Abigail
"En la vida, a veces somos la presa y otras veces el cazador. Lo importante es saber en qué momento debemos ser uno u otro." AnónimoLa espuma recorre todo mi cuerpo, lo cual solo puedo describir como el cielo mismo. Mi cabeza está recostada en el borde de la bañera, cubierta de agua caliente, lo suficiente para sentir mi piel escocer. Aun así, permanezco en ella, apreciando cómo mis tensados músculos se relajan mientras escucho a Imagine Dragons sonar desde mi cuarto.
Necesitaba más momentos como estos.
Solo flotar como una de estas burbujas.
Me quedo observándola, medio atontada, hasta que me envuelvo en una toalla y decido que por hoy fue suficiente. Últimamente, todo ha sido un gran desastre, así que pensé que el mundo no se acabaría por darme un baño como este y permitirme relajarme, solo por una vez. Al menos el universo puede darme un puto descanso.
Funcionó. Ahora mismo me siento más optimista; incluso noto un ligero brillo en mis ojos que antes no estaba allí al pasar frente al espejo del baño mientras desenredo mis mechones rubios.
Camino hasta mi habitación, percatándome de que la casa se encuentra extrañamente solitaria. Lo cual, duh, lo está, ya que mi abuela fue a hacer algunos recados y tardará un tiempo. Gotas de agua resbalan de mí hasta el suelo de madera; las siento deslizarse hasta caer y, por un instante, me quedo allí solo observándolas difuminarse hasta desaparecer. Es entonces cuando escucho un ruido a unos cuantos pasos de mí. Mi corazón da un vuelco y tengo que sostenerlo con las manos por miedo a que se desprenda de mi pecho.
Probablemente no sea nada, solo el gato del vecino que a veces viene a esta casa solo para pedir más comida y rasgarme las cortinas de las ventanas. Pero descarto esa teoría cuando observo algo por el rabillo del ojo: una gran sombra justo delante de mi espejo en la pared. Mis músculos se contraen nuevamente, alertas, mientras dirijo mis pasos hacia el espejo.
Tres pasos.
No sé qué es lo que pretendo hacer en realidad; solo necesito estar realmente segura de lo que están viendo mis ojos.
Cinco pasos.
Solo una chica con el cuerpo aún empapado, aferrando su toalla como si la vida se le fuera en ello, me devuelve la mirada.
Estoy a punto de soltar un suspiro de alivio para volver a llenar mis pulmones cuando una persona vestida completamente de negro aparece de la nada detrás de mí con una sonrisa diabólica en sus labios, una sonrisa llena de promesas oscuras.
—Hola, conejito. ¿Me extrañaste?
Grito y me volteo para correr como alma que lleva el diablo, pero soy detenida por el anticristo mientras empuja mi cuerpo al espejo, haciéndolo estremecer mientras agarra mi garganta sin cortar mi suministro de aire. Entonces me doy cuenta de que lleva guantes consigo.
Guantes negros.
Oh, Dios mío.
—Me tomaré esa expresión en tu rostro como un "no" —responde con un tono bajo, la inclinación de sus labios hacia arriba como el gato de Cheshire—Y yo aquí pensando que estarías encantada con mi increíble presencia.
Este es realmente mi fin. Sabía que esto pasaría; maldición, realmente lo sabía. Había perdido todas mis uñas mordiéndolas día tras día, esperando el momento en que apareciera de la nada para hacer cumplir su venganza. Sin embargo, los días solo se habían estirado, creando una falsa sensación de seguridad, incluso a pesar de su mensaje. Me había permitido tener una efímera esperanza de que tal vez había pensado que no valdría la pena.
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Lujuria
Random-Corre-se dijo a sí misma-Corre y no mires atrás Pero la chica olvido que de las sombras y el pecado nadie puede escapar... Después de todo la única forma de librarse de la tentación es caer en ella