T2: CAP 96

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Sheilong soltó una risa se levanta mientras sacude su ropa sacando rastros de polvo.

—Pues ese es el mismo sentimiento que tengo, idiota. Por eso estoy pensando tanto en formar una familia con Yoichi. —Le lanzó una mirada burlona—. Además, parece que las terapias psicológicas te han vuelto aburrido. Ya no eres tan divertido como antes.

Sesshomaru, algo molesto por el comentario, lo agarró por la pierna y lo hizo caer al suelo.

—¿Aburrido, dices? —respondió con una sonrisa burlona mientras comenzaba a arrastrarlo por el césped.

—¡Suéltame, imbécil! ¡Mi cabello se llenará de césped!

—¿Y ahora no te parece divertido? —se burló, riendo ligeramente mientras lo arrastraba hacia la piscina cercana.

Sheilong, al darse cuenta de sus intenciones, se puso serio.

—¡No te atrevas! Hace frío, maldito idiota. ¡No te comportes como un niño! ¡Estoy hablando en cerio maldito!

Pero Sesshomaru, ignorando las protestas, lo lanzó al agua con una sonrisa triunfante. Sheilong, empapado y temblando, lo insultó, pero no se quedó quieto. Con una rápida maniobra, logró tirar a su amigo al agua también. Ahora ambos estaban en la piscina, salpicándose agua y tratando de sumergirse mutuamente, riendo como en los viejos tiempos cuando no existían preocupaciones a ese nivel.

Rin y Neria se despertaron sobresaltadas por el ruido proveniente del exterior. Al bajar y salir al jardín, se encontraron con una escena que parecía sacada de una comedia, Sesshomaru y Sheilong se estaban lanzando agua en la piscina, en plena mañana, y con la temperatura a unos fríos 12 grados. Las dos mujeres se quedaron atónitas por un momento, y luego Rin, rápida en su reacción, corrió hacia ellos con unas toallas en la mano, gritándole a su esposo.

—¡Detente de una vez, Sesshomaru! ¡Vas a enfermarte!

Los hombres, al escuchar los regaños de Rin, se detuvieron de inmediato. Salieron de la piscina rápidamente, como niños atrapados en una travesura, chorreando agua y temblando de frío. Mientras se envolvían en las toallas que ella les había traído, comenzaron a lanzarse insultos el uno al otro, culpándose mutuamente por haber iniciado la pelea.

—¡Esto es culpa tuya, idiota! —murmuró Sesshomaru, frotándose los brazos para entrar en calor.

—¡Tú fuiste el que me arrastró al agua primero, imbécil! —respondió, temblando visiblemente.

En ese momento, Yoichi entró en a la casa pues había salido antes a arreglar algunos asuntos y se dirige donde había gritos, buscando a Sheilong con preocupación. Al verlo empapado y temblando de frío, su expresión cambió a una mezcla de incredulidad y ansiedad.

—¿Qué rayos te pasó? —preguntó, acercándose rápidamente—. Estaba preocupado por ti porque no contestabas mis llamadas, ¿y te encuentro así?

Sheilong, al recordar las cosas que hablo con su viejo amigo se sintió muy incómodo al verlo así que simplemente lo ignoró, volviendo la mirada hacia otro lado mientras se envolvía más en la toalla. Yoichi, confundido por la indiferencia, no dijo nada más, pero su preocupación no disminuyó, observándolo con ojos llenos de preguntas no formuladas.

Rin, al ver la tensión, suspiró y decidió que era momento de llevar a todos adentro para que se calentaran, y quizás evitar que alguna otra discusión estallara.

Cuando Sesshomaru y Sheilong bajaron después de cambiarse de ropa, se sentaron a la mesa. Aunque el ambiente estaba algo incomodo entre todos los presentes, Sesshomaru decidió romper el silencio con una pregunta que había estado rondando en su mente.

OBSESIÓN #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora