capitulo 32

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-No te hagas el que quiere que yo haga lo que tú dices, todo lo contrario quieres vivir este día a mi modo- dije

-¡Deja de decir tonterías! ¿Qué haremos hoy?

-Bueno- caminé alrededor de él contemplándolo- Primero te me quitas esas fachas de niño bueno, iremos a una tienda y te compraremos algo que si sea de gente normal.

-¿Bromeas?

-Ah ah...vamos.- dije. Salimos del edificio y llegamos al parqueadero, Sebastian se dirigió a la limo.

-Ni se te ocurra. Nos vamos aquí- subí al descapotable. Sebastian rodó los ojos y se acercó.

-Dame las llaves-pedí

-¿Qué?

-Que me des las p#/%$ llaves, sordo.

-No confío en ti.

-Bien, volveré al apartamento- me di la vuelta.

-¡Espera!- me detuvo. Lo sabía, Sebastián deseaba este día como ningún otro, moría por correr riesgos.

-¿Dime?- me volteé. me lanzó las llaves y las atrapé en el aire-Mucho mejor- subí al auto igual que Sebastian y conduje hasta llegar a una tienda. Sebastian se probó varios atuendos hasta que llegó el indicado.

-Parezco un callejero- dijo y reí

-Uno muy sexy- interrumpió la cajera

-Sexy te dejaré la cara de la arrastrada que te daré si..

-Oye oye calma- me interrumpió Sebastian

-Sólo di mi opinión- se defendió la cajera

-¿Quieres que te diga dónde puedes meterte tu opinión?

-Me respetas niña.

-Que te respete las bragas sucias que traes puestas.

-No no no. Tenga- Sebastian le dio una tarjeta de crédito- Páguese, rápido por favor.

-Lo que me pidas, hermoso.

-Ahora si- me lancé sobre el mostrador.

-¡¿Que haces?!- me grito Sebastian

-¡¡Seguridad!!- grito la cajera,me lancé sobre la cajera y comencé a golpearla en el suelo. Sebastián me apartó.

-¡¿Que te pasa?!

-¡No te metas Sebas! ¡Déjame desbaratarle la boca a esta maldita pe..

-¡¡Cálmate!!

-Debo pedir que se retiren-pidió la cajera y le devolvió la tarjeta.

-Corriendo-dijo Sebastian y me tomó de la cintura.

-¡Suéltame! ¡Suéltame que la voy a matar!

-Tú no matas a nadie-Me empujó hasta el auto y arrancó.

-¡Eres un idiota! ¿Por qué no me dejaste arrancarle la cabeza?

-¡Cálmate o te juro que te encinto la boca!-me amenazo. Crucé mis brazos y rodeé mis ojos molesta.

-Dame tu teléfono-pedí

-¿Para qué?

-¡Que me lo des!

-¡No te daré nada si me estás gritando!

-No conozco Londres, dámelo para saber la dirección de donde quiero ir.-Sebastian me dio el teléfono, entré al navegador y busqué a dirección, la encontré.

Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora