98: Hogar, dulce hogar

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En la mansión Zabini...

Luna era la única que se salvaba del señor cigüeña, porque la muchachita como estaba dando lactancia, Blaise la cuidaba mucho, claro que esas noches melosas no paraban, al contrario, la señora Zabini se ponía ese vestido escotado y se encaramaba en los brazos de su señor esposo

-Adoro este vestido - Susurraba Blaise perdiéndose en el escote

-Por eso no lo que tirado

-Luna... mi princesa blanca... te amo - suspiró Blaise mientras depositaba tiernos besos en su rostro y en su cuello

-No me equivoqué cuando decidí casarme contigo - susurró Luna besando esos labios gruesos que poseía su esposo - Me haces muy feliz

-Tu me haces más feliz a mí, me has dado tres hermosos hijos - la abrazó con intensidad y rozaba con suavidad su piel, entrelazando sus dedos por la abundante cabellera rubia

-Y me he puesto muy celosa - Sonrió Luna - Jamás pensé que pudiera sentirme así de ti, pero es que ahora si me entró un sentimiento de solo pensar que otra mujer te pusiera las manos encima

-Eso me encanta... me pone en la cima del mundo al verte celosa

-No quiero que ninguna que no sea yo te ponga una mano encima - Susurraba Luna y dejaba que Blaise posara sus manos por su cuerpo, desde sus hombros, sus pechos, su abdomen y hasta sus muslos

-Solamente tú podrás hacer de mi lo que quieras - Apuntó Blaise mientras ella se incorporaba en la cama y él deslizaba el vestido de sus hombros, descubriendo su torso y maravillándose - ¡Eres tan hermosa!

-Aprovechemos que los niños están durmiendo...

-Haz de mi lo que quieras mi vida - Dijo Blaise relajándose, dejándose, que Luna hiciera con él lo que se le pegara en gana, como quisiera, finalmente, tener intimidad con ella, era tan intenso

Ella comenzó a besuquearlo, por sus labios, su cara, su cuello, su pecho, Luna disfrutaba como nunca esa piel morena, esperando que su esposo se encendiera, porque ella lo que ansiaba sin duda, es que el la poseyera con ansias

-¿Ya te dije que te amo?

-No... no me lo has dicho...

-Te... amo... más... que a... mi vida...

Blaise miro embobado a su esposa, mientras terminaba de despojarse del vestido y se erguía mostrando su esplendor a su guapo marido, quien se mordió los labios y no aguantó mucho, la besó apasionadamente y la tomó en sus brazos, acomodándola de nuevo en la cama y tapándola con su cuerpo para volverla loca de placer

¡Y antes de que el bebe despertara de nuevo y exigiera alimento!

En la casona de los Potter...

Harry besaba el vientre de su mujer, ella estaba acostaba en la cama, sin nada de ropa, mientras que Harry le recorría con besos desde los labios, hasta los pies, ella reía al sentir algunas cosquillas bajo los labios del pelinegro

Sus ojos intensificaban el color con cada caricia que su esposo le daba, el agradecía que Moni le hubiera dado una familia tan feliz y llena de alegrías, tenían cuatro grandes adoraciones, ahora, venía uno más en camino y sin duda, sería precioso igual que los demás

Pequeños besos en sus labios eran el receptáculo más simple para las promesas amorosas, los dos sellaban su amor, los dos estaban unidos para siempre, sin duda, Harry con ninguna otra iba a ser más feliz que con ella... la había perdido, la había recuperado, el amor triunfaba

Mónica veía con adoración a su esposo, esos ojos verdes intensos, ese cabello tan negro como la noche, con ese cuerpecito esbelto con vello en pecho que tanto adoraba Moni acariciar, Su señor oso...

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora