Neria se acercó a ella con paciencia.
—Coloca el arma a la altura de la ventana y ajusta la mira— explicó, mostrándole cómo hacerlo. —¿Alguna vez disparaste un arco?
—No, pero Kagome solía hacerlo como entretenimiento en su casa— respondió Rin, aún un poco insegura.
—Bien, la mira del rifle es como la de un arco, y las balas son como las flechas. Calcula el objetivo y, cuando estés lista, aprieta el gatillo— dijo mientras realizaba un disparo preciso que atravesó la cabeza de un enemigo al otro lado de la calle. —Esta gente está matando a otros, Rin. Gente inocente. Muchos de los hombres de Sheilong son huérfanos a los que él ayudó, dándoles un hogar lejos de las calles. Y también hay mujeres allá afuera peleando por sus hijos, amigos o... hermanos. No dudes en disparar. ¿Entiendes?
Rin asintió con determinación, tomando el rifle con más firmeza. Colocándose en su posición, miró a través de la mira, localizando a un hombre que estaba a punto de matar a una mujer vestida de negro con el logo de un dragón dorado. Sin vacilar, apretó el gatillo y vio cómo el hombre caía de rodillas, su pecho perforado por la bala.
—¡Muy bien! —exclamó Neria con una sonrisa antes de volverse hacia Izayoi. —¿Quieres que te enseñe?
Izayoi, con una mirada firme, negó con la cabeza mientras se colocaba en su posición.
—No te preocupes. Sé muy bien cómo manejar un rifle... solo que jamás tuve el valor de levantarlo contra alguien— confesó, ajustando su mira. —Pero lo que acabas de decir me motiva a hacerlo.
En cuestión de segundos, Izayoi localizó a su primer objetivo y disparó con precisión.
Mientras tanto, Neria se aseguraba de que no hubiera amenazas por la espalda, manteniéndose alerta. Kagome e Inuyasha, ahora en las calles, luchaban con ferocidad. Con una agilidad impresionante, Kagome derribaba a los enemigos, mientras que Inuyasha la cubría, masacrando a cualquiera que se atreviera a apuntar en su dirección.
Las prostitutas, que intentaban escapar de los locales, corrían por las calles, cubiertas de sangre. Cuando creían que no había esperanza, Kagome e Inuyasha aparecían para eliminarlos y protegerlas. Los hombres de Sheilong, que llegaban en olas desde las camionetas negras, se unían al combate, disparando con precisión y letalidad.
Las balas cruzaban el aire en todas direcciones, el caos reinaba, y el peligro estaba en cada esquina. Pero, poco a poco, comenzaron a ganar terreno. La marea del combate cambiaba a su favor, y la esperanza de recuperar los territorios se hacía cada vez más real. Sin embargo, en medio de la adrenalina y la violencia, pequeños sustos y roces de balas mantenían a todos en vilo, recordándoles que la victoria aún estaba lejos de ser segura.
Mientras Kagome e Inuyasha seguían luchando en las calles, el sonido de los disparos y los gritos se mezclaba con el caos reinante. De repente, una voz gélida y burlona resonó en el aire, su tono lleno de desprecio y burla.
—¿Qué tenemos aquí? —se escuchó la voz del anciano. —La patética Kagome Higurashi, escondiéndose detrás de su estúpido esposo. ¿Necesitas que ese perro te cuide las espaldas, querida? Qué lamentable y desagradable espectáculo.
Kagome, que se encontraba refugiada detrás de un coche, apretó su arma con fuerza. Las palabras del anciano la hirieron profundamente, no solo por el tono despectivo, sino por la rabia que siempre sentía al ser subestimada. Odió cómo ese hombre la trataba como basura, pero antes de que pudiera reaccionar, Inuyasha le habló con calma.
—No te dejes provocar, Kagome. Solo quiere que bajes la guardia— dijo mientras mantenía su atención en los alrededores, sus sentidos agudizados.
Kagome respiró hondo, intentando controlar la ira que amenazaba con desbordarse. Pero su atención fue capturada por un movimiento ágil y fluido a lo lejos. Un hombre vestido con un kimono rosa, que dejaba ver una de sus piernas, se acercaba a ellos saltando de auto en auto con una precisión y gracia increíbles. Su cabello estaba recogido en un moño impecable, y en sus manos llevaba dos látigos llenos de puntas afiladas.
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OBSESIÓN #5
RandomRin Takahashi, una hermosa mujer independiente y acostumbrada a su libertad de un día a otro, su vida da un giro de 360 grados cuando por hacerle un favor a su amiga termina saliendo con un hombre que le dará muchos problemas y partirá su vida en do...