24: Harry

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Desde que Hermione llegara al lujoso departamento de Draco, la lluvia había azotado en la ciudad, por lo que cuando Moni y Harry salían de la cafetería la lluvia había azotado con fuerza, los dos se ocultaron bajo un techo, pero ya nadie estaba en la calle.

-Mi casa queda cerca – dijo Harry – Vamos si quieres, en lo que pasa la lluvia y te regresas a la tuya

Mónica pensó de inmediato que ella podía aparecerse cerca del departamento, pero por un momento, le convino que el hiciera la propuesta, así que le tomó de la mano y aparecieron en la puerta de la casa de Harry, ambos entraron y le prestó una toalla mientras hacía que la chimenea encendiera.

-Gracias señor Potter…

-Deja de decirme “señor” me hace sentir incómodo, llámame Harry…

-Pero soy su secretaria

-Ya me fastidié que me digas así, tenemos la misma edad ¿Quieres un te?

-Si, gracias – sonrió Moni, mientras seguía a Harry a la cocina, la casa era enorme, señorial, ya sabía que había sido de los Black, con el paso de los años, la había remodelado y limpiado, lo cual la hacía lucir impecable y elegante, aunque con muchos toques oscuros, sin duda, esencia de los Black

La muchacha pensaba que Harry era un muchacho tranquilo y lindo, no merecía que Ginny lo engañara ni que Blaise deseara hacerle daño, pero gracias a lograr que los dos no estuvieran juntos, ella obtendría un beneficio económico que le ayudaría a empezar de nuevo.

Le sirvió el te y se sentó a su lado, notó esa tristeza en sus ojos verdes… al parecer Blaise había logrado su propósito de seducir a Ginny, pero esa chica tampoco era derecha, debía hablarle a Harry y decirle la verdad, que no lo amaba lo suficiente o que quizás solo se divertía con Zabini.

Por un momento, Moni lo contempló, la piel de Harry era blanca y sonrosada, bajo los mechones de su pelo negro veía la cicatriz, se había quitado los lentes un momento, por lo que podía apreciar sus esmeraldas, brillantes, intensas, hermosas, su nariz afilada y sus labios delgados

Ella jamás se había interesado en él, ahora era por necesidad, pero sin embargo, en ese momento, se percataba de lo hermoso que era Harry, solo que no del tipo exótico que Blaise, si no del tipo tierno ¿Eso seria lo que alucinaba su novia? ¿Qué en ves de sexual, intenso y seductor fuese tierno, tranquilo y paciente?

Y fue inevitable…

Ella soltó su taza de te, le tomó intempestivamente el rostro a Harry, quien se sorprendió, ella acarició su rostro y pudo percibir el inicio incipiente del crecimiento de la barba, le hacía falta rasurarse… el pelinegro tembló al sentir los suaves dedos de la muchacha

Le miró su rostro, el cual sin duda, parecía de porcelana y sus ojos eran intensos, tan perfectos al igual que su cabello, después de Gin no había vuelto a ver a ninguna otra mujer del modo en que la miraba ahora a ella, pero sentir sus dedos recorriendo su rostro era lo mejor

Lentamente se inclinó para besar sus labios, fue breve, sin prisas, sin mucha lengua, fue distinto, el plano era más romántico y amoroso que otra cosa, la urgencia se detenía para dar paso a la inocuidad y al paroxismo de ideas con esos labios femeninos que urdían los de Harry

Cuando ella separó sus labios, el muchacho estaba sonrojado en cierto modo, eso hizo que el corazón de Mónica diera un vuelco y sus sentimientos cayeran influenciados por esas esmeraldas, la inocencia de Harry era tal, que la flechó a segunda vista…

Ella rodeó sus brazos con su cuello, sin decir palabras, lo volvió a besar, de igual modo, tierno, controlado, solo sintiendo la boca de Harry cuyos besos perfectos, hacían que ella comenzara a adorarlo, el por ningún motivo hizo por quitarla de encima, quizás porque en el fondo necesitaba un poquito de amor.

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora