-¡Maldita!- me senté
-No no no, no te muevas, no puedes hacer ningún esfuerzo-dijo Sebastian
-¿Y pretendes que me quede aquí mientras esa ensalada tiene a mi hija?
-Por favor, actuemos de manera madura. Me llamó y me dijo que...la única forma de que pudiera estar cerca de la niña es que...me vaya a vivir con ella.
-¿Tú y ella?
-Sí, y darle mi apellido como hija de ella y mía.
-¿Qué? ¡Está loca!
-Dijo que si le avisaba a la policía...le haría daño a nuestra bebé.
-No puedo creerlo ¿Por qué pasa esto?- comencé a llorar, Sebas me abrazó e igualmente se comenzaron a rodar su lágrimas- ¡Esto es tu culpa! ¡Como te enrredaste con esa!
-No vas a culparme por lo que está pasando.
-Además dejaste sola a Jane.
-¿Y tú piensas que yo sabía que iba a pasar esto?
-No sé tú pero yo iré por mi Jane- me levanté
-Acuéstate.
-¡No! ¡Y más vale que me ayudes!
-No puedes hacer esto ¡Se abrirán tus puntos!
-¡Y dale con los puntos! Apártate- comencé a vestirme.
-No te dejaré hacer esto- me tomó de la cintura y me cargó.
-¡Suéltame!
-¡No patalees! ¡No me hagas sedarte de nuevo!
-No no, ya no.
-Hagamos un trato, pero recuéstate-dijo y me recosté ¿acaso me estaba empezando a controlar?- Yo te traigo a nuestra hija esta misma noche pero tú no te mueves ni un centímetro ni intentas alguna locura.
-¿Me lo prometes?
-Te lo juro.
-¿Dónde está Joan?
-Sobre eso...el bebé ya está bien pero necesita comer y pues...eso sólo tú puedes hacerlo- acarició mi mejilla.
-Tráelo, yo lo quiero tener.
-Está bien- se asomó por la puerta- Ya lo traen.
-No quiero que nada le pase a Jane.
-Nada le pasará, tranquila.
-¿Tranquila? ¿Enserio?
-Te traerán a Joan, yo veré que hago- salió de la habitación.
A los minutos entró Mario con el bebé. Me lo entregó
-Ya abrió los ojos-dijo Mario
-Por Dios, son igual a los de Sebas-dije
-Son mejores los ojos marrones.
-Cállate, los ojos de mis tres bebés son los más hermosos del mundo.
-¿Tres?
-Sebas, Joan y Jane.
-¿Cómo sabes que los de Jane también son así?
-Son gemelos ¿No?
-Es cierto- se sentó a la par mía.
Contemplé al bebé de pies a cabeza, era tan hermoso
-Te amo, mi amor...
-También yo-dijo Mario
-¿Qué?-dijo Juana entrando a la habitación
-Juana..-dijo Mario
-¿Qué fue eso?
-Se lo decía a Joan pero Mario se coló-dije
-Ohh ya. Bueno- se acercó- ¿Verdad que está hermoso?
-Es el bebé más hermoso del mundo...pero no se lo digas a tu hermana- le susurré, él sonrió.
La puerta se abrió y Sebas entró.
-¿Pueden dejarnos solos?- dijo serio. Juana y Mario salieron.
-Mira, Sebas Tiene tus ojos- Sebastian se acercó y miró al bebé.
Sebastian presionó sus dientes, algo le pasaba. Tomó al bebé en sus brazos y lo cargó por unos instantes.
-¿Has sabido algo de Jane?
Sebas miró por la ventana, se volteó y miró a Joan, sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
-Nuestro hijo es hermoso.
-Como tú.-dije- ¿que pasa?-le pregunte
-tenemos que separarnos
-¿Por Leigh?
-Así es, no dejaré que le pase nada a mi hija.
-Entiendo, un mes.
-Ok- salió.
No me importaba que Sebastian se fuera, al menos estaba segura que Jane estaría segura, yo estaba imposibilitada durante treinta días que era lo que duraba la cicatrización, mientras debía cuidar de Joan. Me dieron de alta en el hospital y pasé treinta días sin ver a Sebas, mientras cuidaba de mi pequeño, era tan lindo, tan frágil.
Me sentía tan débil ante él, algo que nunca había sentido, él se miraba tan vulnerable, pero más bien era yo la que se hacía débil con tenerlo en los brazos. Llegó el día treinta, mis bebés cumplían un mes y yo no podía estar cerca de una de ellos, mi teléfono sonó.
*
-¿Cómo está Joan?-pregunto Sebastian
-Bien ¿Cómo esta Jane?
-Hermosa-dijo
-¿Y Leigh?
-Está aquí.
-¿Me la pones?
-Quiere hablar contigo-dijo Sebastian a Leigh
-Yo no quiero hablar con ella-dijo Leigh
-Por favor-insistió Sebastian
-Está bien, ten a Leah.
-¿Leah?-pregunte
-Así es, Sebastian y yo tenemos una niña llamada Leah.
-Eres una desquiciada, mi hija se llama Jane.
-¿Ibas a decirme algo?
-Quiero hacer un trato contigo.
-No te daré a la bebé.
-No quiero que mi hija crezca lejos de su hermano...quiero entregarte a Joan.
-¿Qué?
-Así es, Sebastian cuidará muy bien de ambos, sólo quiero lo mejor para ellos...así tendrás algo que...te una más a él.
-¿Cómo me lo darás?
-Yo misma iré a dejártelo, sólo te pido que me dejes ver a la niña una vez.
-Está bien, te espero en una hora y si traes a alguien tu niña lo paga- me dio la dirección.
*
ESTÁS LEYENDO
Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|
FanfictionLas fiestas,la ropa, los chicos, la fama,el dinero, la posición social y todos los demás placeres de los que puedo gozar a mis cortos 16 años he vivido muchas cosas, nada malas por cierto. Padres millonarios y viviendo la vida que me merezco. Me dan...