Capitulo 42

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  Mario: Sabes... el hecho que seas algo bipolar, me agrada. –Me dijo muy cerca de mi oído. Estoy completamente segura que si me giro a verlo es capaz de besarme en frente de todos. Mejor ni me arriesgo. –
Tu: Lo aprendí del mejor. –Sonreí pero sin mirarlo. –

En eso que se acomoda mejor en el asiento, mirando al frente, y después que me sorprende, tocándome.

Tu: ¿Quieres matarme verdad? –Le susurre respirando hondo. Lo está haciendo al propósito. –

Como el pulóver que me puse deja ver algo de mi cintura este tonto se aprovecho de eso, poniendo la palma de su mano.
No. Que no lo siga haciendo. Su mano es tan suave que no sé si me provoca cosquillas u otra cosa.

Tu: Hablo enserio, me pone nerviosa eso. –Le dije despacio. El me sonrió y saco la mano. Pero me cago poniéndomela en la rodilla. – ¿Amaneciste un poquito pervertido hoy?
Mario: No sé qué es eso. –Me dijo encogiéndose de hombros. –

Está raro.
Luego saco el celular y comenzó a enviarse mensajes quien sabe con quién.
Aj.
Ganas de partir una piedra encima de ese teléfono.
Luego de lo que me conto su hermana... ando con apuro por saber que tiene allí. Así que cuando tenga la guardia baja aprovecharé.

Frustrada, puse mi cabeza en el escritorio mirando hacia la ventana.
''¿Por qué la vida es tan rara y difícil? No me quiero imaginarme como estaré de aquí a veinte años. Estaré acabada con tantos problemas, supongo. '' Pensé en eso mientras ahora me doy cuenta que pienso cosas sin sentido cuando me aburro.
La profesora comenzó a levantar la voz pero yo ni caso, quiero dormir.

Mario: Te retara. –Dijo poniendo una mano en mi pierna y dejándola ahí–
Tu: Como si me importa. –Le dije perezosamente. –

Luego de eso levante la cabeza. Mierda, la profesora estaba en frente nuestro.

Profesora: Señor Bautista, la manita por favor. –Dijo enojada. –

Oh, tierra trágame. Todos están mirando.
Mario puso ambas manos en el escritorio. Le mire la cara, el condenado esta que quiere reír como un loco. Se le nota.
Yo estaba roja y le evitaba a toda costa la mirada a la vieja esta.

Profesora: Señor Bautista, usted me debe un favor y no lo está cumpliendo. Que lastima, yo había confiado en su palabra.

''¿Favor? ¿Qué favor puede deberle Mario a esta señora?'' Pensé eso sin saber de lo que había sido capaz Mario.

Mario: No se preocupe, cumpliré lo que dije. –Le dijo y sin mirarlo pude notar la diversión de su voz. –
Profesora: Eso espero. –Dijo eso y luego la escuche marcharse. –
Tu: Esta loca. –Le dije una vez que se fue y levante la mirada. – ¿Qué favor le debes?
Mario: Es que...

Iba a decirme, pero la profesora interrumpió desde su escritorio.

Profesora: _______, ¿puedes pasar a copiar algo que te daré?

La mire. ''No quiero, pídale a otra'' Por más que quisiera responderle eso, no puedo.
Digo yo, ¿Por qué a mí? Estoy sentada atrás de todo y tiene otras chicas que pueden ayudarle estando más cerca. No...encima me pide copiar en el pizarrón, yo no tengo tan buena letra.

Luego de batallar en mi mente me pare y le pedí permiso al tonto de Mario que se estaba riendo de mí.
Bueno, hoy termine ensuciándome los dedos con tiza.

Mario: Espero que nunca más te pida pasar al pizarrón. Prefiero hacerlo yo en tu lugar. –Me dijo cuando volví al asiento –
Tu: ¿Por qué? –Le pregunte confundida –
Mario: Oh por nada, fue un pensamiento en voz alta.
Tu: No, dale, ahora me dices. –Soltó un pesado suspiro, miro a Jan que estaba muy tiernamente sentado con Lidia. Aj. – ¿Ahora que con él?
Mario: Te miraba muy descaradamente. Me dieron ganas de pararme y hacerlo mirar la ventana si quiera.

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