capitulo 39

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Pasaban mas días, estaba más descarriada que nunca, tomaba sin control. Pasaba tomando las 24 horas del día, festejaba diario, pero...llevaba dos días que Sebastian no me llamaba. Yo no iba a hacerlo, al fin pasó un mes que no hablaba con el. 

Estaba desesperada, su número me salía desconocido porque el área de Inglaterra no podía ser registrada por mi teléfono, ya había pasado una semana que estaba dispuesta a llamarlo pero esto me lo impedía ¿Ya se había olvidado de mí? Luego de quince días más yo ya no salía a fiestas, tomaba sólo de vez en cuando, no quería nada. Ya no quería más de nada, estaba desesperada, necesitaba hablar con Sebastian ¿Por qué no me llamaba? ¡Necesitaba escuchar su voz! Ni siquiera salía de mi habitación, pasaba todo el día frente al teléfono para no perderme si me llamaba, me dormía muy noche esperando su llamada, peor nada pasó.No llamaba, y yo cada día estaba peor. Arruinada, sin Juana, sin Sebastian, sin nada.

Una noche sentada en el sofá con el teléfono en la cara esperando su llamada una vez más, sonó la puerta.

-Denise, ve a abrir- Denise era nuestra criada

-¿Puede abrir usted, señorita? Estoy cocinando y si me muevo se me quema la comida.

-¿Y qué tal si Sebastian llama en lo que yo me levanto? Que se queme la casa pero no me arriesgo a perder la llamada.

-Si que está enamorada, señorita- salió de la cocina para abrir la puerta.

-¡Jamás vuelvas a decir eso o te despido!- la amenacé.

-Sólo decía- abrió la puerta, a los segundos se acercó a mí- Señorita, la buscan.

-No estoy para nadie.

-Pero dicen que es importante.

-¡Estás sorda ¿o qué?! Si voy Sebastian puede llamar y perderé la llamada.

-Ya oyó joven. No lo puede atender porque si usted llama perderá la llamada por atenderlo.

-Supongo que tendré que irme-escuche decir a Sebastian

-Denise, estoy quedando loca...hasta oigo su voz- ella rió

-No es una alucinación...el joven Sebastian está aquí.

-¡¿Qué?!- abrí los ojos y me levanté. Efectivamente, era Sebas. Me paré sobre el sofá y me lancé a él, me atrapó- ¡¡Sebastian!!

-¡¡_____!!- rió

-Los dejaré solos.

-Si, Denise. Lárgate de aquí- ella se fue.

-¿Cómo estás?-pregunto

-Muy....¡¡Molesta!! Maldita sea, seis semanas que no me llamas ¡Ni una maldita señal de vida!

-Lo siento.

-¿Lo siento? ¿Eso es todo? Voy a matarte.

-También yo- acercó sus labios a los míos y me besó dulcemente. 

Enserio extrañaba sus labios, no podía más. Los necesitaba como una loca, no quería despegarme ni un segundo de ellos pero fue exactamente eso lo que me hizo hacerlo.

-Espera ¿Qué estás haciendo aquí?

-¿Me estás corriendo?

-¡No seas idiota! ¡Dime!

-¿Estás sola, cierto?

-Si, mi padre se fue ayer y mi mamá está en un viaje desde hace dos semanas.

-Lo sé. Mi madre habló con tu padre hace unos días.

-¿Pero y tú qué?

-¿Recuerdas lo que me pediste? Lo de Juana.

-¡Si! ¡No me digas que...- salí corriendo hacia afuera- ¡Juana! ¡Juana!- empece a gritar pero nadie contestó.

-No tontita. Juana no está aquí.

-¿Y dónde? ¿En su casa?

-No.

-¿Conseguiste que tu madre le diera el alta?

-Algo mejor, mucho mejor. Te tengo una gran sorpresa...

-¡Dimela de una vez! ¡Habla ya!-lo alenté a seguir

-¡¡¡Volverás al internado!!!


Niña Mal |Sebastian Villalobos y tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora