Un Dragón bajo la tormenta

91: Perfecto

Fue un silencio brumoso... largo, tedioso ¿Es que nadie iba a abrir la puerta o no era su casa? ¿Se había equivocado? ¡Claro que no! pulsó de nuevo el timbre y esperó, los nervios la mataban... ¿Y si era una broma cruel y se encontraba con que no tenia nada y que nunca lo tuvo?

Volvió a sentirse tan miserable como cuando había perdido su fortuna, como cuando había perdido a Harry por primera vez, no había claro, comparación alguna, la primera vez había sido la peor... Ella suspiró profundamente, intentando ser fuerte

De repente la puerta se abrió lentamente y lo primero que ella vio fueron un par de ojos verdes... el pelo rubio caramelizado y de pronto una sonrisita mostrando un perfecto par de dientes como perlas... Isabella, su hija menor, estaba ahí mirándola como si fuera una aparición

Mónica se inclinó hacia ella y sus ojos brillaron al asomarse las lágrimas, hizo el intento de tocarla pero... pero tuvo miedo ¿Y si era una visión y resultaba que estaba muerta? Isa miró a su mami reconociéndola, no era tan común verla en esas fachas...

-¿Mami? - Murmuró la pequeña de 3 añitos y sus rizos dorados bailotearon en su cabecita

-¡OH! - Gimió Mónica dejándose caer en el suelo a su altura, en la puerta mientras que no podía emitir una sola palabra... su voz, su voz infantil era tan hermosa, tan hermosa como ella, como Isabella Potter... su pequeña Isabella

-¿Mami, donde has estado, estás enfermita? - Volvió a preguntar la pequeña mostrando un dejo de inteligencia

-Mi amor - susurró Moni alargando la mano con valentía acariciando el rostro de su pequeñita

-¡Mami! - De pronto salió Tristán, más alegre y juguetón echándosele al cuello de inmediato, a sus cuatro años, lo veía más grande, más hermoso, de pelo rubio oscuro alborotado y esa chispa de travesura

-¡Tristán! - Susurró Mónica estrechándolo, el pequeñito reía alegremente

-¡Que bueno que volviste mami, mi papi está muy triste! - Sonreía el niño mientras dejaba que Isabella, un poco más tímida, se acercaba a su madre para que la abrazara

Mónica estaba envuelta en sollozos, mientras recorría el cuerpecito de sus hijos más pequeños, no podían ser ilusiones, eran fuertes, eran hermosos, eran perfectos, ella hipaba mientras los llenaba de besos y los abrazaba con fiereza, como si se los fueran a arrancar

-¡Isabella, Tristán! ¿Que hacen? - Gritó de pronto una voz masculina y cuando se asomó se quedó mudo

-¡Es mami, es mami! - Gritó Tristán en gran alharaca

-¡Por Merlín! - Chilló Neville - ¡Mónica!

-H-hola - susurró Moni en el suelo sin dejar de abrazar a sus niños

-Regresaste...

-Si... he regresado...

-¿Que pasa tío Neville? - De pronto se asomaron los gemelos y miraron a sus hermanitos que abrazaban a una mujer muy conocida

-¿Mami? - Gimió Lily en ese momento mientras sus ojos se intensificaban en su matiz verde azuloso

-¿Ma? - Gimoteó también James

-Mis niños - susurró Mónica sin dejar de llorar

-Regresaste - Murmuró Lily yendo directo a ella abrazándola por sobre sus hermanitos, mientras las lágrimas rodaban por esas mejillas, ya con seis añitos, larguiruchos, con el pelo negro alborotado y esos intensos ojos verdes con bordes azulosos

-¡Mami! - Saltó James sobre ellos y el cuadro era muy conmovedor que hasta a Neville se le hizo un nudo en la garganta, porque Mónica estaba ahí, en la puerta, en el suelo, abrazando a todos sus niños