Kiev
El niño no volvió a
llorar, y nunca olvidó lo que
había aprendido: que amar es destruir, y que ser amado es ser destruido.
(Cazadores de sombra)Un viento fresco con olor a lluvia impacta contra mi rostro, por lo que cierro los ojos dejándome llevar por el momento.
Amo la lluvia.
Todo sobre ella, en realidad. El olor a petricor justo antes de su llegada, los días lluviosos donde el aire es tan fresco y los sonidos de las gotas al caer son tan relajantes. En especial las tormentas; es como si el cielo se estuviera partiendo en pedazos de una forma demasiado bella. A la mierda el arcoíris del final; yo me quedo con el retumbar de los truenos y los rayos.
Solía pasarme horas en uno de los balcones como este, observándolas embobado, aunque terminara empapado y me diera gripe al día siguiente. Ese momento valía la pena.
Ahora, en cambio, cada vez que veo una tormenta no puedo evitar pensar en cierta chica de cabello rubio.
Ella es una tormenta.
Es una tormenta sin darse cuenta del poder magnético que lleva consigo su sola presencia. Una descarga eléctrica que no se contiene, que se deja estallar.
Y es un poco molesto, todos esos pensamientos que han estado cada vez más presentes en mi cabeza. Es una aberración total para mi persona; para mí, una mujer está buena o no lo está, es follable o no lo es.
Soy un hombre con gustos simples.
No me gustan las complicaciones.
Y desde luego, no observo la belleza de las personas comparándolas con fuerzas naturales.
Choco mis manos contra la barandilla del balcón, deseando apagar mi mente para que deje su incesante zumbido.
—Un clima estupendo, ¿no te parece? —dice una voz poniéndose a mi lado en la barandilla. No respondo ni me vuelvo hacia su dirección. Llevo una semana entera esperando el momento preciso para tener esta conversación y parece que por fin ha llegado.
—Y bien, ¿de qué se trata? —pregunta mirándome fijamente.
—Entraste a Abigail en el círculo sin mi permiso. De hecho, no solo la entraste, la hiciste pasar por una de las bailarinas. ¿Tienes idea de toda la conmoción que armó con todas esas personas?
—¿Desde cuándo te ha importado los daños colaterales y la opinión de esas personas en primer lugar?
—Tienes razón, no me importa. De hecho, aunque no lo creas, no me molesta lo que hiciste a mis espaldas como vil traidor. Fue bastante divertido.
Y sí, con eso incluyo la parte en que trató de asesinarme. Al final no lo hizo; eso significa que está terriblemente obsesionada conmigo.
Okey, no lo está.
Pero es solo cuestión de tiempo.
—Quiero saber el porqué. ¿Por qué decidiste ayudarla? Y no me vengas con esa mierda de que fue porque te agrada la chica o por bondad de tu corazón. ¿Cuál fue el verdadero motivo?
—¿Quién dice que no me interesa? —replica, alzando las cejas con una sonrisa de idiota. Esa sonrisa con la que estoy fantaseando en borrársela de un golpe.
—¿Y por eso la conduces directamente hacia mí?
—Puedo compartir, no soy celoso.
Números vienen a mi cabeza, así que empiezo a contarlos tranquilamente antes de hacer algo realmente estúpido.
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Lujuria
Random-Corre-se dijo a sí misma-Corre y no mires atrás. Pero la chica olvido que de las sombras y el pecado nadie puede escapar... Después de todo la única forma de librarse de la tentación es caer en ella