Desde mi posición elevada, la noche era un manto de oscuridad absoluta, perfecta para el ataque. La ciudad, lejos en el horizonte, parecía otro mundo. Aquí, en las montañas, el silencio era nuestra única compañía, hasta que di la señal. La cacería había comenzado.
Mis hombres, sombras entre sombras, rodearon el terreno con una precisión letal. Cada uno sabía su posición, cada uno sabía qué hacer. El enemigo no tenía escapatoria. Los laboratorios, que una vez nos pertenecieron, estaban a punto de volver a nuestras manos. Observé el caos desatarse desde mi punto estratégico; las explosiones lejanas, los disparos apagados por la distancia... y entonces lo vi.
Bankotsu.
Lo reconocí entre el tumulto. Su cuerpo estaba caído en el suelo, aplastado bajo el peso de la derrota, rodeado por escombros y hombres que lo golpeaban sin piedad. Sus movimientos, antes ágiles y letales, ahora eran torpes, lentos, casi inexistentes. Su rostro, apenas visible entre la sangre que lo cubría, estaba deformado por los golpes. Los cortes superficiales que marcaban su piel como arañazos profundos y crueles eran un recordatorio de cuán feroz había sido la batalla. Pero lo que me sacudió no fue el estado físico deplorable en el que se encontraba, sino la mirada en sus ojos.
Bankotsu, el hombre que siempre había enfrentado a la muerte con una sonrisa burlona, no podía siquiera mantenerse de pie. El enemigo lo había reducido a un hombre roto, sangrando en el polvo.
No había tiempo para perder.
Avancé rápidamente. Mis movimientos eran calculados, precisos, como siempre. Cada paso tenía un propósito, cada giro de mi cuerpo, una intención clara. La oscuridad era mi aliada, permitiéndome desplazarme sin ser detectado por los hombres que lo rodeaban. No podía permitirme un error. Este no era el momento de actuar con furia, sino con frialdad. Era lo único que aseguraba el éxito.
Llegué a su lado, y vi de cerca el desastre. La piel de su rostro estaba destrozada, ensangrentada por cortes que marcaban su cuerpo de manera caótica. Sus labios, hinchados y partidos, no podían articular palabra alguna. No importaba. Ya había dicho suficiente.
Con un movimiento brusco, deslicé mi brazo bajo el suyo, sacándolo del suelo sin miramientos. El tiempo era oro, y si alguien se daba cuenta de lo que estaba haciendo, ambos estaríamos muertos en cuestión de segundos. Bankotsu intentó decir algo, pero no había fuerzas suficientes en su cuerpo para resistir mi fuerza. No lo miré. No necesitaba hacerlo.
—Te sacaré de aquí —murmuré, sabiendo que mis palabras serían ahogadas por el rugido de la batalla.
Lo levanté y lo llevé entre las sombras, un lugar protegido detrás de unos muros colapsados. Mientras lo cargaba, sentía su respiración entrecortada, como si cada inhalación fuera una lucha desesperada por permanecer consciente. Sabía que el dolor lo estaba matando lentamente, pero si había algo que aún quedaba en él, era la voluntad de vivir.
—No te mueras aquí, mocoso o como se lo explicare a Inuyasha o a Miroku —le susurré, más para mí que para él. Bankotsu no era alguien que caería tan fácilmente. No hoy, no bajo mi vigilancia.
Lo dejé en un lugar lo suficientemente seguro para que no fuera detectado por las patrullas enemigas, cubierto por la oscuridad. Su sangre empapaba el suelo, pero él seguía respirando. Esa era la única señal que necesitaba para saber que seguiría luchando.
Mis ojos escudriñaron el caos que aún se desarrollaba a nuestro alrededor. La batalla estaba lejos de terminar, pero los laboratorios ya eran míos.
—Aquí tienes un arma, mi intercomunicador y mi chaleco antibalas —le dije, empujando el equipo hacia él. Sus manos temblaban mientras las agarraba, cubiertas de sangre y barro. Se estaba desmoronando, pero aún tenía esa chispa de fuerza en él, esa misma que lo había mantenido vivo hasta ahora.
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OBSESIÓN #5
AcakRin Takahashi, una hermosa mujer independiente y acostumbrada a su libertad de un día a otro, su vida da un giro de 360 grados cuando por hacerle un favor a su amiga termina saliendo con un hombre que le dará muchos problemas y partirá su vida en do...