Capítulo 11

460 20 2
                                    

Maraton (1/5)

No aguante tanta intriga, así que decidí ser directa con él.

Tu: Mario, ¿Cómo sabias donde vivía? -Le pregunte. El dejo de escribir y me miro -
Mario: Fue Matilde. -Me dijo. No logro comprender... quede pensativa -Quería venir para siquiera disculparme y poder avanzar un poco con esto. Así que llame a Mau para pedirle el numero de Matilde y, renegando, me lo dio. Luego hable con ella y bueno... ya sabes. -Me dijo con una risa al final. Fue como si hubiera leído mi mente confundida por saber cómo llego aquí. -
Tu: Ah ya veo. -Le dije ignorando la intriga que me dejo su risita sospechosa. ¿Matilde le habrá dicho algo? - ¿Se te hizo muy lejos?
Mario: No. Es más cerca de lo que creía.
Tu: ¿A sí? -Me exprese sorprendida -
Mario: Vivo a unas 8 calles. Creí que sería más lejos...
Tu: Ah. -Luego de eso no dijimos nada más. El volvió a escribir el párrafo que yo le había marcado en el libro -
Mario: ¿Tus papás trabajan?
Tu: Están de viaje. Estoy ''viviendo sola'' por el momento -Le conté -
Mario: ¿De veras? -Me dijo sorprendido -Desearía poder estar en tu lugar.
Tu: ¿Por... porque dices eso?
Mario: No es por nada, olvídalo.

Su tono frio me dijo todo... algo pasa en su casa. Y no quiere hablar. No soy quien para presionarlo a que me cuente... aunque, siendo sincera, se me arrugo el corazón al ver esa mirada de soledad en él.

~

Recuerdo haber hecho cinco puntos de los 100 con él. Eran tan largos... pobre Mario, de seguro le dolerá la mano en este momento, de tanto haber escribido.
Espero que lo que hice le allá ayudado algo.
Luego de lo que habíamos hablado no dijo ni una palabra más ni yo tampoco. El estaba serio, como enojado... si yo no le decía que pare de escribir, no lo hacía.

{Flashblack}

Tu: Mario debe dolerte la mano de tanto que escribiste... creo que por hoy basta. -Le dije preocupada -
Mario: No te preocupes, estoy bien. Hago este y me voy.

''Hago este y me voy'' por alguna extraña razón no quería que se fuera...

Él había venido a las 4 de la tarde a mi casa y ya son las 7. Solo paramos a las 6 para comer algo y luego siguió escribiendo sin descansar la mano.

Tu: Esta oración mas y ya está. -Le dije. El la escribió y luego soltó el bolígrafo y estiro la mano derecha. - ¿Necesitas ayuda? -Murmure inconscientemente. -

Qué vergüenza. El estúpido y sensual Bautista me había oído. Me miro con esa mirada tan profunda que pone nerviosa a cualquier persona. ¿Cómo es posible que abuse tanto de ese don que tiene? ¿Habrá captado el doble sentido? Espero que no.

Mario: De hecho sí. Estoy siendo muy brusco con mi mano. -Dijo acerca de los masajes que se estaba dando. Mire su mano, la cual estaba un poco roja, luego lo mire a él y me pillo haciéndolo. Mire nuevamente su mano, encendiendo el color de mis mejillas, pude notar una traviesa sonrisa en su rostro. -
Tu: Tengo una crema para este tipo de cosas, siempre le sucede a mi papá. -Le comente nerviosa para romper la tención. -Enseguida regreso.

Subí las escaleras hacia la habitación de mis papas, en su baño estaba la crema esa. La tome y me mire en el espejo. Respire hondo tres veces mientras una vocecita me decía que no cometa estupideces. Y la otra me decía que era una oportunidad perfecta de aprovechar.

La cuestión es. ¿Qué vocecita tiene razón? Una actuaba como Jade y la otra como Matilde. No sé qué aré. ¿Cuál de las dos tiene razón? Bueno, dejare que las cosas pasen por sí solas. Si planeo todo, se que saldrá mal.

Me arregle el cabello y baje abajo. Pude ver a Mario de espaldas sentado en el sillón y a su campera a un lado.

Tu: Aquí esta. -Dije. Me puse enfrente de él, sentándome en la mesita de centro. -
Mario: Tardaste siglos.
Tu: Mentira.
Mario: Es cierto. Tardaste mucho... espero que esa cosa sirva. -Me dijo acerca de la crema. - ¿Arderá?
Tu: No, no arde. Es transparente así que ni te darás cuenta que la tendrás.
Mario: Esperemos...

Al tomar su mano sentí una fina descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Me hice la estúpida y le puse la crema, con mis pulgares comencé a frotar su mano y dedos. Por ratos le echa una mirada a él, que me miraba atento. Ahora entiendo el dicho que dice; ''Una mirada dice más que mil palabras''. Pues, eso me pasa a mí ahora. Como no puedo decirte ''Te necesito'' desde mis labios, tengo que hacerlo si quiera mediante mi mirada, aunque tal vez ni cuenta se dé.
No sé porque hago esto. No sé porque estoy así con él. Si continuamos estando a esta distancia terminaremos besándonos. Eso es algo que desearía con todo mi corazón, pero, me empeñe que primero quisiera saber que él me quiere. Pero, ¡Al diablo todo!

Me aburrí de masajearle la mano con la crema que, remplace por un beso. Bese su mano por encima de ese solido transparente. Cerré los ojos y luego lo mire, levantando la cabeza, Mario solo me miraba sin saber que hacer o decir. Junte mi mano con la suya. El tomo la mía y la acarició. Luego llevo su mano hacia mi cuello hasta llegar a mi mejilla derecha y la acaricio. Todo mientras nos mirábamos fijamente, como si entre nosotros hubiera un mutuo amor... aunque no fuera así.

Luego de... eso. Paso lo que tanto soñé durante noches con mi almohada. Bautista... me besó. Y no sé de donde saco las agallas para hacerlo... el beso al principio no me gusto. Mario iba rápido, como si no tuviéramos más tiempo. Intente detenerlo pero parecía una maquina. No supe qué rayos hacer. ¿Qué estaba pasando con Mario? ¿Así besa siempre? Creo que a este ritmo la cosa pasara a mayores. Puse ambas de mis manos en sus dos mejillas para calmarlo. Me separe de el finalmente y junte mi frente con la suya.

Tu: No te apresures... solo déjate llevar. -Le susurré -

No deje que me contestara y esta vez fui yo quien lo beso. Bloqueare nuestro primer encuentro de mi memoria, ya que, fue horrendo. Contare este como primer.
Lo bese y rápidamente logro adaptarse hasta que paso a que el me besaba a mí. La forma en la cual nuestros labios encajaban perfectamente como un rompecabezas ya armado era tan... mágico. El se apodero de mi labio mientras yo del suyo. Se separo de mí un segundo para luego volver a sorprenderme besándome de una forma diferente. Las manos de él estaban juntas con las mías. Abrió la boca un poco para poder besarme mejor e iniciar ese juego de lenguas... iba a un paso tan... lento, que juraría que el paso de una tortuga bebe era más veloz. Mucho más veloz.

Necesitaba respirar mejor ya que, sus besos me hacían la vida imposible. Me separe de él y me le quede viendo con una mirada que decía todo lo que mi corazón quiere gritar.

Tomo mis caderas e hizo que me siente a su lado, porque yo seguía sentada sobre la mesa.
Era el momento indicado para que me diga algo sobre lo que paso. Pero en cambio, el prefirió abrazarme por la cintura y hundir su cara en mi pecho.

Luego de tanto tiempo... me sentía feliz por dentro. Tenía ganas de sonreír abiertamente y decir una y otra vez que estuve con Mario Bautista de esta forma...

Estuvimos así un ratito hasta que el suspiro y se puso de pie, dejándome sentada en aquel sofá color café.

Mario: Debo irme. -Me dijo en un tono de voz baja, mientras tomaba su campera de cuero. -
Tu: Oh... ¿no puedes quedarte? -Le pregunte desilusionada -
Mario: Es lo que más deseo ahora pero... en verdad no puedo. Debo irme, nos vemos mañana.

Se puso la campera, dispuesto a irse. Me miro y pude observar su tención. No sabía cómo despedirse de mí. Se me acerco y me dio un pequeño beso en los labios. Se despidió con un ''Hasta mañana'' y desapareció tras la puerta.

{Fin de Flaskblack}

Todo lo que ocurrió en la tarde me quito el sueño, son las 2am y sigo recordando cada segundo que había pasado en esas tres horas y media. Me desconcertó la forma en la cual se fue. Se veía confundido, perdido y decepcionado. Eso me quito un poco la alegría, tal vez se arrepiente de lo que paso.

Matilde llamo a casa, pero inconscientemente no le atendí. Iba a querer que le cuente todo lo que paso con Mario... no sé que me ocurre pero no tengo ganas de contárselo por teléfono, si no en persona.

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora