltas al asunto, pero todo volvía al mismo punto... El beso... Su beso y su total aceptación... de pronto algo pasó por su mente ¿Como sería Hermione en la intimidad? ¿Una llama ardiente o un trozo de hielo? ¿O porque Ronald podría no respetarla su ausencia? Imaginó su cuerpo desnudo y un calor lo invadió...

Concentrándose aquella tibieza en su entrepierna y se sobresaltó ¡Lo único que le faltaba! ¡Que se estuviera excitando de solo pensar en ella en la cama! ¡Joder! Una cosa eran miserables besos y otra muy distinta que quisiera hacerle el amor... ¡Oh que la! ¿Había pensado "hacerle el amor"? ¡Lo único que le faltaba!

El era el más grande imbécil del mundo al estar teniendo esos pensamientos para con la impura

Y sin embargo, el dilema era que ya no se la podía quitar de la mente, divagó enormemente, lo mejor era evitarla, para que no hubiera ningunan tentación, encerrados ahí por tres semanas que faltaban, a un solo paso, el con sus necesidades físicas, cuya sangre no era precisamente fría y no después de tantas formas de tener sexo que había conocido en esos cinco años por países exóticos...

Que gustoso practicaría con...

¡Oh, oh! ¡Ahí va de nuevo! ¿No hay un remedio contra la líbido? O dejaba esas imágenes en su mente o mejor le pedía a Granger que le diera otro puñetazo en la cara para que se le quitara lo imbécil, a lo mejor faltándole al respeto y que ella le gritase que la comadreja era el único dueño de su cuerpo sería suficiente para que la dejara en paz