Capitulo 82

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  Jan estaba nervioso y asustado, y no lo culpo en absoluto. Yo simplemente transmitía miedo o nerviosismo en mi estado; no paraba de llorar como magdalena.
Como había dicho, no recuerdo nada. No sé si él me dijo algo o abrazo. Solo sé que en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en mi casa.
Tampoco sé como llegue aquí, supongo que llorar tanto me hizo enloquecer.
Lo que me paso fue frustrante. Me sentí en el pasado con esos idiotas, pensé... que me lastimarían de nuevo... quizás por eso no recuerdo como llegue a casa. Porque en mi mente solo estaba una especie de flashblack traumatizante.

Solo recuerdo desde que me encontraba frente a la puerta. Allí me seque las lágrimas, y Jan tocó dos veces estando inquieto y tomándome protectoramente de la mano. Cuando me percaté de aquello, se la solté fingiendo acomodar mi cabello, y me di cuenta que seguía con los pantalones rotos y su chaqueta puesta.

Selene abrió la puerta y sin decir más me adentre rumbo a mi habitación. Me sentía asquerosa, sucia, manoseada. Era un sentimiento horrible.

Subí y permanecí en el baño, inmóvil frente al nuevo espejo.
Las ganas de romperlo de nuevo habían vuelto a mi pulso... la tentación estaba presente. Pero Selene entro arrebatadamente y saco ese sentimiento de deseo en mí.

Selene: ¿Me puedes decir que te hicieron? –Dijo confundida. –
Tu: ¿Dónde está Jan?
Selene: Lo hice esperar abajo. ¿Qué te paso?

Me mire de nuevo en el espejo, parecía un fantasma. Mi piel estaba completamente pálida, casi amarilla. Mis ojos eran pequeños y sentía mis mejillas heladas.
Le dije a Selene lo que me hicieron, ahorrándome las ganas de llorar. Esta me abrazo y todo se hizo difícil.

Tu: Fue horrendo, creí que me violarían.

Eso era verdad, en un punto me sentía así: abusada. Porque fuera como fuera, yo no quería que me tocaran de esa forma.

Tu: Sí... sí Jan no hubiera llegado tengo miedo de lo que hubiera podido pasar...
Selene: Shhhh. Tranquila, ahora estas bien ¿de acuerdo? –Asentí –Debes de darle las gracias a Jan linda... –me dijo apartando un mechón de mi cara –
Tu: ¿Por qué? –Reproché –
Selene: ¿Cómo que porque? –Frunció el seño – ¿No dices que él te ayudo?
Tu: Oh... sí –suspiré –tienes razón. También debo de darle su chaqueta.

Me sonrió y salió de la habitación. Quería ducharme y luego dormir, pero... debía de decirle algo a Jan, por lo tanto me cambie con lo primero que encontré y fui al living.

Jan estaba sentado, dándole la espalda a las escaleras. Tenía las manos entre el rostro, y estaba pensado quien sabe en qué cosas.
Tosí un poco, y él se volteo a mirarme. Al instante se puso de pie y me acerque con su chaqueta en mis manos.

Tu: Gracias. –Le dije sinceramente entregándosela y me mordí el labio para evitar gemir y llorar de nuevo. Soy tan patética. Él la tomo sin dejar de mirarme. –
Jan: De nada, ¿estás mejor? –Me dijo seriamente. –
Tu: Sí. –Respondí suspirando –

Tenia ganas de correr y abrazarlo, y no me importaba si él no me abrazaba a mí. Tenía ganas de decirle lo perfectamente estúpido que era, como antes... esa era mi forma de decirle cuanto lo quería. Pero ya no podía. Ya... no podía tener ningún lazo afectivo con él.

Fue allí cuando recordé todo... como había sido con él. Como... preferí a Mario en lugar de él. Estuve una semana con él usándolo como método de venganza hacia Mario, y luego lo recicle como aun papel que ya no me sirve.
Había ignorado el pasado.

Jan: Ey, ya no pienses en eso ¿bien? No volverán a molestarte más. –Me dijo acercándose y bajando la cabeza para poder mirarme. –
Tu: ¿Cómo lo sabes? Ya no quiero ir más a la escuela, todo el mundo me odia.
Jan: No hables en general, no todo el mundo siente eso por ti.
Tu: ¿Cómo sabes que no volverán a molestarme? –le pregunté media perdida. –
Jan: ¿Viste Mathew Beltrán? –asentí, jamás olvidaré a ese idiota. –Lo amenacé con algo que se de él.
Tu: ¿Qué cosa? –le pregunté sorprendida. –
Jan: Qué te importa. –Me dijo y luego rio, me relaje. –
Tu: Oh, vamos, quiero saber. –No me contestó –Malvado.
Jan: El punto es que no te joderán más.
Tu: Gracias de nuevo. –le dije sonrojándome. –Y... también... lo siento porque te peleaste la otra vez con...
Jan: Sh... ya no importa.

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