T2: CAP 90

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Decidí marcar el número que Sheilong me había dado antes de que se fuera de la discoteca, donde celebramos nuestra boda, el teléfono sonaba una y otra vez, sin respuesta Cuando estaba a punto de colgar, una voz ronca y claramente molesta respondió

—¿Quién demonios tiene el valor de interrumpir mi sueño?

Reconocí de inmediato su voz, y aunque sabía que estaba molesto, no pude evitar soltar una pequeña risa. Me escabullí fuera de la oficina, buscando algo de privacidad en los pasillos

—Perdona... soy Rin —dije suavemente— Si estás ocupado, puedo llamar más tarde

Escuché un ruido sordo, seguido de un quejido leve, como si se hubiera caído de la cama. Eso me hizo reír más

—Rin-chan, sabes que no eres una molestia —respondió, su voz algo más suave mientras bostezaba— ¿Qué pasa? ¿Acaso Sesshomaru metió la pata otra vez?

—¡No, nada de eso! —respondí rápidamente— Es algo importante, y... no sé a quién más llamar

—¿Qué pasó? Dime

Tomé aire antes de hablar, un poco insegura de cómo explicarlo

—Nos están negando el permiso para usar la Catedral de San Basilio para el desfile ya habíamos llegado a un acuerdo, pero ahora el presidente de Rusia dice que no puede por... razones políticas, supong. Mencionó que hubo un malentendido y que el lugar estará ocupado

—Ya veo —su tono era frío, calculador— Espera un segundo

Escuché cómo movía cosas al otro lado de la línea, y luego, su voz resonó de nuevo, más fuerte

—¡Yoichi! ¡Despierta, carajo! Rin tiene un problema

Unos gruñidos se escucharon al otro lado, seguidos de lo que sonó como un disparo. Ahogué un pequeño grito, pero antes de que pudiera decir algo, otra voz tomó el teléfono

—Ay, mi tesoro siempre tan violento para despertar a la gente —bromeó Yoichi con voz adormilada— ¿Qué pasa, pequeña Rin? ¿A quién hay que eliminar?

—¡No, no! —me apresuré a aclarar— No es para eliminar a nadie es solo que nos negaron el acceso a la Catedral de San Basilio para el desfile que teníamos planificado

—Ну, конечно, политики и их дерьмо.—murmuró en ruso— Tranquila, querida ¿Para cuándo necesitas ese lugar?

—Para dentro de tres días —respondí, sintiéndome un poco más aliviada— Todo está listo, pero sin el lugar...

—Ya veo... —su tono cambió, y podía escuchar cómo se desperezaba— Bueno, eso es tiempo suficiente dame cinco minutos

El teléfono se cortó antes de que pudiera decir más Me quedé quieta un momento, sorprendida por la rapidez con la que actuaron. 

Regresé a la oficina, donde la discusión continuaba. 

Sesshomaru y el presidente ruso seguían hablando en ruso, y aunque no entendía nada, la tensión era palpable, de repente el presidente, que había estado firme en su negativa, recibió una llamada. Su expresión cambió, y se quedó en silencio por un momento, sobándose la cabeza antes de cortar la llamada.

Cuando volvió a dirigirse a nosotros, su tono había cambiado aunque todavía se notaba tenso, después de terminar la videoconferencia, me acerqué a Sesshomaru, aún llena de curiosidad.

—¿Qué pasó? ¿Qué te dijo?

Agotado, suspiró —Dijo que nos dejarán el lugar dentro de tres días.

OBSESIÓN #5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora