76: Naturaleza

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Blaise reprimió las ganas inmensas de estrechar a su esposa entre brazos y besarla apasionadamente… Sabía que su memoria no estaría bien, pero nunca a que grado, la mirada despectiva y altanera de Luna lo desconcertaba, ella que era tan dulce y tranquila

-Tengo pruebas que demuestran que eres mi esposa – dijo Blaise conteniéndose

-¿Tu esposa?

-Por supuesto, ya te lo dije, tenemos tres hijos…

-No pude haberme casado con alguien como tu – y buscó en sus manos, no había anillo de bodas, solo otro tipo de vistosos anillos

El no iba a dejar que Luna desapareciera, por lo que saco su varita e hizo un pase mágico para que un álbum familiar llegara a sus manos y se los pasó a Luna, ella lo tomó y al ojearlo palideció… Estaba lleno de fotos y en casi todas estaba ella, no tan elegante ni enjoyada, pero sin duda era ella…

Reía, abrazaba a sus niñas, besaba a su esposo, foto tras foto, en algunas estaba aún embarazada, todos le hacían fiesta, esa amplia sonrisa que demostraba que era enteramente feliz…

-¿Lo vez Luna? ¡Eres mi esposa!

-No – negó Luna devolviendo el álbum como si éste quemara – Esto es… mentira… imposible… yo no… no recuerdo nada de esto…

-Luna, permite que te explique – Hizo el intento de acercarse, pero ella dio un paso hacia atrás y Blaise supo que no podría acercarse aún – No tengas miedo…

-Tengo que irme – susurró Luna

-¿A dónde? ¿Dónde estabas? ¡Esta es tu casa!

-No, no… yo no vivo aquí…

-¡Luna!

Pero Luna dio dos pasos largos y tocando el espejo un destello fuerte la rodeó y apareció al otro lado, mientras que Blaise dio un bufido y al tocar el espejo nada pasó, tan sólido como era, no quiso gritar ni golpearlo, pues si lo rompía…

No lo dudó, de inmediato comenzó a enviar mensajes a todos, tenían que ir a su casa, si esa era la puerta de la que el espíritu de fuego le había dicho a Krum, entonces a lo mejor se podría abrir de algún modo y quizás todas las demás esposas estaban ahí.

Luna estaba confundida, respiraba agitadamente, se sentó en uno de los mullidos sillones, pensando en todo lo sucedido ¿Ella casada? ¿Con hijos? Imposible, seguro sería un mal sueño, su corazón se agitaba terriblemente… de repente la puerta se abrió y sintió un alivio al ver a Hermione

-¡Hermione!

-No se que hago aquí – murmuró la castaña intrigada

-¡Me ha pasado algo horrible! – Gimió Luna y se abrazó a ella

-¿Por qué?

-¡Porque resulta que atravesé ese espejo, en donde hay un hombre moreno con tres hijos y que dice que es mi esposo y ellos mis hijos!

-¿Qué?

-¿Puedes creerlo? ¿Yo, casada con un hombre de color?

-¡Oh!

-Pero no… no puedo recordar nada Hermione, no se que pasa… no los reconozco, me aterré…

-¿Saliste por aquí? – Intrigó Hermione señalando el espejo

-Si…

Hermy se acercó, tocándolo levemente, pero nada pasó, el espejo solo brilló bajo sus manos y aunque presionó un poco más fuerte, siguió igual, Luna se sorprendió, pero quizás la puerta no funcionaba con todos

Un Dragón bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora