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Abigail

La diferencia entre las promesas y los recuerdos, es que solemos romper las promesas pero los recuerdos nos rompe a nosotros
Anónimo

De niña, siempre me preguntaba por qué era necesario llevar flores a los funerales. Creía que tal vez era para darle algo de vida y belleza; incluso la muerte no debería ser tan deprimente.

Estaba equivocada.

Tiempo después, descubrí que en la antigüedad, las flores en los cementerios tenían la función de camuflar el olor de la descomposición de los cuerpos. Claro que en ese entonces no se contaba con los mismos métodos de conservación y tratamiento de cadáveres que se utilizan en la actualidad, pero aún así, esta práctica se quedó como una especie de tradición.

Otra de las razones por las que odio los cementerios.

Escucho el graznido de los cuervos en los árboles cercanos; ellos también están presentes hoy. Curioso, los cuervos no suelen ser muy habituales en Point Pleasant. Una brisa fresca me despeina el cabello, enrollándose en mi rostro como una serpiente, pero no hago nada para quitármelo de encima.

A lo lejos se realiza el funeral de una chica que conocía.

Una chica que se parecía a mí.

Una chica que fue asesinada por el mismo psicópata que ahora me acosa y nadie hace nada para detenerlo; la policía está demasiado asustada para tomar cartas en el asunto.

Putos cobardes.

Me pregunto si esto es todo lo que me espera en la vida: permanecer saltando por cada esquina con miedo, incluso de mí misma, hasta que alguien finalmente termine con todo. Me recuesto contra el árbol sin intención de integrarme con el resto de las personas; hay una buena parte del pueblo en el lugar. Aunque no es algo extraño, nuestro pueblo es conocido por las innumerables leyendas que se encierran en él, como eventos sobrenaturales.

¿Asesinatos de la nada?

No, eso no sucede.

Hasta ahora.

Desde mi posición, puedo observar la cara de preocupación de algunos, los murmullos consternados, las muecas aterradas. Pero no es lo único que veo.

Hay una persona vestida completamente de negro, con una gabardina, a unos metros del lugar, alzándose como una sombra, y no puedo evitar compararlo con los cuervos de antes. Desde aquí no logro ver su cara, pero no es necesario para saber de quién se trata.

Mis sienes comienzan a palpitar furiosas, al igual que mis latidos, incrementados con cada respiración.

¿Cómo se atreve a venir aquí?

¿Cómo puede ser tan retorcido para quedarse ahí mirando?

Antes de ser consciente de mí misma, estoy avanzando en su dirección, con las uñas clavadas en cada palma de mi mano; ni siquiera me permito pensar por unos segundos. Mis pasos, cada vez más apresurados, son cortados por varias personas que se me cruzan en el camino. Logro rodearlos, pero cuando continúo, me doy cuenta de que ya no está.

Como si se hubiera tratado de un fantasma.

O tal vez es simplemente que estoy perdiendo la cabeza.

La ceremonia termina luego de unas horas, pero aún permanezco en el lugar con hielo en mis huesos. Las lápidas que estoy observando ante mí son las principales responsables. Había evitado volver a este lugar durante demasiado tiempo, pero supongo que no puedo escapar de la realidad para siempre. Los nombres de mis padres me devuelven la mirada y me pregunto qué habría pasado si las cosas hubieran sido diferentes, si pudiera haber cambiado algo, aunque solo fuera pequeño.

LujuriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora