Capitulo 26

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  Luego de la mini platica de hace rato, me dio la sorpresa más grande. Se puso a cocinar. Sí, así como leen. A COCINAR. PARA MÍ. Había quedado en shock durante unos segundos, luego me ordeno que me siente en el sofá, y bueno, eso hice sintiéndome una total inservible. Le pregunté si necesitaba algo, y me dijo que sí; que me quedara quieta.

Tu: No tienes porque hacerlo, no tengo hambre.
Mario: No quieres comer pero debes. Así que comerás de todos modos.

Qué raro él, tan mandón.

Bufé y puse los ojos en blanco. No sé como are para fingir que tengo hambre, me duele la garganta horrible y siento que es todo un nudo. Cruce mis piernas débilmente y cerré los ojos. Agh, los siento pesados y con sueño, pero no puedo dormir. Hace rato intente y fracasé.

Le eche un ojo a Mario y si, esta cocinado. Me avergüenza saber que él sabe y yo no. Que... ahora está usando cosas del refrigerador, cosas como... vegetales. Algo que odio, tendré que comerlos a la fuerza.
Después se sentó a mi lado.

Mario: Cinco minutos. –Anuncio mientras me miraba. Yo nada, estaba mirando el suelo. –_____.
Tu: ¿Cómo es que sabes cocinar?
Mario: Tuve que aprender a la fuerza cuando se enfermo mi hermana y mi mamá. Mi mamá me fue guiando porque no podía ni moverse y bueno... eso es lo único que sé hacer. –Solo asentí con sorpresa y no dije más nada. –¿_____?
Tu: ¿Hm?
Mario: Mírame.
Tu: No quiero.
Mario: ¿Por qué?
Tu: Parezco un fantasma. –El se río. –
Mario: Uno muy bonito... sabes, no me saludaste hoy. –Era cierto, pero no pienso hacerlo. – ¿Hola? Eso es descortés.
Tu: No quiero contagiarte Mario.
Mario: ¿Quién dice que me contagiarás?
Tu: Yo. Porque la gripe esta fuerte.
Mario: Oh vamos, no importa. –Negué con la cabeza –

Tomo mi cuello y estaba por acercarme hacia él pero se detuvo.

Mario: Estas hirviendo. –Dijo secamente. – ¿Tomaste algo? –Negué y pude escuchar su suspiro. Se enojo, ah. – ¿Tienes algo aquí?
Tu: Sí, ahora te lo traigo. –Le dije poniéndome de pie. –
Mario: No, siéntate. Dime y yo voy. –Lo miré y me volví a sentar, sintiendo un largo dolor en mi columna. –
Tu: En la repisa del baño hay un botiquín.

Fue por él, me siento fatal. Como si me hubiera pasado un camión de basura por encima.

Mario: ¿Cuál es para la fiebre? –Me pregunto sentándose a mi lado y abriendo la pequeña caja. –
Tu: Oh no sé, haber. –Le quité la caja y rebusque. Pastillas para todo menos lo que tengo. Luego pensé en el jarabe rosa que mamá le daba a Peter. Lo busque y lo encontré. –Este, pero es un asco total. –Le dije con el seño fruncido. –
Mario: Lastima, te lo tomaras igual. –Me lo quito y se puso a leer las instrucciones. –Tienes que tomarte hasta 10 cada 8 horas. ¿Crees poder recordar? –Estaba por contestar, pero no me dejo. –Claro que no te acordarás.
Tu: Sí que lo haré. –Reproche. –
Mario: No lo harás ____, si no venía de seguro seguirías así y no tomarías ni comerías nada.

~

Estamos en el comedor y acabo de dejar el tazón de sopa vacio. No es que quería, lo que pasa es que me obligo a comer cada uno de los vegetales. Tengo tantas nauseas, que juraría que los devolvería aquí mismos.

Tu: Mario... ¿te fijas si sigo caliente? –Me miro unos momentos. Lo mire y me toco la frente con la gran palma de su mano. –
Mario: Estas mejor. ¿Tomaste frio anoche? –Me encogí de hombros. –
Tu: Creo que habrá sido cuando salimos al jardín, no estaba abrigada. –Negó con la cabeza. –
Mario: A mi hermana le caíste genial, quiere volver a verte. –Me dijo de repente. Lo mire. –
Tu: ¿Cuál de las dos?
Mario: La más grande.

Recordé cual es cual. Sí ya se cual es la más grande, era la que más se reía... en cambio la otra era más tímida. Siento que sudo por todo el cuerpo, me hizo temblar. Es como un frio sudor.

Tu: Mario, siento que sudo y tengo más calor.
Mario: Estas mas pálida. Eso es porque se te está bajando la fiebre.

~

Mario: ¿Ahora me darás un beso? –Estamos en el sofá, mirando televisión. –
Tu: No. –Por fin mi voz se oía normal. –
Mario: ¿Por qué?
Tu: Por más que se me haya pasado el malestar, aun sigo con el virus.
Mario: Que importa _____. –Se me acerco. –
Tu: No Mar... –Me beso de una forma muy dulce. Esta completamente loco como para besarme estando así. Tomo mis caderas y me hizo recostar en el sofá, fue algo que ni note, que ni cuenta me di en ese momento. Me beso más profundamente, mordiendo mi labio inferior, con sus manos subiendo cada vez más, eso me puso nerviosa. O sea, estoy echada aquí, con mis piernas abiertas y el entre ellas. Mi subconsciente me dice que lo aleje, pero mi cuerpo no reacciona, es más, corresponde aun más al beso. Maldita seas ____. Me sentí caliente de nuevo. Después se separo, teníamos la respiración un poco agitada, y me miro con el ceño ligeramente fruncido. Estaba pensativo. Como sintiéndose culpable de algo. – ¿Qué pasa? –Le pregunte preocupada por como esta, no me hizo nada malo... se tomo unos segundos pensando con la vista entro lado. Luego me miro fijamente. –
Mario: Perdón.

Luego de eso recuerdo que se paro y se fue.

~

Jade: ¿No me dirás que te pasa?

Jade había venido a verme, porque la llame, necesito hablar con alguien que me de consejos de estas cosas. Porque yo no sé nada. Con Nathan, a pesar de que él era mayor que Mario, era todo diferente. Creí que eso es amor, pero no, es una mierda al lado de Mario. Nathan no se preocupaba tanto por mí, cuando le decía que me enfermé por teléfono, el me decía que me tome algo y duerma...

Tu: Mario. –Le solté. Seguía con mal estar, de hecho, aumento mucho. –
Jade: ¿Qué te hizo?

Le conté desde me llamo, ahora que me doy cuenta no sé de donde saco mi numero, hasta que se fue.

Jade: ¿Enserio? –Me pregunto melancólica –Josh lo único que me preparo una vez, fue un té. –Me hizo reír, aunque no tenia ánimos pero lo hizo. –Qué raro que es. No sé. ¿Se habrá avergonzado?
Tu: No lo creo. Ahora siento que lo conozco bien y puedo asegurar que esa fase de su vida conmigo ya la pasó.
Jade: Apa, ¿Por?
Tu: Yo sé Jade. Por cierto, ¿Recuerdas la fiesta del viernes?
Jade: Sí ¿fuiste?
Tu: No me dejo ir. O sea, vino y estaba enojado.
Jade: ¿Por qué saldrías?
Tu: Eso pensé, pero no, fue por lo de Niall. No sabía... y se entero por él. –Abrió la boca del asombro. – Pero, tampoco me dejo ir con Jan. Disque porque el gusta de mí y no sé qué más. ¿Dices que sea cierto?
Jade: ¿Jan Carlo? Con razón ahora todo encaja.
Tu: ¿Por?
Jade: Josh me dijo para ir a un día de campo; Matilde, Mau, nosotros, tu y Jan. Me dijo que Jan tuvo la idea.
Tu: ¿Enserio? ¿Cuándo fue esto?
Jade: Como la semana pasada. Pero después dije que no por ti, ya que me entere lo de Bautista. 

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora