capitulo 12

11.9K 484 61
                                    

Abrí el refrigerador, saqué todos los ingredientes necesarios e hice que los cargara.

-Vamos- toqué su mejilla y nos dirigimos a la mesa. Sebas puso todos los ingredientes.

-¿Y ahora?

-Tráeme un bol- dije y Sebas me miró y alzó una ceja- ¡Bien! ¡Vamos!Le tomé la mano y fuimos a un estante, me empiné para tomar el bol pero estaba muy alto. Sebas me tomó de la cintura y me elevó hacia el bol, lo tomé.

-¿No era más fácil que lo bajaras tú?

-Si- sonrió.

-Yo no me enamoro- le dije mirándolo a los ojos.

-Yo tampoco- me dio un abrazo por detrás y me dio un beso en la mejilla. Me descontroló por completo.

-¿Qué haces?- No podía negarlo, me puso nerviosa ¡No no no! ¡Estaba tratando de comerme el cerebro!

-¿Quién es Dylan?

-Eso...- me volteé quedando frente a sus labios-...debes investigarlo tú mismo-Me volteé y comencé a mezclar los ingredientes.Terminé de cocinar todo, Sebas y yo nos sentamos en el desayunador y comenzamos a comer.

-Enserio creía que esto me iba a matar a los tres segundos pero han pasado como veinte y sigo vivo- dijo con la boca llena de comida.

-Es mi desayuno favorito, pero le falta un ingrediente- me levanté.

-¿A dónde vas?

-Hagamos algo. Si no regreso dejo que me des a latigazos en la cama y si regreso te los doy yo

-Ya se me hacía raro que no habías dicho algo así.

-Me activo con la comida. Soy al revés de la gente normal, está gruñona cuando no come y tranquila cuando lo hace, yo soy lo contrario.

-Debo mantenerte a dieta seguido.

-Ya regreso, prepara tu trasero para el dolor.-Sebas se levantó y me siguió. Abrí el refrigerador y saqué el sirope de chocolate.

-No le echarás eso.

-Sabe mejor.

-¿Tratas de purgarme o algo por el estilo?

-¿Y quién dijo que era para el omelet?

-¿Y para qué es?- alzo una ceja

-Para comérnoslo sobre nuestros cuerpos- Abrí el sirope y dejé que el líquido cayera en mi boca haciendo movimientos provocadores con mi lengua.

-Ese internado tiene mucho trabajo por hacer.

-No te ilusiones, si es para el omelet- Me fui de regreso a la mesa y los llené con el chocolate, seguí comiendo. Sebas se devolvió conmigo y comió el omelet.

-Tenemos que irnos ya.

-Espera...es que debo decirte algo.

-¿Qué?-Tomé el sirope y me levanté, me acerqué al oído de Sebas.

-¿Recuerdas ayer? En la limusina, ambos sin camisa ¿Recuerdas mis pechos?- mordí mis labios, Sebas no emitía ni una palabra- ¿No te los imaginas totalmente cubiertos por esto?- Presioné el recipiente y dejé caer el líquido sobre la mesa, cerré los ojos de Sebas con mis dedos, unte mi dedo con chocolate y lo rocé por los labios de Sebas, él sacó su lengua y lamió mi dedo, yo seguía respirando cansada en su oído- ¿No te gustaría hacerlo realidad?- Deslicé mis dedos por su cuello y metí la mano en su camiseta, masajeé su pezón izquierdo y saqué la mano suavemente. Mientras con esa mano hacía eso con la otra sacaba mi camisa, y luego hice lo mismo con la mano contraria para sacarme la otra mano de la camisa- Sebas...-deslicé mi lengua por el lóbulo de su oreja, noté como se erizaba la piel de su brazo. Tomé mi camisa y rodeé sus ojos con ella, rápidamente la anudé de atrás y salí corriendo como pude.

-¡Maldición!- dijo Sebas mientras trataba de quitarse la camisa de la cara mientras yo corría.

-¿Estaría rico no?- di una carcajada hasta que choqué con alguien; mi padre

-¡_____!

-Pa....pi- hice cara de inocencia.

-¡Qué afán el tuyo de andar sin camisa!

-Le da mil usos, todos menos traerla puesta- se acercó.

-Eres un desastre.

-Por favor, sabía que no iba a escapar con eso...sólo quería divertirme ¿Por qué no estás en el trabajo?

-Eres un desastre pero debo despedirte- me abrazó. Miré a Sebas mientras abrazaba a mi padre y me chupé los dedos uno por uno y le guiñé un ojo, él sólo negó con la cabeza.

-Ve a bañarte, alístate y sales a Londres.

-Creo que no hay de otra- me encogí de hombros.

-No le creo- dijo Sebastian

-No ni yo- ambos rieron. Se me contagió su risa- No mas travesuras- me miró a los ojos, yo alcé ambas cejas- Inténtalo ¿Si?

-Voy a bañarme. Sebas espero que sepas restregar bien en los rincones- dije caminando hacia la habitación, Sebas me seguía.

-¿No te da pena decir esas cosas frente a tu padre? Eso es sinvergüenza

-Se llama honestidad. No soy falsa ni hipócrita, digo lo que pienso y a veces sin pensarlo. Esta soy yo, quien le guste bien y al que no pues al cuerno.

-De eso ya me di cuenta- entramos a la habitación.

-Me traes mis sales de baño y mi jabón especial de la india.

-Aquí tienes una toalla y un jabón líquido que encontré en un baño- me los dio.

-¿Qué haré con esto? ¿Lavar el inodoro?

-No está mal la idea, apúrate.

-Sabes Sebas, sé lo que causo en ti- me acerqué lentamente.

-¿Lo dices por lo que hiciste en la cocina?

-¿Aun te acuerdas de eso? ¿No que los caballeros no tienen memoria?

-Fue hace tres minutos.

-Hay algo bueno en todo esto- dije y subí a la cama.

-¿Qué haces?

-Como huí...- me quité la pijama, quedé en ropa interior-...tú ganaste- desabroché mi sostén.

-¡Oye oye! ¡No hagas eso!

-Trae el látigo, Villalobos- me quité el sostén, tapé mis pechos con un brazo y con el otro tomé el sostén.

-¡Por que te estorba tanto la ropa!

-Mira, te enseño- tomé mi sostén y di azotes al aire como si fuera un látigo- ¡Así! ¡Asi!- dije de forma erótica- ¡¡Ahhh!! ¡Con fuerza!- gemí.

 Escuché unos pazos que venía de la puerta, supe que era mi padre, tal vez no evitaría ir a ése internado, pero mi padre ya no confiaría en Sebas. Me lancé a Sebas y él cayó sobre mí en la cama. La puerta se abrió y mi padre entró.

-¡¿Qué es esto?!




Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora