Nuca

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A Dilan le gustaba tener sexo con Ryo. No por haber sido su primero y él único hasta ese momento, ni porque le había enseñado como disfrutar de ese placer, sino por la forma en la que se lo hacía.

Ryo tenía un cuerpo grande y musculoso, intimidante, con fuertes feromonas dominantes, era posesivo y poseía una gran fuerza, a pesar de todo eso, nunca había sido especialmente rudo con él, ni en sus momentos más acalorados. Siempre media esa fuerza al punto que se sentía bien, lo acariciaba con sus rudas manos estimulando cada parte de su cuerpo. Lo besaba y mordía provocando que cada parte de él temblara en una peligrosa línea de dolor placentero... muy contrario ahora.

Donde los toques se sentían ásperos, casi inmovilizándolo en la cama. No le hacían daño, pero su agarre dejaría marcas en su piel. Dilan no luchaba, sabía que hacerlo con un alfa en celo era peligroso no, lo que venía después, podía llegar a ponerse violento y él no quería eso... sobre todo porque sabía que Ryo se lamentaría mucho cuando estuviera en sus sentidos... los cuales estaban ausentes por completo.

Ni siquiera había dicho su nombre en todo el tiempo que había estado penetrando su agujero, al punto que este se encontraba todo rojo, hinchado y sumamente suelto tras contener el nudo del alfa al menos dos veces. Dilan ni siquiera lo sentía ya. Al menos no estaba roto porque no había habido dolor en ningún momento.

Aun así, Ryo lo seguía torturando de aquella manera por ya no sabía cuántas horas. Lo penetraba al punto que su glande rozaba la entrada de su útero que se sentía inflamada y que se negaba a abrirse debido a los medicamentos en su sistema. Eso sí... le había dolido al inicio, pero ante tanta insistencia el dolor había disminuido... quizás por las densas feromonas que lo envolvían y lo aturdían, pero no lo quitaban por completo el raciocinio. Agradecía que al menos estuviese lubricando un poco y eso ayudaba a que las embestidas entraran y salieran más fácilmente, y dado el estado de Ryo al parecer ni siquiera se había dado cuenta.

Su pecho estaba completamente marcado de chupones y mordidas. Ryo había casi masticado sus pezones mientras lo había penetrado y no había parado incluso después de su primer nudo, donde se había quedado quieto. Y una vez que este había bajado unos centímetros tras terminar de llenar el vientre de su pareja se había comenzado a mover a pesar de que aún estaba el nudo a la mitad de su tamaño.

Dilan se había escuchado gemir, gritar, incluso sollozar, pero eso no detuvo al alfa que solo quería saciar el calor dentro de él. Con razón había escuchado que pasar el celo con un alfa era una experiencia aterradora.

Tras el segundo nudo que le había formado sin darle algún descanso y salir de él Ryo había lamido su cuerpo hasta llegar a su agujero y comérselo allí. Dilan que estaba para ese momento tan sensible solo podía sollozar agotado por tanta estimulación y que ya era abrumadora.

Los colmillos del alfa habían raspado hasta su piel. Su lengua era insistente entrando y saliendo de su ano tirando de las paredes irritadas. Había mordido la parte interna de sus muslos, tantas veces que la piel se había vuelto roja, ardía y Dilan sabía que pasaría un tiempo antes que cerraran las heridas. No protestó, no lo había hecho en todo el tiempo que había tenido aquella extensa jornada.

Tampoco lo hizo cuando lo había girado sobre su vientre abultado y lo había vuelto a penetrar. Mordiendo entonces sus hombros, su espalda, besando, dejando marcas, sus dedos apretando tan fuerte su cintura que las huellas quedaban marcadas en su piel. El pene dentro de él golpeaba cada parte de su interior, su cansada próstata que, aunque lo llevara a un orgasmo solo podía salir semen casi transparente pues apenas quedaba algo. Y esto no parecía tener un final pronto. El celo de los alfas podría durar cerca de un día entero... Dilan no sabía cuántas horas habían pasado pero él apenas tenía fuerzas para mantener el ritmo.

Supo que en algún momento mientras el nuevo nudo se formó dentro de él había perdido la conciencia. Todo se había vuelto oscuro a su alrededor y ni siquiera había soñado. Simplemente se había desmayado.

Para un poco más tarde despertar con un gemido que salió de su ronca garganta y sus ojos se abrieron de golpe cuando la cadera de Ryo había golpeado tan duro contra la suya que resonó en toda la habitación. El alfa no había parado de follarlo en todo ese momento.

Dilan contuvo las emociones en su corazón y se limitó a no pensar. No quería hacerlo en ese momento pues su parte racional no pensaría bien, no tendría una respuesta que no lo haría sufrir. Debía esperar a que todo esto pasara. Ryo lo amaba, se lo había dicho y lo había demostrado en todo momento. Ellos saldrían de esta. Cuando todo terminara ellos conversarían y volverían a como estaban antes.

¿Verdad?

Por eso es que no quería pensar... pues su cabeza le daba otras respuestas. Sobre todo, porque...

Ah, un nuevo gemido salió de sus labios y tuvo que morder la almohada. Sus brazos ya no respondían y su cadera se mantenía alzada solo porque los dedos del alfa tenían agarradas sus nalgas abriéndolas para ver donde su pene se perdía.

Su vientre temblaba de espasmos por tantas descargas en su interior y que el alfa parecía no querer que el semen saliera, como si con esto garantizara preñarlo, aunque Dilan sabía que era completamente inútil, su cuerpo si tenía un útero que estaba respondiendo a las feromonas, pero debido a los medicamentos no ovulaba como para formar una vida dentro de él.

Qué lástima. Ese pensamiento hizo que sus ojos se llenaran nuevamente de lágrimas. Ahora entendía porque muchas personas querían traer un hijo, pensando que eso haría que su pareja se uniera más a él, pero un hijo no ataba a nadie, y él no quería traer un cachorro al mundo que sufriera pagando el deseo egoísta de uno de sus padres.

Sin embargo, eso no aplacó el dolor que estaba creciendo dentro de su corazón. Sobre todo, porque el alfa, a pesar de lamer, morder y chupar todo su cuerpo, no había tocado una parte... su nuca.

actualizacion triple

Sucumbiendo al instinto (Omegaverse/Bl/Erótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora