T2: CAP 83

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Toga sintió el peso de las palabras no pronunciadas, y, con una gran reverencia, inclinó la cabeza en señal de disculpa. Sabía que la sabiduría y el poder de aquel hombre superaban los suyos. La vergüenza y el respeto se mezclaban en su pecho.

—Perdóname. No supe protegerlo.— respondió, manteniendo la reverencia.

El hombre observó a Toga por un momento antes de hacer un gesto que indicaba que aceptaba la disculpa, aunque no sin reservas.

—¿No tiene miedo de salir a la luz? Pensé que tu gente te consideraba un traidor.— preguntó Toga, con un tono lleno de preocupación y respeto. El tío de Sheilong sonrió ligeramente y sus manos, de piel pálida y uñas rojas, se movieron con elegancia mientras planeaba responder pero en eso una enfermera sale de la sala de Sheilong.

—¿¡Alguien aquí tiene la misma sangre que el paciente!?

Ying, manteniendo su compostura, levantó la mano y, acompañado de su guardia, siguió a la enfermera sin vacilar.

Ya en la sala de extracción, observó con una mezcla de calma y tensión cómo la enfermera preparaba la aguja. Sostuvo su abanico con fuerza, recordando los horrores de su pasado. Pero el guardia, siempre a su lado, le tomó la mano, brindándole un apoyo silencioso.

—No se preocupe, amo. Pasará rápido— murmuró el guardia con voz serena.

Ying asintió levemente, cerrando los ojos mientras la aguja penetraba su piel. El proceso fue doloroso, pero soportable. Sin embargo, al terminar, la enfermera le informó que dentro de tres horas necesitarían extraerle más sangre para tenerla como reserva.

A pesar del riesgo que esto implicaba para su salud, Ying escribió con el dedo en la mano de su guardia, quien inmediatamente transmitió el mensaje:

—Mi amo solicita que le extraiga toda la sangre que sea necesaria, sin importar las consecuencias. No hay tiempo que perder— dijo el con su voz firme y decidida.

La enfermera, preocupada, intentó explicarle las posibles complicaciones.

—Entiendo su deseo de ayudar, pero extraer tanta sangre en tan poco tiempo podría causar fatiga extrema, mareos, e incluso desmayos. Esto podría afectar gravemente su salud, señor— advirtió con seriedad.

Ying, sin embargo, permaneció firme. Con la misma determinación de siempre, escribió de nuevo en la mano de su guardia.

—Solo hágalo, por favor— replicó el guardia, transmitiendo las palabras exactas de su amo.

Resignada, la enfermera sacó una carta de compromiso que debía firmar, eximiendo al hospital de responsabilidad. Ying firmó con rapidez, sin un atisbo de duda en sus acciones. El silencio que siguió estuvo cargado de respeto hacia el sacrificio que estaba dispuesto a hacer.

Mientras lo preparaban para una nueva extracción, cerró los ojos y se concentró en una única imagen: la de su sobrino recuperándose y saliendo de la sala de operaciones con vida.

En cuando una enfermera entro otra salió de la sala de Sesshomaru, casi corriendo.

—¿¡Alguien aquí tiene parentesco sanguíneo con el paciente de la sala 2!?

Toga alarmado se acerca a ella de inmediato.

—¿¡QUE LE PASA A MI HIJO!?

—Tranquilícese y sígame

Lo mismo que le hicieron a Ying le hicieron a Toga, pero a él le extrajeron solo una bolsa de sangre. Al regresar se vuelve a sentar y la enfermera que lo había atendido antes corre a la habitación de Sesshomaru con la sangre que le había extraído antes, en ese lapso de tiempo donde la puerta se abrió pudo ver como varias personas con bata se movían de un lugar a otro, no podía imaginar que sería de el si pierde a su querido hijo. No podía soportar otra perdida de un ser que ama.

OBSESIÓN #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora