78: Tentaciones para Luna

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-Yo creo que - dijo Mione con solemnidad a Blaise - que si Luna se entera que la espían, no se aparecerá... a lo mejor debes ser discreto Blaise, dejarla que amamante a su hijo en soledad... tu has, como si nada ha pasado

-Es cierto, a lo mejor así agarra confianza y mientras se investiga en donde está y las demás también, pues ella se dedica a reconocer a sus hijas... sin duda, Annie está herida por lo sucedido

-¿En verdad lo creen así?

-Es más - Intervino Salesia - si no recuerda por las buenas, será por las malas

-No Salesia, Blaise dice que no podemos golpearla...

-No me refiero a eso - Carraspeó Salesia mientras los otros esposos desesperados le miraban con extrañeza - Yo digo que Blaise le demuestre a Luna el porque se caso con ella

-¡Pero no creo que hacerle el amor al a fuerza sea lo adecuado! - Chilló Mione

-¡Mione! Eso no... aunque no sería mala idea - susurró Salecia y luego carraspeó de nuevo - Yo digo que la seduzcas...

-¿Cómo?

-Que le enseñes todo lo que se pierde si no se queda en su casa... ponte de acuerdo para cuando ella ronde la casa... imagino que estará intentando recordar su vida pasada... y cuando pase por su habitación, pues... tu despiertas su curiosidad

Blaise sonrió ante la picardía de lo que Salesia le estaba sugiriendo y no le parecía mala idea, así que le costó trabajo que los otros se fueran, pero prometieron que regresarían muy temprano, Krum no se afligía, cuando Lucecita quisiera informarle algo, lo contactaría de inmediato

Las palabras de Hermione no hicieron mella en Luna, quien no quitó el dedo del renglón, su deber era alimentar a ese bebé, porque su conciencia no la dejaba, le decía que si tenía un hijo, su deber era alimentarlo ¡O ella sería la peor de las madres!

No dudó en regresar a la mansión, pasó fácilmente, mientras Lucecita navegaba en ese mundo, obviando que la rubia había regresado a su casa, fue de inmediato a la habitación de su hijo y lo amamantó de nuevo, el pequeño estaba feliz de la vida, tenía a su dulce madre de nuevo

Finalmente, el elfo avisó a Blaise y cuando ella dio su vuelta por las habitaciones con cuidado, pasó por la de Blaise, que claro, también era de ella, la puerta estaba entreabierta, así que ella se asomó con curiosidad y vio a Blaise que se despojaba lentamente de la ropa...

Curiosa, se quedó ahí, mirando todo, como su torso quedaba al descubierto, mostrando sus pectorales, los cuales eran firmes, generosos, el moreno aún hacía ejercicio, por lo que un lavadero se dejo entrever en su abdomen, sus brazos pudiesen parecer delgados, pero no, eran musculosos

Se dio la vuelta un segundo y ella admiró su espalda ancha, con los músculos tonificados, la piel achocolatada se denotaba tersa y suave, brillante, Luna se preguntó cuantas veces había recorrido ella ese cuerpo moreno y musculoso, cuando se quedó en calzoncillos se ruborizó

A petición y sugerencia, usaba la ropa interior ajustada, según las chicas, para que ella admirara o recordara lo que había sido suyo y con que le habían echo los tres hijos... por las buenas, por las malas, y lascivamente

Luna admiró el buen trasero que poseía ese hombre, sobre todo cuando mostró su delantera, generosa y abultada, sus mejillas ardieron al sentirse mal, espiándolo en esos momentos... Pero más abrió los ojos cuando el se despojó de su ropa interior, por supuesto que Blaise no lo disfrutaba, se sentía idiota desnudándose a sabiendas que ella lo espiaba

Ella contempló a ese hombre del color del chocolate, completamente desnudo, sus ojos recorrieron ávidamente el cuerpo masculino macizo, se detuvieron en su entrepierna y se mordió los labios ¡Bueno! ¡Pero que cosa más grande caballero! ¿Eso había sido suyo? ¡Dios! Por primera vez tuvo pensamientos lujuriosos...

Blaise hizo todo lo posible por pasearse por la habitación, intentando no ver hacia la puerta, esperaba que ella lo estuviera espiando o de lo contrario, no volvería a estarse desnudando de ese modo ¡Si tan solo Luna recordara que era su esposa y el amor de su vida!

Pero Luna ni viendo semejante paquete recordó... pero si se llenó de curiosidad, de repente Blaise ya no le parecía desagradable, quizás si ella podría recorrer ese cuerpo con sus manos, con sus labios, aspirar su aroma y... salió de su estupor y se alejó de ahí con las mejillas hirviendo

Iba a irse cuando de pronto...

-¿Mami? - Una vocecita la detuvo y al volverse, vio que era la mas pequeña de las niñas, Adria

No supo que hacer...

-¡Mami! - susurró la pequeña y corrió para asirse de sus piernas y le miró ilusionada, emocionada, con sus ojitos oscuros brillando y su sonrisa tierna y mucho amor en sus ojitos - ¡Volviste!

-¿V-volví de donde? - Musitó Luna

-¡De tu reino mágico! - Chilló Adria - ¡Como eres la princesa de la luna, pues te habías ido a él, pero ahora estás aquí, regresaste! Y estás hermosa, tan bonita mami... tu pelo brilla mucho... como si fuera de oro...

Luna no pudo evitar cargar a Adria quien le sonreía abiertamente, notó que sus ojos eran negros, al igual que su cabello trenzado, pero era hermosa, igual que su hermana mayor, igual que el bebé, sin duda, sus hijos eran niños preciosos, no se podía quejar por eso

-¿Qué haces despierta Adria?

-Mami, es que mi hermanito está inquieto de nuevo...

-Vamos a verlo - le dijo ella y se fue hacia la habitación del pequeño, se encontró al niño inquieto y lo acunó, se sentó en un sillón y de pronto se vio abrazando y dando pecho con un brazo y a Adria en su otro brazo, contemplando a su hermanito lactar ávidamente

-A mi también me diste pecho - susurró Adria

-Si... claro - Asintió Luna, esa niña no podía tener más de cuatro años

-¿Verdad que tu nos quieres?

-Por supuesto - dijo Luna sintiéndose mentirosa

-¿Nos quieres aunque no seamos blancos como tu?

-Claro que no, eso no importa, son preciosas... las dos, tu hermano también...

-Yo te quiero mucho mamita... no te regreses a tu palacio por favor, quédate con nosotros... papi te extraña mucho, creo que ha llorado porque no estás en la casa, no te vayas más

-Lo se - murmuró Luna y se odió por que no podía recordarlos

Cuando los dos se durmieron, dejó al bebé en su cuna y a Adria en su habitación, la arropó y no evitó darle un beso en la frente, notó que la niña olía muy bonito, se quedó un rato pasmada y luego se retiró... por primera vez le dolió dejar esa casa, pero sentía que aún no podría quedarse

Mucho menos si no recordaba a ese hombre de ébano, con ese cuerpazo tan sugestivo, con esas prominencias en la entrepierna que le provocaban sensaciones indescriptibles, un cosquilleo en su cuerpo que se concentraba en su femineidad y que le recordaba que ella ya había sido suya aunque no lo recordara

-Lindo hombre ¿No es así? - de pronto alguien le habló a sus espaldas, ella no la reconoció, era Lucecita

-¿Cómo?

-¿Te imaginas que otra sea la que se lo coma enterito? ¡Uf! Cuando fue tuyo muchas veces por muchos años... ¡Ay Luna! Yo creo que si no te pones buza, otra ocupará tu lugar, pero bueno, si te quedas aquí, que es tu mundo perfecto, no te importará que otra críe a tus hijos y que se acueste con tu marido...

Luna miró furiosa a esa muchachita, pero claro que ella decía verdad ¿Estaba ella dispuestas a perderlos? no los recordaba, cierto, pero eran su familia...

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora