Maratón 5/10
-¡De qué maldita sea sirve ser buena! ¡Cuando era mala tenía a mi mejor amiga y a la persona que amo conmigo! Ahora por andar pensando en los demás sufro yo. ¡Soy una imbécil! ¡Como pude confiar en Juana o en Mario sabiendo exactamente como era! Maldita sea, Sebas. Perdóname por todo lo que te hice, ahora entiendo todo lo que sentías. No sabes cuanto me arrepiento de todo- me recargué en mis rodillas y comencé a llorar desconsoladamente hasta que sentí que me tocaban los hombros, alcé mi vista y no pude creerlo, una persona se agachó a la par mía, estaba mojada completamente y traía un foco consigo.
-Siempre...a pesar de todo y todos- me abrazó
-¿Sebas?
-¿Esperabas a alguien más?
-¿Cómo me encontraste?
-El rastreador en tu teléfono.
-¿Qué haces aquí?
-Tú me ayudaste cuando yo había huido, creo que me toca a mí.
-No tienes que hacer esto.
-____, Tal vez yo no te entienda por completo ni sea idéntico a ti y es eso lo que me gusta de ti. Todos pueden abandonarte pero yo no soy todos, tal vez tú a mí ya no me quieras o tal vez nunca me quisiste, pero que importa si tú no me quieres yo te amo y me basta para sentir que debo asegurarme que estás bien.
-¡Ay, Sebas! Jamás vuelvas a decir que no te quiero- me lancé sobre él a abrazarlo.
-Ven que te vas a resfriar- me tomó de la mano y me guió hasta una pequeña cueva que se hacía de la unión de dos rocas enormes, suficiente para protegernos de la lluvia.
-Está muy oscuro.
-Saca tu super teléfono.
-No te burles de mi teléfono.
-Mira- señaló unas ramas.
-¿Qué tiene?- dije temblando del frío.
-¿Tienes frío, cierto?
-Si
Sebastian tomó las ramas y las unió, sacó un encendedor y prendió en fuego aquellas ramas
-¿Quién trae un encendedor consigo además de un fumador?
-Alguien precavido- se sentó a la par mía.
-Gracias- dije cabizbaja.
-Ni lo menciones, pero...-me miró.
-¿Qué?
-Tienes la ropa remojada, así nunca se te quitará el frío.
-Tú también la tienes mojada.
-Lo mejor es quitársela, así el calor llega más rápido al cuerpo.
-No voy a desnudarme.
-Antes te pagaba porque no te quitaras la ropa, ahora no lo haces ni por ti misma.
-Lo siento, me siento incómoda que me mires sin ropa.
-Esto sí que es raro- me levanté- ¿Dónde vas?
-Tengo una manta en la cajuela de mi auto.
-No vas a salir en lo oscuro tú sola, espera aquí, yo la traeré- Salió y regresó a los segundos con la colcha- Está un poco húmeda.
-No importa- la tomé.Me quité la ropa y quedé en ropa interior y rodeé mi cuerpo con la colcha frente a la fogata para calentarme, me sentí mucho mejor. Sebas se quitó la ropa y se acercó a la fogata pero noté que tenía los labios más rojos de lo común y temblaba un poco de frío.
-Puedes a cobijarte conmigo si quieres
-Gracias- se acercó y los dos nos arropamos con la colcha.
Sentí su manito fría tomando mi cintura.
-¡Que haces!
-Es que tengo frío.
-Pero tu mano está bien fría.
-Lo siento- Apartó su mano.
-Mira- tomé sus manos- Acá está más caliente- puse sus manos sobre mi pecho tibio, él me sonrió.No sé que me pasaba en ese momento.
Me sentía tonta, tenía miedo de decir algo que arruinara el momento. Quería lanzarme sobre él pero me daba demasiada vergüenza, después de todo lo malo que le hice, de lo descarada que fui, de como jugué con él, todas las mentiras, las veces que lo dije, y pero aún me daba vergüenza intentar algo después de haberlo dejado por alguien que no valía la pena. Hasta me sentía un poco incómoda e impotente, sentía que si le insinuaba algo él me rechazaría, no lo sé. Tenía miedo de que se fuera.
-¿En qué piensas?
-En ti- ¿Eso lo dije o lo pensé?
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Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|
FanfictionLas fiestas,la ropa, los chicos, la fama,el dinero, la posición social y todos los demás placeres de los que puedo gozar a mis cortos 16 años he vivido muchas cosas, nada malas por cierto. Padres millonarios y viviendo la vida que me merezco. Me dan...