Capitulo 75

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  Solo sé que me dejaron llorando y llena de rasguños. Dijeron que si me gustaba cortarme me tendría que gustar eso, arañarme.
Eran tan grandulonas que me fue imposible luchar, Kristen me grito que eso era por haber mandado a mi "patovica cornudo" a que le pegará y por haber regresado con Mario.
Es una estúpida.
El punto es que se fueron y me dejaron allí tirada, en el baño. Todos mis hombros estaban llenos de rasguños, mi abdomen también. A mi camisa le rompieron todos los botones, y la rompieron un poco de los brazos, vieron mis cortadas y se pusieron a reír como estúpidas.
No me quedo de otra más que llorar durante minutos, luego llame a mi mamá para que me sacara de allí pero nadie atendió en casa. Entonces llame a la dirección del colegio, no quiera salir estando así. Le dije a María, la secretaria, lo que me había pasado y que necesitaba que me ayuden. Estaba que me moría de los nervios, y tenía miedo de estar sola.

Ella llego con el afeminando director, quien siempre olvido su nombre, al toque me cerré la camisa aunque no podía abotonarla. María me abrazo hospitalariamente, ya que, me conoce desde que tengo ocho años. El afeminado me entrego una remera blanca, entre a un baño y me la puse, luego salí y fuimos a dirección.

Para mí fue así, entrar y salir. No los estaba oyendo y solo miraba el piso.
Solo quería irme a casa a llorar.

Hablé solo para contar lo que me hicieron, llamaron a mi casa y mi madre atendió. Hable con ella y le reclame porque no me había atendido más antes. Ella me dijo que estuvo al lado del teléfono todo el tiempo y que no había sonado en ningún momento, y que tampoco figuraba alguna llamada mía. ¡Pero sí yo la había llamado!

Al final fue a buscarme, Matilde me había enviado como veinte mensajes pero no leí ninguno. El director mariposa llamo a los padres de las que le dije, porque no conocía a todas. Pero preferí irme antes de que ellos lleguen, él le pidió disculpas a mi mamá y dijo que acabaría con todo esto. Ella no entendía ni mierda, entonces el afeminado se encargo de contárselo todo, TODO. Incluyendo lo me hacen todos los días en mi casillero, lo que opinan los deportistas de mí y los rasguños que tenía en casi todo el cuerpo.

No dije ni una palabra, solo quería llegar a mi casa y revisar facebook, para ver que eran esas "fotos".
Mamá intento animarme pero no sirvió de nada, cuando llegue a casa revisé el teléfono y sí registraba mi llamada. ¡Allí estaba, como llamada perdida!
Le di el teléfono a mamá pero justo se me cayó al piso, lo tome y se lo di.

Ella me dijo que no figuraba nada.

Me fijé y quería matarme. ¡¿Qué carajo pasa?! ¡Acababa de ver esa maldita llamada perdida y se borro en un segundo!
Comencé a llorar y fui para mi habitación, le pedí que me dejara sola pero no se dio por vencida. Tuve que decirle de mala manera que no quería hablar con nadie para que me dejara en paz. Se ofendió un poco y me dejo sola. Al toque busque en mi colchón la cajita rosada donde te escondo a ti, a las notas de Nicolás, la foto y la única carta que me envió Mario. Antes también escondía cosas que me eran útiles para cortarme, pero mi madre me las quito ese día que las había cambiado de lugar.

Mire la caja medio segundo y luego la deje en el piso. Pero, algo estaba mal, volví a la caja y me di cuenta que faltaba la foto. Esa maldita foto que había encontrado en el armario.
¡No estaba! ¡La foto no estaba!

Estaba con los nervios encima y no podía pensar en nada, en algo como... ¿Dónde la deje?
¡Pero sí yo estaba segura que la había puesto allí! ¡Junto a las notas!

Fui corriendo al armario y me agache para poder buscar en el piso de este.

Dios mío.

La foto estaba allí, en el mismo lugar. Era la misma, yo y Nicolás en el cumpleaños número no sé cuánto de Peter, estaba quemada por los costados, y... por Dios.
Mis pelos estaban de punta, y comencé a temblar.

Mi cara ya no estaba tachada.

Me puse a llorar peor, que locura. ¿Qué estaba pasando? No quiero estar así de perdida. No sé qué me pasa. ¿Alguien puede explicarme que me pasa?
Cerré la ventana con seguro y también la puerta. Busque desesperada mente algo, necesitaba algo, lo que sea, pero algo que me sirva. Ya no resistía con todo esto.

No había nada, ¡No había nada! Quería matarme, golpearme, gritar. Necesitaba hacer algo, no podía con todo eso, me sentía apretada y necesitada... me sentía obligada a hacerlo, sentía que alguien me estaba ordenando hacerlo y, no puedo detenerme. ¡¿Qué pasa?!

No sé que tomé, pero rompí el espejo del baño y salieron volando los pedacitos.
Me quite la estúpida remera blanca que me dieron y me corte el brazo desde la marca de mi vacuna hasta mi codo.
Mierda se sentía tan bien.
Cerré los ojos y solté todo el aire que había almacenado, me sentía liviana de nuevo y no presté atención a lo que había hecho.

Me sacudí en mi lugar y cuando abrí los ojos y me mire al espejo todo roto, me di cuenta que parecía un pajazo de película de bajo presupuesto con el maquillaje corrido.
Mire el piso y sentí un mareo horrendo.
No había desayunado nada, y ayer tampoco había cenado mucho.

Cuando regresé a tierra, me di cuenta que mamá estaba llamando desesperadamente a la puerta y que, yo tenía un vidrio en la mano lleno de sangre. Lleno de mí sangre. Me asuste y lo tiré piso, luego sentí un dolor en el brazo, y me di cuenta que estaba bañado en sangre. Abrí los ojos como platos y me temblaron las rodillas.
No podía creer lo que había hecho. No. No había sido yo, lo había hecho sin pensar.
Me limpie un poco con la remera y allí me di cuenta que el brazo me había dejado de sangrar. Pero lo más traumatizante aun no había sucedido.
Me lo toque, era un corte masomenos largo, era el más largo que me había hecho. Cuando apreté la carne me dolió el alma, y mis ojos vieron algo blanco dentro.
Me asuste, ¿Qué mierda era eso? Era algo blanco, que estaba dentro de mí. ¿Era el huesito? No, no podía serlo. No fue tan profundo. ¿Era la carne? ¿La grasa? ¿Tengo grasa? ¿Qué mierda era eso?

El corazón se me fue a la garganta del susto y no sabía qué hacer. Recordé que mamá estaba llamando a la puerta, me asomé y dije "Ya voy, se me callo la alcancía al suelo" ella no se lo trago y me pidió que le abra. No podía, no podía permitir que viera lo que había hecho, esta vez me había zarpado y me asusté.

Me vendé el brazo con la misma remera blanca y lo apreté así paraba de sangrar. Mierda, que horrendo. ¿Y cómo aré con el baño? Está lleno de sangre y vidrios rotos.
Cerré la puerta.
Luego me saque los jeans y los tiré debajo de la cama, me puse un buzo enorme deportivo y abrí la puerta.

Tu: Estaba por meterme a la ducha. –Dije nerviosa. Ella hecho un vistazo adentro, me miro, suspiró y luego miro a mi cama – ¿Qué?
Tm: Nunca te vi esa caja rosada.
Tu: Ahí guardo cosas... personales.
Tm: ¿Cosas como que?
Tu: Cartas. No puedes verlas.
Tm: Bien, como sea, ¿no quieres hablar lo de hoy cariño? –Dijo frunciendo el ceño con preocupación. Negué. –Bien, estaré esperando para cuando estés lista.
Tu: De acuerdo.

Salió y cuando la oí bajar las escaleras, volví a encerrarme y no sabía que iba a hacer con ese brazo. Había parado de sangrar, pero tenía mucho miedo de que algo me pasara.
Permanecí sentada mirando la nada, durante no sé cuánto tiempo. Estaba esperando que cicatrizara solo.

Dios, que susto me lleve, fue horrendo.
Pero lo único bueno es que me sentía vacía, ya no me sentía llena de dolor y confusión como antes.

Me saque con lentitud la remera, observando de paso mi cuerpo lleno de arañazos, no, estaba abierta. Se veía todo, la carne roja, eso blanco... que no sé que era, y la sangre ya seca. A la remera y a los jeans que me quite los puse en una bolsa negra, ambos estaban llenos de sangre. Y a los jeans no podía hacerlos pasar por "manchados de Andrés" tenia restos de sangre a la altura de la pierna y la rodilla.

No sabía qué hacer con el brazo. Diossss. Decidí improvisar y buscar una venda en el baño de mamá, en el botiquín, ella siempre tiene. Fui en cuclillas, ella estaba seguramente leyendo en el sofá, como siempre. Fui y conseguí agua oxigenada, algodón y una venda. ¡Gracias Dios, siempre estas de mi lado!

Me encerré nuevamente. Me cure la herida, me dio una impresión tremenda pero bueno. Luego me lo vendé y ya me sentía más tranquila.

"Wow" recuerdo haber dicho para mí misma. Eso fue increíble, pero la vista es horrenda.

Puse música, un CD con varias canciones que yo tengo. Me acosté en la cama y me deje llevar por la música, sin darme cuenta me quede dormida. 

Cambiaste Mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora