Abigail
Los pecados que más disfrutamos son aquellos que nos traen el mayor sufrimiento." - Paulo Coelho
En a penas un pestañazo vuelve a utilizar la navaja, pero esta vez para destrozar otra cosa.
Mis pantalones cortos.
En estos momentos me estoy replanteando seriamente las decisiones de mi vida en las que me llevaron a este punto.
En polvoriento suelo con una psicópata encima de mí y solo con unas pequeñas bragas rosa chicle.—Eres un hijo de puta. Dime ¿obligas a todas las chicas con las que estás a que se desvistan o solo a mí?
Termina el trabajo rasgando mi tanga, pero esta vez con su mano izquierda, es una sensación tan horrible y detestable como siento sus nudillos rozar mi piel íntima luego del escozor al ser desprendida de la última cosa de dignidad que me quedaba
—Ya habíamos dejado claro en con no tengo que forzar nada y esa es la única razón por la que no estás amordazada ahora mismo. Va a ser muy gratificante escuchar tus gemidos cuando me suplique que te haga venir-habla con dos tonos más bajos justo en frente de mi cara.
—Si realmente crees eso estás más enfermo de lo que pensaba, eres un... auch—doy un grito de sorpresa por el repentino pellizco en mi pezón izquierdo.
—Por cada vez que abras esa boca iré más lejos.
—No puedes...
Otro pellizco más fuerte que el anterior, dejando mi pobre pezón adolorido y palpitando.
—¿Decías?
Tengo que morder mi labio inferior para detener la retahíla de insultos, pero aún conservo un poco de sentido común, él sin embargo sigue trazando círculos con la navaja en su mano derecha esta vez en mis costillas consiguiendo erizar todas mis terminaciones nerviosas.
—Viéndote así tal vez me replantee mi decisión anterior. Serías una presa tan bonita, incluso podría conservarte.
—Dijiste...—en el instante que lo hago soy consciente de mi error. Muestra una sonrisa ladeada contento con esto.
Está provocándome y estoy cayendo en su juego.
—Tranquila, amor. Estaba bromeando. No eres mi tipo—inclina más su cuerpo sobre el mío y el contraste de su piel tan caliente contra el hielo me hace apretar los dientes—Esto solo se trata de castigarte. No lo olvides
Como si pudiera hacerlo alguna vez en mi vida.
—Ahora ¿dónde estábamos? Ah si, ya recuerdo.
Mi cuerpo reacciona con un ligero espasmo al sentir su fría lengua directamente en mi pecho. Quiero gritar y retorcerme, pero cada vez que intento hacer esto último mi entrepierna terminan frotándose con sus caderas involuntariamente. Por lo que no me queda de otra opción qué quedarme estática, sin mover un solo músculo, incluso con miedo a respirar. Trato de llevar mi mente a un lugar lejano, de disociarme con la realidad para no sentir, eso es lo que hacen las víctimas en una situación como esta ¿no es cierto?
Pero no puedo.
Porque soy demasiado consciente.
Demasiado consciente de los lametones en mi piel.
Demasiado consciente de como termina haciendo pequeñas cortadas por el medio de mi pecho hasta llegar al abdomen consiguiendo ir derramando pequeñas cantidades de sangre para después limpiarlas con la lengua hasta no quedar ni una gota provocando sutiles oleadas de dolor.
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Lujuria
De Todo-Corre-se dijo a sí misma-Corre y no mires atrás Pero la chica olvido que de las sombras y el pecado nadie puede escapar... Después de todo la única forma de librarse de la tentación es caer en ella