Capitulo 44

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  Resumiendo todo, la cita duro dos horas.
Me sirvió de M U C H O. Ahora agradezco haber ido y maldigo no haberlo hecho antes, dándome cuenta que no todos los psicólogos son ''falsos'' como creí siempre.
Ella... además de lesbiana es un ángel. SI, resulto ser lesbiana. Me lo dijo en forma de ''confianza'' así yo también entraba en confianza con ella.
TODO lo anoto en unas hojas, como en forma de novela, y me las entrego para que lo lea dos veces. Las reescribo así podre leerlas acá:

–Buenas tardes.
Deje de lado mi café y novela para ver quien había hablado. Era _____, la niña que creí ver por última vez en ese hospital.
–Oh, hola preciosa –le dije poniéndome de pie para saludarla. Me había puesto contenta verla... pues, creí que se reusaría a venir–. Por favor toma asiento.
Ella se sentó en el sofá y yo me senté al frente.
–Que milagro que hayas venido.
–Simplemente, no quería que cumpla sus amenazas. Solo por eso estoy aquí ahora.
Asentí, desilusionada. Solo viene por obligación, pero bueno. Por lo menos esta aquí.
–______. Te diré que el día en el hospital te mentí –le confesé y ella detuvo su observación a mi despacho para mirarme a los ojos –.
–No me lo esperaba –dijo rodando los ojos –.
– ¿No te pareció raro lo que te dije, y como hice que te quedaras en el hospital? –le comente soltando unas leves risas –. Todo fue para que algún día pises este lugar.
–Que astuta –me dijo sonriendo con falsedad y negando con la cabeza –.
Apuesto que ha de estar maldiciendo haber caído.
–Bien, quiero saber si estas dispuesta a aceptar ayuda. ¿Quieres?
– ¿Para qué pregunta si sabe mi respuesta?
Testaruda.
–Eso no responde mi pregunta.
–No.
–Oh, muy bien –me puse de pie y ella me miro con una mirada extraña –. Vete, ya... puedes irte –le dije estirando mi brazo con dirección a la puerta –. Sí es que así lo deseas.
–Así lo deseo ahora y creo que siempre lo deseare de esta forma –se puso de pié y camino seis pasos –
– ¿También cuando todos lo sepan y no tengas a nadie?
– ¿Perdón? –dijo volteándose. Su rostro mostraba confusión –. ¿Cómo dices, que dijiste?
–______ todo tiene un fin. Y cuando las mentiras terminen por consumirte ya no podrás decir ni una más. Allí será cuando todo se saldrá a luz y acabara. Se lo que te digo, terminaras mal.
– No le pedí que prediga mi futuro.
– Lo sé –le dije esas dos silabas sonando dura –. Por más que no quieras ayuda la necesitas y lo sabes –se quedo callada –.Dime... ¿Qué piensas que dirá ese chico que tienes? No te dará un trofeo, eso tenlo por seguro –le dije eso sintiéndome profesional y me dirigió una mirada que decía cuanto la hizo temblar esas insignificantes palabras –. No lo hagas por ti, sino por él, por tu familia, amigos. Dime ¿tienes amigos?
–Sí...
Esta vulnerable. Estupendo.
– ¿Alguno sabe...?
–Uno –dijo y la mire detallando su estado. Esta pálida –.
–Siéntate por favor. No quiero que te me desmayes.
Se sentó y cruzo sus piernas. Me miro débilmente.
– ¿Cómo se llama tu amigo que sabe?
–Jacob.
– ¿Quieres contarme como reacciono? –le pregunte llena de esperanza. Asintió –
–Yo estaba recuperándome de un resfriado y el fue a visitarme. Comimos, vimos televisión, nos sacamos fotos. Me descuide... y, y se dio cuenta –tomo aire –
– ¿Lo tomo mal?
–Muy mal. Lo hice pedazos.
–Y... ¿así quieres que este tu madre cuando lo descubra o cuando te vea desangrándote? –negó y evitaba mirarme –. Antes de comenzar, te pediré algo –me miro –. Quiero que te vendes los ojos así se hace más fácil.
– ¿Vendarme los ojos? Nunca me hicieron hacer eso en una terapia.
–Es que, esto solo lo hago yo –le dije con una pizca de orgullo. Fui hasta mi escritorio y saque un pañuelo morado –. Ten.
Se tapo los ojos y recostó su cabeza.
–Si gustas acostarte, hazlo.
–Gracias, así estoy bien –me dijo sonando tímida –. Lena... me siento algo incomoda. Mis cosas solo se las comentaba a mí otro psicólogo, ni a mi madre, solo a él...
– ¿Cuántos años tenía?
–Era un hombre mayor, tenía 47. Pero me entendía y ya me conocía. Por eso se me era más fácil.
–Haber, ¿cosas como que te decía?
–Me preguntaba que me paso, como me hacía sentir eso y me aconsejaba. Aunque sus consejos nunca me sirvieron de mucho.
–Oh ya veo... ¿y eso te hacía sentir cómoda?
–Sí.
– ¿Qué finja que le interesas y te de un consejo porque en fin?
Se quedo callada unos segundos.
–Usted gana, pero hágame preguntas así no me siento tan incómoda.
–Oh mejor... tengo una idea. Te contestaré algo de mí, lo que quieras, así sabes algo mío y no te sientes tan fuera. ¿Dale?
–Esta bien.... Uhm, ¿tiene pareja?
–Sí.
– ¿Cómo se llama?
Me tomo unos segundos responder. Estaba pensando si estaría bien contarle o no.
–Se llama Ashley.
– ¿Es broma?
–Por supuesto que no. Soy homosexual _______.
Se quedo callada.
–Bueno, ¿te hace feliz?
–Muchísimo. Más de lo que mi antigua pareja, Christian, me había hecho.
– ¿Primero estuvo con un hombre? ¿Por qué? Si eres homosexual.
–Era mi novio de la preparatoria. Me enamoré y viví enamorada los primeros dos años de nuestra relación pero... el amor se desvaneció después. Dijimos ¡Esto no da para más! Y todo acabo y terminamos como amigos.
– ¿Y cómo conoció a Ashley?
–En un café... en la tarde del 9 de julio. Era un día espectacular, nublado y con una fina llovizna.
– ¿Nublado? –dijo dudosa –.
–Sí, nublado. ¿Nunca te detuviste a mirar un cielo nublado? Es lo más precioso del mundo aunque no lo creas –no dijo nada, supongo que estaba considerando mi pregunta –. Sentía que alguien me observaba y cuando encontré sus ojos, ella me hizo señas para que vaya a su mesa. Eso hice.
– ¿Ya eras homosexual?
–No –le dije riendo –. No aun no... con ella aprendí a ser homosexual. _____... no quisiera aburrirte con todo...
–Oh no, por favor quiero saber cómo te enamoraste de ella –me dijo con entusiasmo. Sonreí, estaba en lo correcto creyendo que no era la niña que aparentaba ser –. Por favor...
–Esta bien... me senté y comenzamos una conversación normal, como futuras amigas conociéndose, me dijo que trabajaba en una editorial y yo le conté que estaba en mi último año en la preparatoria...
– ¿Para tu titulo de psicóloga?
–Correcto.
–Oh lo siento, continua ya no interrumpiré.
–No te preocupes.
Reí y ella se unió a mi riza. Aun tenía los ojos tapados.
–Intercambiamos números para seguir en comunicación, me había caído genial y creo que yo a ella también. Tuvimos cinco meses de amistad sana pero cuando cumplimos seis me confesó que era homosexual y se había enamorado de mí –tome un respiro mientras recordaba el momento –. Al principio sentí cosas inexplicables en mi pecho. No era asco ni decepción. Sino algo mas... y no lo mismo que sentí cuando Christian me confesó que le gustaba. Eran dos cosas diferentes. Yo solo le pedí tiempo y me aleje, concentrándome en mis estudios. Un mes después la volví a buscar, para hablar del tema, y me di cuenta que también la había visto con otros ojos. Uhm, pero no estaba lista para decírselo y menos para demostrárselo así que me arrepentí.
– ¿Y? ¿Qué paso? ¿La dejo ir?
–Sí la deje ir... y dos semanas después de ese día me lamente durante años porque me ella se había ido a otro país.
– ¿Cómo se reencontraron?
–Ella vino –le confesé sintiendo mis mejillas ruborizarse –. Vino aquí, a mi consultorio. Mi asistente, Taylor, la dejo pasar y luego le agradecí por ello.
– ¿Te animaste a confesar lo que sentías?
–Sí.
– ¿No sentiste miedo que ella no sintiera lo mismo?
– No pensé en el miedo. Pensé en mí y en que me hacia mal callar todo. Cuando la vi la abrace, llore, la bese y le confesé mil cosas. Luego no podía creerlo. ¡Bese a una mujer! pero bueno, era la mujer que me cambio y de la que me enamoré sin querer y mediante distancia.
– ¿Cree en el amor a distancia?
–Por supuesto. ¿Tú no? Cuando el amor a distancia existe es mucho más fuerte –no dijo nada –. Bueno, creo que ya hablamos mucho de mí. Por cierto, gracias por escucharme.
–De nada, es una historia poco común y muy bonita.
–Gracias... bien ¿en que nos habíamos quedado? Oh sí, recuéstate si gustas.
–Está bien.
Se recostó y se torno seria.
–Bien... Jacob, ¿se lo comento a alguien más?
–No, es el único que lo sabe.
– ¿Cuántas veces lo hiciste?
–Demasiadas.
– ¿Las suficientes?
–Aun no lo sé.
– ¿Cuándo fue la última vez que hiciste una?
–El día que hice sentir mal a Jacob. Cuando el salió de mi casa... luego de saberlo.
– ¿Por qué lo haces? –movió su cuello nerviosamente –.
– No sé. Me hace sentir mejor.
– Dame algún ejemplo por favor. Y describe lo que sientes –paso su dedo por sus cabellos. Pude notar su nerviosismo –.
–Uhm, por ejemplo, el día de mi cumpleaños número 13... yo esperaba a alguien que asista a la mini fiesta que tuve.
– ¿Algún chico que te gustaba?
–Nada de eso. Un familiar era.
– ¿Te sientes preparada para hablar de él?
Su madre me adelanto algo de ese tema. Es algo que te arruina el día al saberlo.
–No.
–De acuerdo. Oye, pondré algo de música así te sientes más a gusto.
–De acuerdo.
Puse ''My only hope'' de Mandy Moore.
–Oh, esa canción es bellísima.
–Sí...
– Bien, ¿piensas decirle a tu madre, algún día, que te cortas para sentirte bien?
–No quiero que nadie lo sepa nunca.
– ¿Te avergüenza?
–No quiero que se sientan mal.
–O sea que sabes que lastimas a los demás con lo que haces –no dijo nada, supongo que la incomode – ¿Cómo es tu relación con papá?
–Es genial. Estaría loca por completo si no tuviera su cariño.
– ¿Cómo te trata?
–Honestamente como a una princesa –sonreí a su sinceridad –.
– ¿Y tu madre? –se tomo unos segundos en contestar –. Si quieres contesta. Si no, está bien.
–Ella... es difícil. Pero es la mejor madre, eso sí.
– ¿Por qué es difícil...?
–Porque... opinamos diferente. Nos peleamos todo el tiempo, bueno antes porque luego de ese viaje todo ''cambio'' aunque tengo miedo que vuelva a ser como antes.
– Cuéntame un poco más y de tus... crisis.
–Ella antes peleaba todo el tiempo con papá en las noches y en el día se la desquitaba siempre conmigo. Solo conmigo y a mis hermanos directamente los ignoraba... bueno, allí también tienes otra motivación en mis cortadas.
–Oh... tu madre te maltrataba.
–No tan así... no sé, me gritaba cuando se enojaba conmigo y cuando le hablaba enserio se enojaba.
–Sí te gritaba, te estaba maltratando.
Con mi botón cambie el tema, estaba repitiéndose el de Mandy como dos veces. Ahora suena More than this, de una banda que se formo en Inglaterra.
– ¿Y porque las crisis?
–Cuando me ponía nerviosa.
– ¿Y cuando te ponías nerviosa?
–Cuando mentía, estaba en un aprieto, cuando presenciaba peleas, cuando me retaban, cuando recordaba cosas...
– ¿Y cómo te tranquilizabas?
–A veces me desmayaba antes de que me inyecten.
– ¿Cómo?
–Tranquilizantes. El doctor se los había recomendado a mi mamá.
Si un doctor le recomendó eso, es porque en verdad se ponía nerviosa.
– ¿Y siempre fuiste así?
– No... también por eso peleaban mis padres.
– ¿Cómo?
–A mi me comenzó a dar esto desde que deje de ver a mi tío. Las peleas siempre iniciaban con ese tema entre mis padres y uno de los dos siempre acababa durmiendo en el sofá o en mi habitación o de mis hermanos.
– ¿Cosas como que se decían?
–Mi mamá le echaban la culpa a él de todo. De porque me puse así, de porque me había vuelto cerrada, de porque lloraba siempre, trataba mal a mis hermanos... y mi papá se molestaba porque no quería que lo nombren mas en esta casa. Pero mamá nunca se callaba.
– ¿Tu le contaste a alguno de tus padres como te sentías? Me refiero a cuando escuchabas sus peleas o cuando recordabas a tu tío.
–No. Nunca les hice saber nada de nada. Nunca tuve valor.
– ¿Y por eso empezaste a cortarte?
–Exacto.
–Explícate un poco, cariño. Porque exactamente recurrías a eso.
–Porque no veía otra forma de escapar. No hablaba, tenía que desahogarme de alguna forma.
– ¿Qué sentías al hacerlo?
–Satisfacción y me hacia olvidar de los problemas.
Cambie el tema, ahora suena ''Just before goodbye'' de Nina Nesbitt.
– ¿Y ya no lo haces? –negó –. ¿Por qué?
–Alguien me mantiene distraída... ya no me sentí tan sola en esas dos semanas. Por eso también no me molestaba su ausencia.
Me dijo y sonreí. Luego de unos minutos volví a preguntar:
– ¿Tienes ídolos?
– ¿Cómo ídolos?
–O sea si admiras a algún artista.
–Admiro a muchos artistas, pero a ninguno amo con locura como hacen los verdaderos fans.
– No importa, tú dime.
–Alguno de ellos son: Kristen Stewart, Jonny Deep, Billie Joe Armstrong, Emma Watson, Bruno Mars...
–Wow, ¿y porque los admiras?
–Me encanta como hacen su trabajo.
– ¿Te sientes buena para algo?
–Siento que para nada soy buena, no soy buena en la escuela, no se cocinar, no limpio bien...
–Oh, pero no todos sabemos hacer todo ¿no crees? Quizás eres buena para algo y no lo sabes.
–Lo dudo.
– ¿Qué haces en tus tiempos libres? –luego de unos cuantos segundos ella contesto –.
–Escribo todo lo que paso en el día en una especie de diario intimo.
–Eso suena genial. ¿Cómo es?
–Es un cuaderno grande, con grandes hojas. La tapa es de mi color favorito y siempre escribo con tinta azul.
– ¿Por qué siempre con tinta azul? ¿Es algo especial? –tardo unos segundos en contestar –
–Es el color favorito de alguien... por eso es algo especial.
–Oh... bueno, ¿cuál o cuáles son tus materias favoritas?
–Arte, salud y adolescencia y literatura.
–Que lindo. ¿Y cuáles no te gustan?
Cambie de tema, ahora suena ''Ronan'' de Taylor Swift.
–Biología, historia, matemática, física... fuera de las que te nombre que si me gustan, las demás las odio.
– ¿Cómo vas en la escuela?
–Malísimo.
– ¿Motivo?
–No lo sé, anduve muy distraída.
–Háblame del chico –le dije y sonrió verdaderamente, por primera vez –.
–Se llama Mario, tiene 17.
– ¿17? ¿Tú no tienes 14?
–Sí... ¿está mal?
–Oh, por supuesto que no mientras que sea respetuoso.
–Sí... lo es.
– ¿Tus padres saben?
–No, nunca lo sabrán.
–Pero, ¿Por qué?
–Le tengo miedo a mi mamá. Ella acabara con todo y él se alejara de mí.
– ¿Por qué piensas eso?
–Porque ya me paso.
– ¿Cuántos noviecitos tuviste?
–Contando con quien estoy ahora, dos.
Cambie el tema, puse ''Turn your face'' de una banda inglesa.
– ¿Cuántos años tenía el anterior? –se tomo unos segundos en responder –.
–19.
– ¿Tu madre no lo aceptaba?
–No, tenía mala junta según ella.
– ¿Y según tu?
–Creí estar enamorada, y para mí era perfecto. Luego me di cuenta que no valía la pena ni recordarlo.
–Me gusta tu actitud. Cuéntame de Mario... descríbelo –le dije y sonrió de nuevo–.
–Tiene cabello negro, ojos miel, pestañas rizadas, es moreno, es más alto que yo...
– ¿Y cómo es contigo? ¿No te hace enojar?
–Yo lo hago enojar a él –me dijo riendo –. Lo hago a propósito porque me gusta verlo serio, aunque no me levanta la voz para nada. Cuando se enoja directamente no me habla hasta que se le pase.
– ¿Tienen mucho tiempo juntos?
–Cumpliríamos un mes el domingo, que es 9.
–Ows, tienen poco tiempo.
–Sí, pero es como si hubiéramos estado juntos desde antes... pasamos mucho tiempo juntos.
Iba a hacerle una pregunta más, pero la puerta sonó y Taylor entro.
– ¿Qué pasa Tay?
–Ya se cumplieron las dos horas y la señora (ta)_____ ya vino por su hija.
–Oh, ¿tan rápido? –dije y mire a _____, se había sacado el pañuelo –

Y eso fue lo que ''charlamos'' y me gusto, me gusto mucho.

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Hola, ya es sábado en la noche. ¡La semana paso volando! Fue la más complicada de mi existencia.
Primero; tuve que estudiar para las evaluaciones que no di más las que tenía que dar. Se me juntaron y se hicieron un montón. Segundo; Evitar a Jan se me hizo un completo desmadre. Pero lo conseguí. Tercero; Edward y sus miradas risueñas que me dan a pensar. Cuarto; Mario el otro día casi descubre mis cicatrices mientras me acariciaba en su auto. Quinto; Matilde y Jade ya no se hablan, se pelearon, y ahora tengo que estar un rato con una y otro con otra. Es un desmadre más. Sexto; Mau no me dejo darle una cachetada el jueves... Mario me ayudo distrayéndolo así en ese momento aprovechaba, y así fue. Séptimo; No vi tanto a Mario... pero me llamo todas las noches y le conté que Peter sabe todo. Octavo y ultimo; Mario esta arto de tener que esconderse estando conmigo y aun no deje de evitar a Jan.  

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora