capitulo 56

8.6K 379 18
                                    

- me provocas demasiado, esta noche sabrás lo que es pasión.

-Enséñame que tan bien enseñas.

Me lancé sobre sus labios para devorarlos a punta de mordidas y lamidas suaves, mordía su lengua y bajé a su cuello para lamerlo con fuerza mientras restregaba el chocolate de mis senos sobre su pecho.

-Sigue haciendo eso.

-¿Esto?- restregué mis senos con más fuerza mientras Sebas miraba como nuestros pechos se frotaban entre este líquido, soltó un suspiró de placer. Me tomó de la cintura y me puso bajo su cuerpo, comenzó a lamer mis senos y comerse todo el chocolate embarrado en mí. Sebas tomó el sirope que había tirado y comenzó a esparcirlo por mi cuerpo en forma descendente, lo volvió a lanzar y recorrió su lengua por todo el camino que había dejado el chocolate.

-Ya no puedo más, hazlo ya

Sebastian me obedeció y se adentró en mí sin piedad. Sus movimientos eran fuertes y rápidos y me provocaban soltar gritos de placer, lo que a Sebastian lo llenaba más de placer. Terminamos nuestro cometido en el baño para limpiarnos todo el chocolate que estaba esparcido en nuestra piel, me tomó en sus brazos y me recostó en la cama, se recostó a la par mía y me abrazó

-Perdiste- rió.

-¿Cuál es mi castigo?

-Para que no te duermas enojada conmigo, mejor te lo digo mañana.

-Son las dos de la mañana.

-No seas impaciente- acarició mi mejilla y su rostro se tornó serio.

-¿Que sucede?

-Mi madre estaría muy decepcionada de mí por lo que le dije a mi padre.

-Sebastian, nadie es perfecto. Ni tú ni ellos, cada quien comete sus propios errores. Al fin quien vive tu vida eres tú y eres tú el único que vive con tus decisiones. Tu madre ya no está y cuando tu padre ya no esté ¿Quien te cuidará? Nadie, te cuidarás tú sólo, y ellos no te han enseñado a valerte por ti mismo y eso es algo muy malo, el día que ya no esté tu padre y te enfrentes al mundo no sabrás como hacerlo porque nunca aprendiste como. Sé que yo vivo en el extremo contrario que el tuyo pero ésa es mi vida y soy yo quien vive con esos extremos, sé que no es bueno, que lo mejor es un balance pero yo soy extremista y lo sabes, pero tú...tú debes vivir la vida al máximo sin dejar de ser quien eres

-¿Qué hiciste con mi niña mal?- dijo asustado.

-¡Sebas!- reí.

-Desde que te conocí he dicho esto...Eres muy inteligente.

-Si, pero que sólo use mi inteligencia para el mal no significa que no comprenda otras cosas también.

-Ya veo, hora de dormir- me dio un beso en la frente.

-Está bien, descansa- me acurruqué en sus brazos y me dormí muy cómoda.

No sé cuanto tiempo pasó cuando sentí que Sebastian se levantó, yo abrí los ojos, él se sentó en la ventana viendo hacia los rascacielos, supuse que se sentía mal y extrañaba a su madre, así que me levanté para acompañarlo, él no se percató que yo me había despertado, mientras me acercaba a él escuché que hablaba consigo mismo.

-Cuanto te extraño, mamá. Gracias por todo lo que me diste, di todo de mí para ser un buen hijo, perdóname si en algún momento te di algún problema....-suspiró, justo iba a tocar su hombro cuando-....ay ____, perdóname tú también, algún día tendré que decírtelo, no puedo ni imaginar cuando te des cuenta que tú no fuiste la primera...

-Así es como reaccionaré- di la vuelta y me puse u abrigo.

-_____ ¿Qué haces?

-Me largo de aquí- me dirijí hacia la puerta.

-No te vayas, déjame explicarte- fue tras de mí.

-¿Qué me vas a explicar? ¿Que me mentiste?

-Yo no te he mentido.

-Me ocultaste lo de Sara y aún así no me importó, me obligas a que cambie cuando tú no lo has hecho- salí por la puerta, Sebastian me siguió.

-¡¡A donde vas!! ¡Son las cuatro de la mañana!

-Lejos de tí. Ay si, que niña mal, eres una malvada, perversa, juega sentimientos pero yo soy un mentiroso ¿Eso si no?

-¡Detente y déjame explicarte!

-¡¡No me expliques nada!! No me vuelvas a buscar, tu padre tenía razón; buscas niñas malas que te entretengan y cuando ya se portan bien te buscas una más mala.

-Eso no es cierto, déjame explicarte.

-¡Déjame en paz!

-Por favor escúchame, si después de escucharme quieres irte lo aceptaré.

-¡¡No quiero escucharte!! Escuché suficiente- detuve un taxi.

-No hagas esto- me subí al taxi- Prometimos juntos ante todo y todos

-Ya veo porque lo prometiste...-arrancó el taxi- Al aeropuerto, por favor.

Llegué al aeropuerto y tomé el primer vuelo a Las Vegas, sentí el vuelo más eterno de mi vida, tomé otro taxi para llegar a casa, cuando entré Denise me recibió.

-¿Que hace aquí?

-¡Es mi casa, ignorante!

-¿No estaba en el internado con el joven Sebastian?

-¡¡Que te importa empleaducha!!

-¿Sus padres saben que regresó? ¿O es que se escapó?

-¡Pero que criada más metiche! ¡Ve a limpiar cualquier cosa, déjame sola!- subí las escaleras y llamé Juana.

-¿Hola?

-Juana regresé a Las Vegas.

-¿Qué pasó? ¿Por qué regresaste?

-Hablamos de eso en otro momento, nos vemos esta noche en el ''Paradise Club''.

-Pero...no entiendo nada.

-¡Sólo haz lo que te digo!- colgué. Mi puerta sonó- ¡Lárgate, Denise!

-No soy Denise- abrió.

-¡Mamá!- la abracé- ¿Cómo estás?

-¿Que haces aquí? Pensé que te quedarías con Miranda.

-Si, pero extrañaba Las Vegas...ya sabes que esta ciudad es mi vida.

-Me doy cuenta. Que lástima lo que sucedió con la directora, me imagino Sebas como ha de estar pasándolas. Espero que hayas aprendido un poco en el tiempo que estuviste ahí.

-Cuatro malditos meses- caminé hacia afuera.

-Tu padre está de viaje y yo tengo una cena con unos empresarios, si quieres invita a Juana a quedarse.

-No hay necesidad, yo me quedaré donde ella.

-Está bien, compórtate- se fue.

-No tienes ni idea de como me comportaré.

Me alisté y bajé las escaleras.

-¿Dónde va?

-Yo...-quedé pensativa- Denise, arréglate, saldremos a divertirnos.

-¿Qué? ¿Dónde?


Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora