Un Dragón bajo la tormenta

84: Un poco de paz

Hermione jamás pensó en que ser madre fuera tan complicado ¿Y de tres? ¿Por qué no había planificado como todas las mujeres londinenses normales? ¡Solo uno y ya! ¿Ella tenía que tener tres y aparte uno extra? Iba a explotar si escuchaba un solo llanto más…

Hubiera deseado darles pócimas para dormir a todos ellos para que se durmieran por Dios santo… pero bueno, después de batallar con todos, de darle la cena a cada uno de ellos y arrullarlos en los brazos como Merlín le dio a entender, pues finalmente se durmieron

Hermione alegó que quería regresar al hospital, porque solo de ahí, sabía el supuesto camino a su casa, Salesia la acompañó, pero cual fue su sorpresa cuando nada se encontró, solo un paraje desierto… eso descontroló a Hermione ¿Qué es lo que había pasado?

-El mundo en el que estabas era ilusorio Hermione… tú no eres sanadora, nunca lo has sido, como te explicamos, tu tienes otro trabajo…

-No recuerdo nada…

-Poco a poco… no se que hayan predestinados los espíritus que jugaron con todas ustedes, pero sin duda tendrán que ceder

-¿Con todas? ¿Quiénes?

-No eres la única Hermione… es una larga historia que te contaremos al llegar a tu casa querida… no te va a agradar mucho…

Hermione estaba anonadada ¿Qué clase de historia era esa? Ahora resultaba que también su amiga Luna, la única que recordaba, estaba en la mansión con su marido…  pero que no eran las únicas, había dos más que estaban aún perdidas

-¿Quiénes son?

-Lavender Asiaín y Mónica Potter…

-No me suenan…

-Te muestro las fotos…

Cuando Hermione miró las fotos de esas mujeres, reaccionó y las recordó, palideció ¡Claro que eran ellas! ¡No lo podía creer! Había estado cerca de ellas en ese hospital

-¿Las conoces?

-¡Las vi en el hospital, en el área mental de ese hospital! ¡Pero ya no está!

-Por lo menos ya sabemos algo que tenemos que decirles a los otros dos Hermy, que sus esposas si están vivas, pero atrapadas en mundos alternos, aunque el que estén en el área mental ¿Acaso las pasan por locas?

En tanto…

En unas habitaciones de la mansión Asiaín, Vic terminaba de darle el último de muchos besos en los labios a Tay, quien no se quería ir de la mansión hasta que su hermano encontrase a Lavender, afortunadamente para ella, los niños habían recibido bien a su “tío víctor” así que hasta el jugaba con ellos y los distraía

Tatum por su parte, ya no estaba tan deprimido, esperanzado en que Lavender estaba viva, así que solo tenía que ser paciente, que ese informante de Víctor, le dijese como entrar, ya había sido avisado que Luna ya estaba en su casa, lo mismo que Hermione, aunque igual, sin memoria las dos

-Te amo – Susurró Tayleté a Víctor mientras lo rodeaba con sus brazos

-NO he podido encontrar a nadie como tú Tay… fui un tonto al permitir que nos separáramos… cierto que estaba confundido, porque tenía la idea de tu y yo, hijos… pero mira lo que son las cosas, no quise con nadie más

-¿No te arrepentirás?

-Solo quiero hacerte el amor Tay, solo tu en mi vida… por eso me tienes aquí, a tus pies y dispuesto a hacerte la mujer mas feliz del mundo, a que tengamos una familia pequeña, solo tu y yo, nuestro amor

-Me hubiese gustado tanto darte un hijo – Susurró Tay con  lágrimas en los ojos

-Yo lo se… y por eso te amo más… estoy aquí por ti

-¡Y eres nuestro héroe!

-¿Si?

-Si no fuera por ti y tu espíritu… mi hermano y sus amigos, estuviesen aún con incertidumbres

-Me preocupa, no he podido comunicarme con Lucecita…

-Espero que pronto lo haga… ella ha sido un ángel

Víctor sonrió y le besó con fervor, mientras volvía a hundirse en su cuerpo, disfrutando a su ex esposa, la cual, muy pronto se volvería a convertir en señora Krum, en cuanto Tatum encontrara a Lavender y todo estuviera bien… Sin duda, Lucecita aparecía frente a sus hermanos

“Si que nos jodiste Luz”

“¿De cuando acá una criaturita con tu poder puede con nosotros?”

“Más vale maña que fuerza hermanos”

“Pero te tienes que ir, ya nos estás echando a perder nuestro juego”

“¿Les pidieron el deseo de destruir parejas?”

“SI”

“¿Y la que se los pidió ya obtuvo lo que quería?”

“En el infierno está”

“¡Oh, vamos! Terminen con esto, no es justo, dejen de jugar”

“Dejen en paz a Lucecita” – De pronto entró el gran espíritu de los volcanes – “Terminen con ese juego tonto del deseo pedido, es verdad lo que dice Lucecita, no es nada justo que si la deseosa no obtuvo lo que quería, no debió cumplirse”

“¿Qué hará con Lucecita?”

“Váyanse ya, que yo tengo muchas cosas que hablar con esta pequeña, que resultó no tan pequeña y les echó a perder parte de sus planes”

Lucecita sonrió, sabía que estando con el gran espíritu a lo mejor podía aspirar a más magia dentro del mundo de los volcanes… eso comenzó bien, porque por primera vez, Lucecita admiró el gran poder de sus hermanos mayores dentro del mundo de los volcanes…

Luna salió de la habitación de Blaise, directo al espejo, pero cuando quiso entrar ya no pudo, el portal estaba cerrado, eso la asustó en ese momento, recorrió los espejos por donde había entrado y salido y nada ¿Entonces ya no iba a accesar al otro lado y debía quedarse en la mansión?

Digo, no es que le disgustara vigilar a ese hombre al que le rondaban muchas lagartonas, según ella, o mucho menos que no quisiera otro revolcón como el de hacia unos momentos, pero…

Ella se quedó vencida al pie del espejo, se sentó en el piso y ahí estuvo con la mirada distante ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo lidiar todo el día con las niñas y con el niño? No se percató que Annie se había levantado y la había visto ahí, en el suelo, con un semblante desconsolado

-Mamá – Le llamó suavemente – Creo que mi hermanito está llorando

Luna se puso de pie y notó que su pechera de nuevo estaba mojada, caminó a la habitación del bebé y le dio pecho, verificó que estuviera limpio el niño y lo dejo dormidito en su cama, ella se quedó en la mecedora

-¿No vas a dormir con mi papi?

-Hoy no…

-¿Dónde vas a dormir?

-Donde sea – Masculló Luna

-Mi cama está muy grande – Murmuró Annie – Si quieres puedes dormir conmigo…

Luna miró a Annie, sintió que le debía algo por haberla tratado mal la primera vez y aceptó, se puso una camiseta enorme que la niña tenía en su habitación, se acostó junto con ella y la arropó con sus brazos, Annie no pudo evitar sentirse mejor el que su madre no la rechazara y durmiera junto a ella

Claro que la niña fue la que menos durmió, admirando casi toda la noche, la belleza de su madre, el que en verdad parecía una princesa, adoraba ese cabello dorado, esa piel blanca, simplemente no podía vivir sin ella, era su madre, no se parecía a ella, pero era carne de su carne…