Capítulo 17

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Al verlo me dio demasiada ternura. Sus arqueadas pestañas son sin duda perfectas y hermosas.
Ahora que me doy cuenta esto que ''Tenemos'' ocurrió muy rápido, la semana pasada nos tratábamos como unos conocidos y nada más. Y ahora, miren... lo tengo dormido al lado mío. Tanto que maldecía a la profesora por hacerme hacer el trabajo con él y ahora tendría que darle las gracias. Si no fuera por ella, esto no sería posible.

Aunque claro, nunca pueden faltar mis inseguridades y mis miedos.
Por un momento pensé que esto algún día acabaría... no sé cómo se lo esté tomando el. No sé qué opina de esto. Por qué darse besos no es de amigos ni de compañeros, eso es de algo más. No es que pretenda ser negativa, pero tengo miedo de perderlo ahora que por fin lo tengo para mí. Soy consciente de mis sentimientos ocultos hacia él, sentimientos que por orgullo no se los hago saber. Porque si mal no recuerdo, el ayer me dijo que le gustaba...

Lo mire un segundo más, seguía durmiendo, su respiración era tranquila. Lo abrase y hundí mi rostro en su pecho, el se movió un poco. Se me paro el corazón, espero que no despierte y me vea así, sería ridículo.
Se movió para acomodarse mejor, pero no despertó. Bueno eso creo.

¿Algún día se olvidaría de mí? Lo más normal es que sí, el algún día encontrara a su ''Alma gemela'', se casará, tendrá hijos, nietos, será feliz. Al igual que yo.
La gente que quiero, siempre termina olvidándome. Pero yo de esas personas, aun no.
Un buen ejemplo seria Nicolás, mi tío.

Yo lo amo desde que tengo memoria. No es un amor como para casarme con él, no sé si me explico bien. Pero bueno así es, lo amo desde siempre y creo que así será hasta el resto de mis días... no creo poder olvidarlo algún día, quizás vuelva a verlo, aunque es un sueño muy lejano.
Mi infancia, prácticamente, la pase con él. Todos los días cuando regresaba del jardín o de la escuela, estaba el sentado en la mesa con mi madre... tomaban maté o a veces los encontraba con una taza de té.
Recuerdo que siempre cuando él me veía llegar se ponía de pie para que valla corriendo a saludarlo, y eso era exactamente lo que hacía. El me abrazaba y me tenía en el aire unos instantes. Luego me bajaba y me entregaba lo que me había traído. Normalmente me traía alfajores, chocolates, o cualquier otra golosina artesanal de la fábrica en donde trabajaba.

Esto es lo que más extraño ahora, esos tipos de afectos departe de alguien o la felicidad que me brotaba siempre al verlo sentado allí. Siempre lo considere; mi padre, mi hermano, mi mejor amigo. Lo adoraba demasiado. Las pascuas, navidades, cumpleaños, fiestas de año nuevo... para mí no eran las mismas sin él.
Me siento estúpida ahora por haber creído que nunca se iría. Por pensar que lo tendría siempre y toda la vida a mi lado como mi tío preferido. Paso lo que tenía que pasar algún día, de la noche a la mañana dejo de verme. Ya se me había hecho acostumbre no encontrarlo en casa luego de la escuela... así que en la salida no quería pisar mi casa. Las veces que fue a verme me ponía lo más contenta que podía y lo hacía pasar el resto del día conmigo. Ya que era consciente que ese día no se iba a repetir con frecuencia.
Luego dejo de aparecer y ya pasaron dos años desde la última vez que lo vi. En los dos cumpleaños que pasaron tuve que llorar como una estúpida en el baño así nadie se daba cuenta. Yo lo esperaba hasta la ultima hora del día para que aparezca por allí con un regalo y una sonrisa. Pero nunca hubo nada.

Pero bueno, ya no importa. Gracias a lo sucedido comprendí que las personas no están contigo toda la vida, llega un punto en el cual tienen que alejarse por X problema. También comprendí que debo disfrutar los momentos que estoy con las personas que aprecio. Porque nunca se sabe en qué momento ellas también tengan que irse.

Mario: ¿Por qué lloras? -Demonios, se había despertado y no me había dado cuenta. No me percate que deje salir unas lágrimas. -
Tu: -Suspiré hondo antes de contestar -No estoy llorando.
Mario: Claro que sí lo haces. ¿O estoy ciego? -No dije nada, me seque las lagrimas, parezco tonta. -No es malo llorar, ¿sabes? Te ayuda a desahogarte.
Tu: Tal vez. Pero parezco muy estúpida.
Mario: Mentira... No te pregunto porque lo hacías para no ponerte mal.
Tu: Gracias. -Fue enserio ese gracias. No tenía ganas de contarle toda la historia. -Mario... uhm, ¿Estuvo bien esto?
Mario: ¿Por qué iba estar mal? Si no hicimos nada, aparte, te prometí que no sería pervertido. -Soy un poco hueca y me costó unos segundos analizar sus palabras. Cuando me di cuenta y lo golpe con mi débil fuerza. -Auch eso me dolió mucho.
Tu: Ya, deja de burlarte de mí. -Le reproché haciéndome la ofendida -
Mario: Nunca me burle ni me burlaré de ti tontita.

Ah mierda, eso me movió de pies a cabeza.

Tu: Oye Mario... ¿Por qué tienes auto? Digo, ¿No te joden con el tema de la edad? -El me miro y luego se digno a hablar -
Mario: ____, en realidad... tengo 17. -Me dijo mordiéndose el labio. Yo levante las cejas, nunca creí que tuviera más edad -
Tu: ¿Die...diecisiete? -Asintió - ¿Por qué no me habías dicho ayer?
Mario: No sé, no creí que importara.
Tu: Obviamente, no importa. Solo para saber...
Mario: Pensé decírtelo ayer. Pero no me pareció lo más importante.
Tu: ¿Tu mamá no estará preocupada? -Le pregunte para cambiar de tema -
Mario: Debe estar como loca. Igual ayer le envié un mensaje a mi hermana así le dice que no estaría en casa. Me pregunto donde pasaría la noche...
Tu: ¿No le dijiste que estabas aquí verdad? -Pregunte para finalizar con una risita -
Mario: Pues sí, pero no le dije tu nombre obviamente.
Tu: ¡Que habrá pensando! -Él rio. -

Luego me dio un beso en la comisura de los labios. Y se paro hacia no sé dónde.

Mario: ¿Dónde está el baño?
Tu: Arriba la primera puerta. -Le dije con una media sonrisa que él me devolvió. Luego subió. -

Me puse a arreglar aquí. Todo estaba desordenado. Prendí la estufa eléctrica, por que la de carne y hueso ahora se fue arriba. Reí por mi pensamiento y fui a arreglar el living.
Doble las cobijas y las aparte en el sofá. Mierda, tenían su aroma. Las aparte rápido de mi antes de que Mario baje y me encuentre admirando eso, sería ridículo y vergonzoso.
Al colchón lo levante y lo puse contra la pared para luego llevarlo arriba. Mire el reloj, son la 1 de la tarde... Mario bajo y se me acerco.

Mario: ____ la grúa viene en 30 minutos y yo acabo de llamar a mi mamá. Y sí, esta como loca. -Reímos. Y sí, aun no me siento cómoda así. -Y tengo que irme... ¿No te importa verdad?
Tu: Em, no para nada, ve.
Mario: Bueno, me iré entonces. -Se me acerco y me dio un largo beso, larguísimo. Se despidió con un adiós y lo acompañe hasta la puerta. -

Cuando abrí la perilla vi a una castaña de ojos miel con pecas. Matilde, estaba por tocar el timbre cuando abrí. Me despedí con un adiós rápido de Mario y luego se fue. No hacia frio... estaba fresco pero tampoco helado como anoche. Mario había saludado a Matilde y se fue rápido. Ella solo me miraba sin poder creerlo y enojada a la vez. Yo no sabía qué coño hacer en ese momento.

Tu: Em, pasa.
Matilde: Sera lo mejor, tenemos mucho de qué hablar. -Bueno pasó y se sentó en el sofá. Me senté frente a ella y no decía nada -
Tu: Ya, empieza con el interrogatorio de una vez quieres.
Matilde: ¿Paso la noche acá? -Asentí y como no dijo nada la mire. -¿Tuvieron... se..sexo?
Tu: ¡No idiota! -Le dije aventándole una almohada. -
Matilde: ¿Entonces qué carajo hacia acá? Me parece que se te paso contarme un par de cosas.
Tu: Primero que nada. Cálmate. No hice nada que me arrepienta.
Matilde: Deja de dar vueltas y explica de una vez.

Le conté todo menos el motivo por el cual me había enojado con el, su miedo a la oscuridad y que tiene 17 años.

Tu: ¿Ahora comprendes?
Matilde: Tan calladito que se veía... al fin se desenvolvió. -Comento fríamente. - ¿andan? -Me pregunto del mismo tono. Luego me sonrió sin esperar mi respuesta y comenzó a gritar como loca. - ¡No lo puedo creer! Creí que Jade me estaba mintiendo. ¿Cómo hiciste ____?
Tu: ¿Cómo hice qué? -Pregunte riendo -No hice nada, solo paso.
Matilde: Ahí, no termino de creerlo. ¡Quisiera ver la cara de Lidia al enterarse!

Luego de eso nos comimos una pizza entera y cuando volví de la cocina le dije que iba a bañarme antes de ir a su casa. Bueno me vestí, nada especial... algo cómodo, y cuando volví ella tenía en sus manos la campera de Mario, al parecer se la había olvidado.

Tu: ¿Y eso?
Matilde: Es de tu chico. Me parece que se te olvido comentarme que fuma. -Me dijo sacando un paquete de cigarrillos del bolcillo. Mire el piso en señal de que ya sabía. -

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora