Capítulo 71

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  Aunque no lo quiera aceptar, así como estaba en ese momento... todo malo y exigente, es como más gustaba.
Una parte de mí quería irse corriendo, la otra quería quedarse allí con... con él, para que me "seduzca" todo lo que quiera.
No soy bipolar, pero él es irresistible.

Me di la vuelta y quede mirándolo fijamente.
Tenia unas ganas incontrolables de besarlo, morderlo y... y golpearlo por bipolar.

Se escucho un ruido que provenía de la entrada de los vestidores, me separé de él y lo primero que pensé fue que algún profesor nos había descubierto. Ambos miramos para el lugar del ruido, pero no había nada.
Una parte de mí había pensando en huir ya mismo, pero mi cuerpo no reacciono a la petición y se quedo allí... con él.
Lo miré y me di cuenta que estaba observándome.

Mario: Tu cabello es largo.
Tu: ¿Quieres que me lo corte?

Entonces allí puso una mano en mi cadera, y cedí a acercarme a él.

Mario: No, me encanta. –Dijo mirándome pervertida-mente ¡me estaba hipnotizando! –
Tu: Te repito que estás loco. –Le dije con aprobación. El sonrió y me apego a él –
Mario: Y yo te repito que es por ti. –Me dijo dando pasos adelante y, como me tenia de la cintura, yo tenía que retroceder. El miro por encima de mis hombros y luego me prestó atención– ¿Sigues molesta?
Tu: No lo sé. –Dije y casi me caigo, pero él me sostuvo. –
Mario: Ese "No lo sé" es como un "no" para mis oídos ¿sabías? –Me dijo despacio y negué, me estaba sobre-derritiendo. Mi trasero choco con algo, mire y me di cuenta que estaba contra la mesada de lavado. Lo vi admirándolo, es un desgraciado. –
Tu: ¿En verdad me hiciste venir para esto?

Es que no podía creerlo ¿se había hartado y no pudo seguir resistiendo? Mierda, nunca pensé que provocarlo al propósito durante toda una semana traería esto como resultado. Si lo hubiera sabido, lo hubiera hecho desde hace rato.

Mario: Sí, a no ser que me golpees y salgas corriendo.
Tu: ¿Gritando que me ibas a violar? –Le dije y él me miro los labios mientras pronunciaba cada palabra. –
Mario: Sí, gritando que te iba a violar. –Me murmuró sonriendo y como me quede callada tomo mis caderas y me hizo sentar en esa mesada de azulejos blancos –Bien, entonces, ¿sigues enojada conmigo o ya se te paso?

Lo observé... se había cortado el pelo y la barba ya se le notaba, estaba con el equipo de gimnasia y tenía una sonrisa arrogante en el rostro. Dioss... estaba tan sexy.
Mi subconsciente exigió que me abalanzara hacia él y le coma la boca. Y las ganas de hacerle caso no faltaban.

Tu: Te dije que no lo sé.
Mario: Y yo te dije qué significa para mí un "no lo sé"
Tu: Tómalo como quieras. –Le dije y luego una sonrisa se formo en mi rostro. Mi mano se levanto por si sola y le acaricie la mejilla–

Al diablo todo.

Lo acerqué a mí y lo bese de distintas formas en una; con pasión, con necesidad, con lujuria, con amor y con salvajismo. El descansó sus manos en mis piernas mientras yo jugaba con su rebelde cabello, me dijo muchos susurros exhaustos... algunos no los recuerdo y otros no los entendí.

Simplemente no podía creer que estábamos haciendo eso. Escondidos en los vestidos, sesión casilleros, del gimnasio como dos amantes adolescentes enloquecidos, me sentía una chica mala.
El se separo de mí quedando solo a centímetros.

Mario: Wow. –Dijo y respiraba igual que yo, entrecortadamente –En verdad extrañaba esto.
Tu: Yo también.

El me sonrió para luego besarme la mejilla.
Y de la mejilla a mi mentón.
Del mentón a mi cuello.
De mi cuello a mi hombro y, con los dientes, movió de lugar la tirita de mi sostén negro.
¡Santa mierda! Eso si nunca lo había hecho. Cerré los ojos sintiéndome en el horno, el alcanzó mis labios y los probo de nuevo.

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora