Capitulo 40

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  Mario Bautista acaba de decirme ''Hermosa'' por teléfono. Hoy lloverá, caerá granizo, habrá un terremoto. Okey no. Pero o sea, hace mucho que no me decía algo así.
Otra cosa me pone nerviosa, ¿Es bipolar? ¿Lo será? No suelo usar esa palabra porque siempre me dio cosa... sé que es una enfermedad fea y hay personas que la tienen.
Pero lo de Mario no es normal, bueno yo tampoco soy muy normal que digamos, o quizá quiera hablar de lo que paso. Bue, no sé.
Me miré en el espejo mientras me ponía rímel y algo de perfume. Sonreí para ver cómo me veía sonriendo, algo estúpido.

Baje las escaleras apresuradamente, seguía con la misma ropa que use en la tarde, todos continuaban cenando y hablando no sé de qué mientras yo pensaba que inventar.

Tu: Mamá... iré a comprar algo en el negocio que esta a unas cuadras ¿sí?
Tm: ¿Qué tienes que comprar? –Me pregunto, frunciendo el seño. –
Tu: Algo mamá –Fingí incomodidad para que piense que son toallitas femeninas o no sé. –
Tp: Ve cariño. Intenta no tardar. –Al parecer el si entendió. Mamá lo miró raro. – ¿Tienes dinero?
Tm: ¡Pero es tarde! –Reprocho. –
Tp: Déjala que vaya a comprar... no es tan tarde.
Tu: Adiós, sí tengo papá. Quizá tarde un poco porque Jade vive cerca y quizás la cruce. –Salí antes de que terminen sin dejarme. Papá me sonrió cómplice. –

No me gusta nada el hecho de ser una profesional con las mentiras. Algún día terminaran por perjudicarme.

Al salir de mi casa reconocí el auto de Mario estacionado en la esquina.
Por alguna razón estaba muy feliz, muero por darle todos los besos que ayer no le di por enojarme.
Toque el vidrio y el saco el seguro del auto. Entre y cuando cerré el lo puso de nuevo.

Tu: Hola. –Le dije mordiéndome el labio. –

No sé si lo hizo a propósito o que. Pero esta con la camisa algo abierta y tiene el pelo mojado y algo alborotado. Se ve tan sexy que me dan ganas de llorar. Ah que digo (?)

Mario: Hola. –Me saludo sonriendo hacia un lado. –
Tu: ¿De dónde vienes? –Le pregunte intentando sonar normal, me había puesto nerviosa verlo... tan así. –
Mario: Uhm, luego de aquí tengo una cena familiar. –Parecía algo incomodo y aburrido. –
Tu: Siento lo de ayer. –Le dije sin mirarlo. –
Mario: Ya no importa ______. –Lo mire y parecía sincero. –

No me aguante y me acerque para besarlo, no importa todas las dudas que tenga, solo quiero que me bese y que ya no peleemos mas.
El correspondió al beso mientras tenía su mano en mis cabellos, para acercarme más. Fue tan tierno conmigo que hasta sonrió en pleno beso y soltó una risita. Eso fue lo más hermoso de todo en ese momento.
¡Es un tonto! no puedo creer que en ese momento era él, el chico tierno de antes, no estaba actuando ni escondiéndome lo que sentía en ese instante. Su beso me dijo que me extrañó.

Sin darnos cuenta, el beso subió de tono.

En un abrir y cerrar de ojos yo me encontraba en su regazo sin dejarlo respirar.
Recordé que hubo un instante donde el tiro su asiento hacia atrás y me levanto de la cintura para acomodarme allí... en ese momento intente no tocar nada pero no sé si fui capaz.

Mario: Traviesa... ¿Qué estas tocando? –Recordé cuando dijo separándose y respirando con irregularidad. Me sonrió divertido. –

Le había hecho bolsa la camisa y desprendido sus botones. ¿Tan desesperada estaba? Creo que sí. [Que vergüenza]

Tu: Son las hormonas. –Me justifique sonriendo. –

Lanzo su cabeza y me beso de nuevo con entusiasmo. Yo tenía mis manos en su pecho, Dios como me gusto hacer eso.
Lo manosee todo ¿Se habrá sentido violado?
Ahora que lo recuerdo, con una estúpida sonrisa, no me reconozco. ¿Cómo me atreví? No sé que me paso... no era yo, la perversión me reinaba y ahora me muero de la vergüenza.
También me dio ternura que Mario no se haya atrevido a tocarme, estoy con unos shorts cortos y no sé cómo le hace para resistirse. O se está aguantando o simplemente no le llamo la atención para nada.

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