Capitulo 21

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  Sus besos cada vez son más fuertes y apasionados. Nunca había permitido que me besen así por el simple hecho que no me gustaba. Pero con él era diferente... él era Mario Bautista y es el único que me hace perder la cabeza. Y me hacía temblar con una insignificante mirada.

Mario: No vallas... –Me dijo como pudo mientras no dejaba de besarme. Ya es viernes, en la noche la fiesta, estamos en lo que se convirtió ''Nuestro escondite''. –
Tu: ¿A... dónde? –Le dio la última probada a mis labios para después separarse y mirarme. –
Mario: Con Jan. –Dijo con toda naturalidad. Voltee la cabeza para otro lado. –
Tu: No puedo Mario, quede con él. –Dije apenada sin mirarlo. –
Mario: Pero no quieres ir... solo lo haces porque, no sé porque.
Tu: Porque me da cosa cancelarle a Jan. El quiere ir conmigo.
Mario: ¿Y sabes por qué?
Tu: Porque... no tiene con quien ir (?).
Mario: No. Porque le gustas. –Me separé de él y lo mire confundida. –
Tu: ¿Y como estas tan seguro?
Mario: Y porque no soy idiota. Se le nota a kilómetros. No entiendo como no te diste cuenta tu misma. –Me afirmo totalmente tranquilo. –
Tu: No seas paranoico. Conozco a Jan y si gustara de mí ya me lo hubiera dicho. Y no me di cuenta porque no se comporta extraño conmigo. Siempre es igual.
Mario: ¿Y sí espera estar en la fiesta contigo para decírtelo? Creo que sí ahí recibe un NO sería más doloroso. –Opino –
Tu: Y... ¿Por qué iba a recibir un no de parte mía? Qué tal si yo también gusto de él en secreto. –Le dije para ver su reacción. Solo me miro y se echo a reír. – ¿Dije algún chiste?
Mario: Ambos sabemos que eso no es verdad. –Dijo acercándose. –
Tu: ¿Cómo estas tan seguro? –Le pregunte desafiante. –
Mario: Simplemente, porque te mueres por mí.
Tu: Ay, que vanidoso. –Le dije mientras rompía la poca distancia que nos separaba. –

~

Prof.: ¿Chicos cómo va el trabajo? – Estamos en geografía. Estoy sentada con Mario, lo cual parece no importarle la clase porque no deja de molestarme con sus tonterías jaja, y bueno. Cada quien está sentado con el que le toco. – ¿Horan?
Niall: Uhm, sí vamos bien. Tenemos hasta la 20. –La vieja asintió y le pregunto a otro. –
Mario: ¿Cuándo lo seguiremos? –Me pregunto. –
Tu: No sé. ¿Hoy?
Mario: Bueno. ¿Tienes sueño? –Me pregunto, porque bostecé. –
Tu: Sí, anoche Jan no soltaba el teléfono. –Hizo un gesto y luego me respondió. –
Mario: Le hubieras cortado.
Tu: Mario. –Lo rete. –
Mario: Es que, ahora por su culpa tienes sueño.
Tu: Tengo toda la tarde para dormir. ¿Sabías?
Mario: Pero no se duerme en el día, sino en la noche. Haz cosas productivas en lugar de dormir. –Lo último me lo dijo con gracia. –
Tu: No quiero.
Mario: Que caprichosa. –Me dijo solo le sonreí, me miro unos instantes. ¿Qué pretende haciendo eso? Solo mire al frente, sonrojándome por la forma como me miraba, sé que lo hace a propósito. –

Estábamos en el último asiento, a la esquina del aula. Yo del lado de la ventana. Comencé a distraerme fácilmente jugando con el lápiz, oh que entretenido. Luego Mario se inclina y rápidamente me da un beso en los labios. ¡Mierda! ¿Está loco o qué? Lo saque rápidamente e inconscientemente lo golpe en la pierna izquierda, miré a ambos lados para comprobar si alguien nos vio. Parece que no y los de adelante tampoco.

Tu: ¿Por qué hiciste eso? –Comencé a murmurarle. –Mira sí alguien nos veía.
Mario: Fue tu culpa. –Me reprocha con una sonrisa. Abrí un poco la boca y pestañe. –
Tu: ¿Mí culpa? Fuiste tú quien...
Mario: Pero si no te hubieras mordido el labio mientras jugabas con el lapicito, no me hubiera dado ganas de hacerlo. –Me explico totalmente tranquilo. –

Eso de que me había mordido el labio era cierto pero a veces lo hago inconscientemente, cuando estoy aburrida. Miro a Matilde, que estaba a la otra punta del salón. Estaba con Horan, y me miro sonriendo y negando con la cabeza. Mierda, que vergüenza. Me puse creo que violeta y concentre mi mirada en la ventana, no quiero que Mario se burle de mi enroje-cismo.

Mario: Esas mejillas están que arden.

~

Ahora estoy en mi casa mirando televisión. Son las 7, supuestamente, a las 9 Jan me llama para ir. No tengo ni idea que me pondré... decidí subir a mi habitación a rebuscar cosas que sean útiles.
Jeans, Jeans y más Jeans. ¿Qué diablos me pongo? Son Jeans informales, no da para ir a una fiesta con ellos. No tengo nada, mierda.
Fui a la habitación de Selene, rezando porque tenga algo... rebusque su armario y efectivamente, dejo toda la ropa de verano... separe unas prendas que me gustaron pero no me convencían. Había un pantalón negro y uno blanco, también un par de blusas bastante lindas. Luego me percaté ¡Y en los pies qué demonios llevare! Eso sí que Selene se llevo todo. Que estúpida que soy todo esto me pasa por dejarlo a última hora. No me da ni tiempo de comprarme unos. En mi plena desesperación suena el teléfono, corrí las escaleras, casi me mato, pero atendí. Era Matilde.

Tu: ¿Qué paso?
Matilde: NO quiero que me canceles, así que te llame para ver si tenías todo.
Tu: Me olvide que llevaría en los pies, tengo solo tenis.
Matilde: Mierda. –susurro. –Me hubieras dicho y te llevaba algo a la escuela. –
Tu: Entonces creo que no...
Matilde: ¡Nada de que no! Ahora mismo voy con un par de zapatos para ti. ¡Qué ventaja que solo estemos a ocho calles!

Mierda. Le dije que bueno y corte. No quiero ir, no tengo ganas. Pero ¿Qué más puedo hacer? Si no voy se enojaran conmigo, más Matilde.
Me acosté con frustración en el sofá y cerré los ojos así se me pasa el dolor que ejercía en mi cabeza. Luego tocan el timbre, diablos, debe ser Jan.

Me pare sin ganas, estaba con la misma ropa solo que con el cabello suelto y algo alborotado, pero no esta tan mal. Tome la perilla y mientras abría la puerta dije:

Tu: Jan, creí que me llamarías primero.
Mario: Y yo creí que me escuchaste cuando te dije que no vallas. 

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora