Capitulo 36.

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  Estaba tan... avergonzado. No sabía si acercarme a él y decirle que ya no importa o reírme en sus narices. Es que, es la primera vez que puedo gozar sintiéndome superior, aunque sé que solo durará unos minutos.

Me senté en el escalón y lo observe fijamente mientras pensaba que estará pensando él. En una de esas me miro y no aparte mi mirada ni él la suya. Luego me dedique a hablar:

Tu: ¿Tanto te jode no recordar que me hiciste? –Asintió – ¿Te duele no haber estado consiente en ese momento? –Hable sarcásticamente. Con la intención de sacarlo de sus casillas. –

Ah okey soy muy pendeja como para preguntarle eso. En ese momento no me arrepentí. Solo quería verlo enojado una vez más... no me gusta verlo así de vulnerable. El me miro como diciendo ''No seas estúpida'' y después frunció el seño. Se puso de pie con la misma cara de asesino diabólico salido del lago cristal.
Me asusté.
Se inclino hacia mí, aflojando la cara de asesino diabólico, y me hizo poner de pie. ¿Qué me hará? ¿Me pondrá en su rodilla por lo que dije?
Okey no, que cosas se me ocurren. Me dieron ganas de reír al pensar eso. Apreté mis labios para no soltar una carcajada y mantenerme seria pero fue imposible. Reí y apuesto que Mario pensó que lo hacía por él.

Tu: ¿Enojado Bautista?
Mario: Bastante.
Tu: ¿Motivo?
Mario: ¿Te encanta joderme no? –Me dijo sonando divertido. Me relaje. – Y creo que Jan es tu mejor arma.

Lo miré. Ya entiendo porque su repentino enojo.

Tu: ¿Qué tiene Jan?
Mario: No me gusta que se te acerque.
Tu: ¿Por qué?

Esta es mi _____ seria y enojada. Ah.

Mario: Ya sabes.
Tu: No lo comprendo. –Nos fulminamos el uno al otro. No me contesto. –Mañana saldré con él y mi hermana. – (Mentí) Me miro como si le hubiera dicho que decidí prostituirme. –
Mario: –Rio levemente. –No iras.
Tu: Mario. No me lo prohibirás. Si esto es así ahora no quiero estar para saber cómo será más adelante.
Le escupí eso. Es taaaaaaaaaan idiota, enfermo, obseso.

Ahora me está dando miedo estar aquí.

Mario: Esta bien, haz lo que quieras ______ (tu apellido).

Me sonrió y parecía una sonrisa de verdad, pero no la era. Después tomo la mano que tenía sobre la baranda y empezó a frotar mis nudillos. Lo mire. Parece un niño entretenido armando un rompecabezas. El está a dos escalones menos que yo.

Está loco enserio.

Mario: _____ ¿Qué pasaría si le digo que Liam que estás conmigo? ¿Sería doloroso para el cierto?

Mis labios se separaron y lo mire con cara de ''Sos un hijo de... tu madre''

Mario: ¿No me harás llegar a eso, no? Habíamos quedado en algo nosotros.

Tramposo. Tramposo. Tramposo.

Tu: Eres un idiota. No podes hacer eso.
Mario: Sí que puedo. Solo basta con un mensaje de texto o una foto que inocentemente te saque el otro día.

Soltó mi mano y me miro sonriente. Ahora la cara de asesina diabólica salida del lago cristal la tengo yo.

Tu: ¿Qué foto? –Le pregunte con la intención de recibir una respuesta coherente. –
Mario: La que tengo de fondo de pantalla. –Dijo entregándome el teléfono. –

Lo tome y lo desbloquee rápidamente. Vi la foto.
Es de esa noche. Yo estaba debajo de esas malditas sabanas, con mi musculosa negra y con el rostro apuntando la cámara. Tenía los ojos cerrados y el pelo un poco alborotado. La sabana la tenia de los codos para abajo, creo.

Tu: Eres un maldito. ¡Mira esta foto! Es horrible Mario ¡Bórrala! –Comencé a gritarle como la niña caprichosa que aun soy (creo). El me lo arrebato de las manos al teléfono y comenzó a reír. –
¿Feliz?
Tu: No sabía que ahora hay billar's que le otorgan besos en el cuello a sus clientes. –Me miro confundido –
Mario: De que hablas.
Tu: ¿No recuerdas nada? ¿Te inyectaron? ¿Tomaste drogas, la fumaste? ¿Qué te paso?
Mario: _____ lo único que puedo decirte es que no hice nada.
Tu: ¿Y como estas tan seguro? Ni siquiera recordabas que como llegue a tu cama.

Eso sonó muy raro.

Mario: ¡Pero estoy seguro que no hice nada! –Me dijo intentando que me lo crea. –
Tu: ¿Por qué?
Mario: Porque lo sé. Después volví a ir. –Dijo más calmado. –
Tu: Entonces yo estoy loca.

Con la sangre hirviendo camine hacia la puerta pero como ya lo veía venirse, el me lo impidió.

Mario: Oh ____, no te enojes. – Me tomo del brazo y me di la vuelta. –

Estoy tan caprichosamente enojada que creo que estoy roja.

Tu: No me toques. –Le dije suavemente y levantando las manos. –
Mario: ¿Y eso?

Vio el viejo corte que tenía en la mano derecha.

Tu: Solo un corte. ¿Ahora puedo irme?
Mmario: No iras así.
Tu: ¡Así como!
Mario: ¡Se te nota el top!
Tu: Tú lo dijiste. EL TOP. Por algo me lo puse.
Mario: Yo te llevo.
Tu: No quiero.
Mario: No seas caprichosa.
Tu: ¡Que no quiero!
Mario: ¡No saldrás así!
Tu: ¡No...

Estaba a punto de decirle algo. Pero se me ocurrió algo mejor.

Tu: –Suspiré. –Está bien. Ve por las llaves. Pero apúrate que no tengo tiempo.

Me miro desconfiado y fue hacia las escaleras. Me cruce de brazos y espere a que desaparezca.
Cuando se fue me quite la blusa y la tire el suelo. Luego abrí la puerta y, maldita sea, se escucho un ''La puerta principal está abierta'' corrí por el jardín, locamente en top, y me salí.

Corrí una cuadra y me cansé. Después comencé a caminar mientras tapaba mis pechos (tengo el bra debajo). Estoy LOCA. Pero no me importa lo único que quiero es que estalle de la furia y sé que lo hará.
Está LOCO. Loco. Loco. Loco. Y no lo soporto. No lo aguanto.
No se qué le diré a mi mamá pero no me importa le puedo inventar cualquier cosa o entrar por la ventana de la cocina.

La gente me mira como si fuera un mutante.
Un bocinazo se escuchó a mis espaldas.

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora