capitulo 49

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este capítulo es bien fuerte para mi. jajajaja

-Las que traen ropa no, son internas-dijo Sebastian 

-Esposen a todos los desnudos-dijo un policía

Arrestaron a todos los nudistas, incluso a Paolo. Se los llevaron, algunos se resistieron y comenzaron a lanzar balas al aire. Todos gritaban y corrían como locos.Era todo tan fatal. Sirenas de policía, de ambulancia, tiroteos, gritos, gente corriendo.

-Quédate aquí y ordena todo esto, yo iré con tu madre-dijo el director a Sebastian

-No, yo quiero ir con ella

-¡Que te quedes y arregles este desastre!

 -Gritame todo lo que quieras pero yo debo ir con mi madre- dijo a punto de llorar.

-¡¡ Joan Sebastián Villalobos soy tu padre y haces lo que yo te ordeno!!- se fue.

La ambulancia y los autos de policía se fueron

-¡A su habitación todas!-grito Sebastian

Todas se fueron a las habitaciones, algunas iban arrastrándose de tan ebrias.

-Estamos muertas, matamos a la directora-dijo Juana

-No digas eso, iremos presas-dije

Sebastian se acercó a una de servicio.

-Ordena un escuadrón de limpieza y que limpien todo esto- se acercó a nosotras- ¡¡Dije que a su habitación todas!!- estaba muy enojado.

-Tú no me mandas.

Sebastian nos tomó del brazo a Juana y a mí con fuerza y nos arrastró hasta nuestra habitación, nos tiró dentro y cerró la puerta; nos quedó un moretón.

-¡¡La matamos!!.-grito Miranda

-¡Cállate!

 -Yo creo que si-dijo Juana

-Debo hablar con Sebastian-dije y salí de la habitación y me dirigí hacia la de Sebastian, escuché que sollozaba.

Abrí la puerta ligeramente y estaba tirado en el suelo con la cabeza acostada en la cama llorando como un niño pequeño.

-Sebastian- dije insegura.me miró con ojos fulminantes, se levantó y se acercó a mí.

 -Si algo le pasa a mi madre, te voy a arruinar la vida.

-No me digas eso.

-No quiero verte.

-Sebas yo..

-Cállate ¡Odio cuando hablas! ¿Qué no ves lo que haces?- me sacudió de los hombros- Si algo le pasa, estarás acabada ¿Me entiendes?- volvió a sacudirme, las lagrimas rodaban de sus mejillas.

-Yo no quería que nada le pasara a tu madre.

-Eres lo peor de mi vida, te mataría en este instante, pero haré algo mejor- salió de la habitación y la enllavó.

-¡¿Que haces?! ¡¡Sácame de aquí!!

A los minutos abrió la puerta y entró con Leigh

-¿Qué hace esta aquí?-pregunte

-¿Niña mal, eh? Tú sabrás lo que es maldad y lo que es dolor. Leigh sonrió. 

Sebastian besó a Leigh frente a mí, la comía viva. Sentí que una bola hirviendo se apoderó de mi garganta. Traté de salir pero la puerta estaba cerrada bajo llave.

-Ven, vas a presenciar esto- me agarró del brazo con fuerza y me sentó en una silla.

-¡Suéltame! 

Sebas tomó la sábana y me amarró las manos y los pies a la silla, también me puso una mordaza para no poder hablar. Sebastian lanzó a la cama a Leigh, y comenzó a besarla enfrente de mis ojos. Le quitaba toda la ropa y ella a él, ambos quedaron completamente desnudos.

Yo empuñaba mis ojos, trataba de soltarme pero era imposible, más bien me lastimaba a mi misma. Ellos se tocaban con desesperación, se notaba el coraje y el resentimiento de Sebastian. Moría ver como la acariciaba con pasión, ver su piel junto a la de ella. Se comían el uno al otro. Él mordía cada parte de su cuerpo, ella lo besaba y me miraba de vez en cuando para burlarse de mí con su risa. besaba su cuerpo, lamía sus pechos y las lágrimas se derramaban de mis ojos, brotaban sin control, gritaba pero apenas se escuchaba por la mordaza. Estaba a punto de desmayarme. Él comenzó a penetrarla con fuerza, ella gritaba de placer, yo no podía más ver eso, empuñaba mis ojos para no ver pero aún así escuchaba sus gemidos y esos ruidos que producían sus cuerpos al unirse. Yo gritaba del llanto, estaba muriendo por dentro. 

No sé cuanto tiempo pasó, yo sólo mantenía mis ojos cerrados y lloraba como una loca. Ahora ya no me imaginaría como sería que Leigh y Sebastian lo hubieran hecho, ya lo tenía visto. Al fin se callaron y acabaron. Sebastian se levantó junto con Leigh, ambos se vistieron, yo moría en llanto

-Ya empaco mis cosas para mañana-dijo Leigh

-Si. Mañana nos vamos a mi apartamento- Leigh se fue- Ahora tú- me miró y me quitó la mordaza. Yo soló gritaba del llanto- ¿Por qué lloras?

-S-suéltame- decía entre llanto.

-Claro, ya no te necesito aquí, como dices tú...me haces bulto- me desamarró, yo tenía lastimadas las muñecas y los tobillos. Sebastian me agarró con fuerza del brazo, yo lloraba casi muerta. Me arrastró hasta mi habitación y me lanzó a la cama con fuerza.

-Ya lo sabes, si le pasa algo a mi madre...Lo que te acaba de pasar será el menor dolor que habrás sentido en tu vida- dio un portazo y se fue. 

No había nadie en la habitación. Ni Juana, ni Jesy ni Miranda. Pero no le puse mente, yo sólo lloraba inconsolablemente, muerta en llanto como una loca.

-Yo...debo salir de aquí- dije entre sollozos. Tomé mi teléfono y llamé a mi padre- Papá.

-¿____?¿Dónde estás?

-Papá, sácame de aquí. Me voy a morir- dije muerta en llanto.

-¿Qué pasó?

-Luego te digo, sólo sácame de aquí, ya no puedo más.

-Lo siento, son las consecuencias de tus actos.

-No puedo.

-Adiós- colgó. Intenté volver a llamar pero estaba apagado igual que el de mi madre

Lloré más o menos una hora hasta que la puerta se abrió.

-Ven-Dijo Sebastian y me tomó del brazo de nuevo.

-¡Suéltame! Por favor, suéltame.

-¿Tú puedes jugar a ser mala no? A ver como se siente del otro lado.

-¿Qué me vas a hacer?

-Vas a aprender el valor de las personas...por las malas

-¡Déjame en paz!

-Cállate o te va peor.

Sebastian me metió en una habitación y me ató las manos.

-¿Tú pediste esto?- tomó una caja, la abrió y la dejó caer. De esta salió una serpiente. La serpiente de Stif era muy inofensiva, era del tipo que siempre había tomado, se caracterizaban por no atacar, pero la que salía de la caja era una cobra.

-Sebastian, eso es una cobra ¡Son venenosas!

-Si, como tú.

-Sebastian no me hagas esto, yo...yo te juro que todo esto no fue a propósito.

-Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.

-Por favor

-Adiós- dio la vuelta.

-Espera...

-¿Qué?-dijo de mala gana

-No me importa. Que me muerda la cobra, que sufra el resto de mi vida, que llore, que pague por todo lo que he hecho. Sólo quiero estar contigo, es todo lo que deseo. Llanto, dolor, tristeza, no me importa pasarlas por ti. Sé que me he equivocado y pagaré cualquier precio por el amor que siento por ti.

Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora