Abrí el refrigerador, saqué todos los ingredientes necesarios e hice que los cargara.
-Vamos- toqué su mejilla y nos dirigimos a la mesa. Sebas puso todos los ingredientes.
-¿Y ahora?
-Tráeme un bol- dije y Sebas me miró y alzó una ceja- ¡Bien! ¡Vamos!Le tomé la mano y fuimos a un estante, me empiné para tomar el bol pero estaba muy alto. Sebas me tomó de la cintura y me elevó hacia el bol, lo tomé.
-¿No era más fácil que lo bajaras tú?
-Si- sonrió.
-Yo no me enamoro- le dije mirándolo a los ojos.
-Yo tampoco- me dio un abrazo por detrás y me dio un beso en la mejilla. Me descontroló por completo.
-¿Qué haces?- No podía negarlo, me puso nerviosa ¡No no no! ¡Estaba tratando de comerme el cerebro!
-¿Quién es Dylan?
-Eso...- me volteé quedando frente a sus labios-...debes investigarlo tú mismo-Me volteé y comencé a mezclar los ingredientes.Terminé de cocinar todo, Sebas y yo nos sentamos en el desayunador y comenzamos a comer.
-Enserio creía que esto me iba a matar a los tres segundos pero han pasado como veinte y sigo vivo- dijo con la boca llena de comida.
-Es mi desayuno favorito, pero le falta un ingrediente- me levanté.
-¿A dónde vas?
-Hagamos algo. Si no regreso dejo que me des a latigazos en la cama y si regreso te los doy yo
-Ya se me hacía raro que no habías dicho algo así.
-Me activo con la comida. Soy al revés de la gente normal, está gruñona cuando no come y tranquila cuando lo hace, yo soy lo contrario.
-Debo mantenerte a dieta seguido.
-Ya regreso, prepara tu trasero para el dolor.-Sebas se levantó y me siguió. Abrí el refrigerador y saqué el sirope de chocolate.
-No le echarás eso.
-Sabe mejor.
-¿Tratas de purgarme o algo por el estilo?
-¿Y quién dijo que era para el omelet?
-¿Y para qué es?- alzo una ceja
-Para comérnoslo sobre nuestros cuerpos- Abrí el sirope y dejé que el líquido cayera en mi boca haciendo movimientos provocadores con mi lengua.
-Ese internado tiene mucho trabajo por hacer.
-No te ilusiones, si es para el omelet- Me fui de regreso a la mesa y los llené con el chocolate, seguí comiendo. Sebas se devolvió conmigo y comió el omelet.
-Tenemos que irnos ya.
-Espera...es que debo decirte algo.
-¿Qué?-Tomé el sirope y me levanté, me acerqué al oído de Sebas.
-¿Recuerdas ayer? En la limusina, ambos sin camisa ¿Recuerdas mis pechos?- mordí mis labios, Sebas no emitía ni una palabra- ¿No te los imaginas totalmente cubiertos por esto?- Presioné el recipiente y dejé caer el líquido sobre la mesa, cerré los ojos de Sebas con mis dedos, unte mi dedo con chocolate y lo rocé por los labios de Sebas, él sacó su lengua y lamió mi dedo, yo seguía respirando cansada en su oído- ¿No te gustaría hacerlo realidad?- Deslicé mis dedos por su cuello y metí la mano en su camiseta, masajeé su pezón izquierdo y saqué la mano suavemente. Mientras con esa mano hacía eso con la otra sacaba mi camisa, y luego hice lo mismo con la mano contraria para sacarme la otra mano de la camisa- Sebas...-deslicé mi lengua por el lóbulo de su oreja, noté como se erizaba la piel de su brazo. Tomé mi camisa y rodeé sus ojos con ella, rápidamente la anudé de atrás y salí corriendo como pude.
-¡Maldición!- dijo Sebas mientras trataba de quitarse la camisa de la cara mientras yo corría.
-¿Estaría rico no?- di una carcajada hasta que choqué con alguien; mi padre
-¡_____!
-Pa....pi- hice cara de inocencia.
-¡Qué afán el tuyo de andar sin camisa!
-Le da mil usos, todos menos traerla puesta- se acercó.
-Eres un desastre.
-Por favor, sabía que no iba a escapar con eso...sólo quería divertirme ¿Por qué no estás en el trabajo?
-Eres un desastre pero debo despedirte- me abrazó. Miré a Sebas mientras abrazaba a mi padre y me chupé los dedos uno por uno y le guiñé un ojo, él sólo negó con la cabeza.
-Ve a bañarte, alístate y sales a Londres.
-Creo que no hay de otra- me encogí de hombros.
-No le creo- dijo Sebastian
-No ni yo- ambos rieron. Se me contagió su risa- No mas travesuras- me miró a los ojos, yo alcé ambas cejas- Inténtalo ¿Si?
-Voy a bañarme. Sebas espero que sepas restregar bien en los rincones- dije caminando hacia la habitación, Sebas me seguía.
-¿No te da pena decir esas cosas frente a tu padre? Eso es sinvergüenza
-Se llama honestidad. No soy falsa ni hipócrita, digo lo que pienso y a veces sin pensarlo. Esta soy yo, quien le guste bien y al que no pues al cuerno.
-De eso ya me di cuenta- entramos a la habitación.
-Me traes mis sales de baño y mi jabón especial de la india.
-Aquí tienes una toalla y un jabón líquido que encontré en un baño- me los dio.
-¿Qué haré con esto? ¿Lavar el inodoro?
-No está mal la idea, apúrate.
-Sabes Sebas, sé lo que causo en ti- me acerqué lentamente.
-¿Lo dices por lo que hiciste en la cocina?
-¿Aun te acuerdas de eso? ¿No que los caballeros no tienen memoria?
-Fue hace tres minutos.
-Hay algo bueno en todo esto- dije y subí a la cama.
-¿Qué haces?
-Como huí...- me quité la pijama, quedé en ropa interior-...tú ganaste- desabroché mi sostén.
-¡Oye oye! ¡No hagas eso!
-Trae el látigo, Villalobos- me quité el sostén, tapé mis pechos con un brazo y con el otro tomé el sostén.
-¡Por que te estorba tanto la ropa!
-Mira, te enseño- tomé mi sostén y di azotes al aire como si fuera un látigo- ¡Así! ¡Asi!- dije de forma erótica- ¡¡Ahhh!! ¡Con fuerza!- gemí.
Escuché unos pazos que venía de la puerta, supe que era mi padre, tal vez no evitaría ir a ése internado, pero mi padre ya no confiaría en Sebas. Me lancé a Sebas y él cayó sobre mí en la cama. La puerta se abrió y mi padre entró.
-¡¿Qué es esto?!
ESTÁS LEYENDO
Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|
FanfictionLas fiestas,la ropa, los chicos, la fama,el dinero, la posición social y todos los demás placeres de los que puedo gozar a mis cortos 16 años he vivido muchas cosas, nada malas por cierto. Padres millonarios y viviendo la vida que me merezco. Me dan...