Capitulo 72

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Maratón 4/10

-Pues me encantaría que fuera él quien pretendiera a mi hija, no tiene un buen pasado pero se acaba de graduar de una muy buena universidad y tiene un gran futuro por delante.

-Me alegro, muero por conocerlo.

-Bueno, pasa, sabes que esta es tu casa.

 -Gracias- Caminé hasta la cocina y me hallé a Juana besando al chico, ella estaba de espaldas y lo tapaba, yo sonreí, no quise interrumpirlos pero moría de curiosidad. Comencé a aplaudir.

-¡Tranquilos que hay un tanque de gas en esta cocina y aquí parece que esta en llamas! Tómenlo con ca...- pausé y quedé atónita al ver, Juana se volteó dejándome ver al chico que la tenía pegada a sus labios, no pude creerlo, era...-¡¿Mario?!

-¡_____!- Se emocionó y miró a Mario quien estaba boquiabierto.

-Juana ¿Cómo pudiste hacerme esto?

-¿Hacerte esto? ¿Hacerte qué?

-Mario- dije en un hilo de voz.

-¿Se conocen?-dijo Juana y miró a Mario.

-Te dije que no iba a esperarte.

-Púdranse ambos- salí corriendo mientras las lágrimas rodaban por mis mejillas. 

Azoté la puerta y salí en mi auto lo más rápido que pude, puse mi velocidad a 200 km y aumentando. Muchas cosas empezaron a correr por mi mente:

***Flashback ***

-¿No te parece demasiado revelador?

-¿Revelador? ¿Te refieres a mí?

-No sé ni para que me molesto.

-Ya sabes lo que dicen...Si el producto no se exhibe no se vende

-Hola ¿Está la señora _____(TA)?

-¿Tú quién eres?- estaba atontada, este chico estaba como quería, me hipnotizó en un segundo, sus ojos hermosos, su pelo, sus labios, esa sonrisa coqueta. Sea quien sea esta noche iba a tener una noche divertida con él.

-Me llamo Sebastián Villalobos los señores me contrataron para cuidar a su hija _____esta noche.

 -¿Y qué harán?- me crucé de brazos.

-Enviarte a un internado.

-¡¡¡Qué!!!

-señor, usted no puede hacer eso. ¿Qué voy a hacer yo sin ella?

-¡Pero que dependencia psicológica tan enferma tienes con ____!

-Ella es mi mejor amiga y la defiendo con uñas y dientes- dijo molesta

¡Maldito recuerdo! Fue el que más me dolió, cerré mis ojos por unos segundos, conducía a ciegas, los recuerdos seguían fluyendo..

-¡Malditas perras!- gritaba.

Juana lanzó una carcajada y yo...bueno yo sólo me asomé a la ventana y le mostré mi hermoso dedo medio Ya llevábamos algunas calles adelante por lo rápido que conducía Juana, me lancé al asiento del copiloto.

-Dame esos cinco, mi amor- Juana alzó su mano y las chocamos

-Buenas noches, Señoritas. ¿En qué podemos atenderlas?

-Mi novia y yo queremos pasar una noche candente. Dénos una pinche habitación.

-¿Con registro o anónimas?

-Anónimas.

-Pero que tímida eres mi reina, así no te portas en la cama.

-Es que mi lado salvaje sólo es para ti

Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora