112 Final.

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-Debo mostrarte algo.

-¿Tienes un hijo aparte?

-¡No!

-Entonces ¿Qué?

-Acompáñame- me tomó de la mano y caminamos, hasta que llegamos

-¿Qué es esto?

Es un castillo inglés.

¿Por qué me trajiste aquí?

-Está vacío, lo rente para nosotros.

-Pero..¿Y la fiesta?

-La fiesta la haremos tú y yo aquí solos.

-Wow, ya vas aprendiendo a ser desocupado.

-No lo creo, estaremos muy ocupados ahora.

Me tomó de la mano y me dirigió hasta adentro

-Wow- suspiré. 

Sebastian me tomó de la cintura por la espalda y apartó mi cabello, me empezó a besar suavemente en el cuello, mi piel se erizó, me levantó y sacó los tacones de mis pies. Desabrochó uno por uno con lentitud los botones de mi vestido y lo dejó caer en el suelo, yo me volteé para desprender con suavidad su chaqueta y su corbata, se miraba perfecto con esmoquin, pero juraba que me miraría mejor sin él, desabroché su camisa mientras el me daba dulces besos en el oído, desabroché su pantalón y lo dejé caer, él me tomó de la cintura y me recostó sobre la cama. Me miró con sus ojos profundos como siempre lo hacía antes de comenzar

-Te amo, mi hermosa esposa- susurró. 

El movimiento suave de sus labios al pronunciar esas palabras me hizo estremecer y por un segundo pensé que estaba soñando.

-Y yo a ti- uní mis labios con los suyos y comenzamos a frotar nuestras pieles con suavidad, nuestro calor se juntaba y hacía más cálido este encuentro. 

Terminamos de deshacernos de toda nuestra ropa. Besamos cada centímetro de nuestro cuerpo, Sebas acariciaba mis piernas con suavidad mientras se adentraba a mí con intensidad, besaba mis pechos y me llevaba a la cumbre del placer, todo era perfecto hasta que...mi teléfono sonó.

-Ni se te ocurra contestar.

-Sólo déjame ver quien es.

-No importa quien sea, estamos aquí sólo tú y yo.

-Por si no recuerdas ya no sólo somos sólo nosotros dos, hay dos personitas más también.

-Tu madre los está cuidando con Denise, disfrutemos de nosotros- el teléfono dejó de sonar.

-Entonces imagino que quieres disfrutar algo- lo recosté y comencé a besar cada centímetro de su cuerpo, el teléfono volvió a sonar. Sebastian lo tomó mientras yo seguía en mi labor.

-¿Hola?- dijo en un gemido- ¡Suegra!- me detuve.

-¿Qué pasó?-pregunte

-Habla tú, a mí me da miedo- me dio el teléfono

-Mamá ¿Qué pasa? ¿Jane y joan están bien?

-Sí, ellos están bien...el único problema es que esta es una celebración de bodas y ¡No está ninguno de los que se casaron!

-¿Qué? ¿Dónde está Juana y Mario?

-¡No lo sé! No se han aparecido aquí igual que ustedes, debes venir ya o tu hija matará a su hermano.

-¿Qué le está haciendo?

-No deja que joan toque a Danielle y lo va a matar ¡Ven de una vez!

-Vamos para allá- colgué.

-¿Qué le paso a los gemelos?

-Nada, pero Mario y Juana tampoco aparecen, los muy cerdos andan fajando y dejaron a su hija tirada.

-Cállate que eso hicimos nosotros.

-Jane y Joan se están matando por Danielle, debemos irnos.

-Está bien- dijo sin ánimos.

Nos vestimos y regresamos a la iglesia, tomamos el coche y llegamos a la mansión. Justo entraban Mario y Juana.

-Te dije que andaban haciendo lo mismo, me debes diez dólares-dijo Juana

-Pero si yo estaba de acuerdo que estaban haciendo lo mismo-dijo Mario

-Que horror ustedes no se componen-dije

-Mira quien habla-dijo Sebastian

Todos aplaudieron al vernos llegar. Joan se lanzó a nosotros llorando.

-¿Qué te pasó, amor?-pregunte

-¡Jane!- dijo entre llanto.

-¡Jane!-grito Sebastian

-No no no- dijo meneando su dedo.

-¡Castigada!

-Joan-dijo Danielle

-¡No! ¡Joan no!-dijo Jane

-Jane, deja que Danielle esté con Joan-Dijo Juana

-¡No!-grito Mario y tomó a Danielle.

-Te pasas de ridículo-dijo Juana y rodó los ojos

-¿Vamos a celebrar o qué?-pregunto Miranda

La celebración comenzó y terminó, todos borrachos excepto los niños claro, aunque encontré a Jane tratando de abrir una botella mientra Joan le daba una flor a Danielle, Jane al ver aquello lanzó la botella al piso enojada y tuvimos que llevarlos al hospital para asegurarnos que estuvieran bien y ningún vidrio los halla alcanzado.

Sebastian y yo regresamos a nuestra casa donde vivimos entre peleas y reconciliaciones, Juana y Mario llegaban a estar con nosotros, salíamos y disfrutábamos todos juntos.

Nuestros hijos crecieron, con forme al tiempo Jane iba compartiendo más a Joan, quien siempre vivió pendiente de Danielle, Jane se burlaba bastante de ellos, Danielle era un amor, pero el único problema es que su mejor amiga era mi hija, que a pesar que no sufrió trastornos en la escuela tenía un carácter fuerte y dominante, Joan llegó a ser exactamente como su padre, firme pero tierno.

Nunca olvidaré que a los 16 años conocí al amor de mi vida por haberme portado tan mal y que todo lo que hice fue a él a quien me llevó. Que cometí muchos errores, que no debemos pasar sobre los sentimientos de los demás para conseguir lo que queremos, pues si algo es para nosotros debemos luchar a toda costa pero con paciencia y perseverancia, pues no hay nada malo en luchar y tener carácter pero para que encapricharnos con algo que no necesitamos y cerrarnos en nuestras ideas si hay un mundo alrededor esperando a mostrarnos muchas cosas más que no conocemos y que tal vez sean mejor vivirlas a otra manera, que todo lo que haces se te regresa y que si no te arrepientes y lo enmiendas a tiempo....puede llegarte a costar muy caro y no podrá haber marcha atrás.


Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora