capitulo 61

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Maratón 5/10

-Veo que ya conociste a Mario-dijo mi padre

-Si- susurré.

-¿Dónde está mi desquiciada?- dijo mi madre y me abrazó.

-Mamá...lo siento.

-No hay cuidado, tuviste una crisis emocional...¡Uh! Hola, Mario.

-Hola, señora ____TA.

-¿Qué hace este áng- ¡Digo! Mario aquí?- me sonrojé. 

Él sonrió con la mirada baja, sabía lo que iba a decir.

-Nos decepcionó lo que hiciste hace rato, además creemos que tienes problemas de control de la ira.

-¿Qué?

-Mario es estudiante de último año de psiquiatría y trabaja en el centro de rehabilitación emocional de Las Vegas.

-¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

-Él tiene está haciendo su tesis de carrera en un experimento emocional que ayuda a la gente con problemas de carácter.

-Sigo sin entender.

-Te internaremos en el centro de rehabilitación emocional donde Mario está haciendo sus prácticas, el te cuidará y te ayudará con tus problemas de actitud.

-¡¡¡Qué!!! ¿Cómo a una loca?

-Exacto-dijo Mario

-Mario

-Lo siento- rió.

Todos me quedaron viendo como esperando algo.

-¿Qué?

-¿No vas a amenazarlo? ¿Matarlo o siquiera ofenderle?

-No- reí.

-Wow, eres muy buen siquiatra-dijo mi madre

-¿Y ustedes se lo creen? Se nota en sus ojos que lo hace para que ustedes consideren que no está tan loca que la dejen quedarse.

-Wow.

-No sólo tú has sido una persona mal-susurro y me guiñó el ojo, se me salió un suspiro.

-Bueno, hora de dormir, mañana temprano vas al centro-dijo mi padre

-Al manicomio-corregí y me bajé de la silla y caminé por la sala, mis padres se habían quedado en la cocina- ¡Estoy loca! Loca loca loca- cantaba mientras caminaba.

Subí las escaleras y entré a mi habitación, me miré en el espejo y vi que me miraba terrible

-Que guapa soy- me dije sarcástica

Me recosté en mi cama, ya estaba toda la habitación arreglada, como si nunca hubiese hecho un desastre. Me quedé dormida instantáneamente.

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-¡¡Arriba!!-grito Mario y me quitó la cobija.

-Dime que sigo soñando- dije de mala gana.

-¿Estabas soñando conmigo? Pero que halagador, ahora ¡Arriba!

-Vete- ¿Yo dije eso?

-¿No soy el cuidador del internado de Inglaterra? Te levantas ya- me tomó en sus hombros.

-¡Oye bájame!- pataleé.

-Pero qué tierna eres- entró al baño y me quitó la ropa bruscamente.

-¡Pero que haces! ¡Morboso!

-Cállate y entra ahí- me empujó a la regadera, encendió la llave y me encerró.

-¡Eres un imbécil! Y yo que anoche creía que eras guapo.

-Que no te guste mi método no quiere decir que deje de ser guapo.

-Engreído

-Báñate rápido que te miro todo a través de la puerta de cristal.

-¿Y qué? Refréscate los ojos por unos minutos.

-Conjuntivitis me puede dar si te miro.

-Inepto.

-Al menos a mí no me encerrarán en un manicomio.

-¡Voltéate que me voy a lavar donde no puedes ver!

No escuché su respuesta, sólo vi que la puerta de cristal se corrió.

-¡¡Que haces!!

-¿Ahora te da vergüenza que te miren desnuda? Eso no fue lo que me informaron.

 -No, ven entra- lo halé hacia adentro y salí para cerrar la puerta pero él puso el pie deteneniendo la puerta. Este chico no era un tonto, se sabía muchas.

-Yo sé lo que harás antes que siquiera lo pienses- salió. Tomó una toalla y me la lanzó a la cabeza- Sal rápido- salió.

-Tonto- sonreí- aunque no tanto- me enrrollé en la toalla y salí.

-Vístete, aunque pronto no importará pues usarás una linda, nueva y muy a la moda ¡¡Camisa de fuerza!!- fingió el tono de un comercial de televisión

-Tú serás el que se trague esa camisa de fuerza- me acerqué a él provocativamente- ¿O me la trago yo?- susurré merodeando sus labios, me tentaba más a mí que a él.

-Lindas palabras con doble sentido.

-¿Muy guapas, no?- mojé mis labios con mi lengua.

-Si- desenrolló mi toalla y me la quitó

-¿Es parte de la terapia?

-No, sólo te estoy castigando por quererte seducir al doctor- me empujó y me comenzó a ¿Latigar? con la toalla.

-¿Qué te pasa?

-Tienes buenas pompas para latigar.

-¡Deja de hacer eso!- corrí pero él me seguía. 

Ambos reíamos como locos cuando la puerta sonó, yo me detuve pero Mario siguió corriendo y tropezó conmigo, cayó sobre mí. Miraba sus labios y él miraba los míos, me iba a acercando a ellos ¿A quién engañaba? Moría por besarle.

Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora