166. Pasado

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Las primeras luces del alba sorprenden a Halena mientras se está vistiendo en sus estancias privadas sabiendo que Ontari llegará pronto para las curas de sus ojos. Ha echado a perder el esfuerzo de días llorando toda la noche y ahora teme que se enfade con ella.

Lamenta haber discutido con Aden, lamenta haber despertado esos sentimientos en él. Lo lamenta. Lo último que querría es causarle aún mas daño y preocupaciones de las que ya le ha causado.

Aden es un buen chico. Un corazón noble lleno de amabilidad y consideración. Un alma pura que merece algo mejor que una pobre chica ex prisionera de Azgeda que no tiene nada que ofrecer más que desconsuelo y aflicción.

¿Qué podría ella entregar a Aden a cambio de su amor?

Nada.

Absolutamente nada.

A su lado Halena era tan poca cosa que a menudo no se permitía ni fantasear con la idea de merecer esa clase de amor.

Ontari que llamó a la puerta suavemente se asomó después viendola en pie, creyó que aún seguiría durmiendo.

—Estás en pie —se sonrió Ontari ligeramente con sensatez al entrar y cerrar la puerta tras de si, fijándose bien en ella—. Creí que tendría que despertarte de nuevo —acercándose a ella para tomarla del rostro comprobando sus ojos—. ¿Cómo te encuentras?

Halena que evadió un poco su mirada intentó poner buena cara.

—Bien, ya apenas me duele.

Ontari que se apartó de ella se la quedo mirando largamente volviendo la cabeza para contemplar la habitación. No había sino un solo vaso en la mesa por lo que sabía que Aden no había ido a verla durante la noche o no se había quedado a charlar con ella.

—Había pensado en que bajases a desayunar con los demás —dijo Ontari al volver la mirada hacia ella viendo la rojez en sus ojos.

—Preferiría que no —musitó Halena esquiva bajando la mirada al suelo.

—¿Por qué no? —preguntó Ontari ladeando ligeramente la cabeza para verla.

Halena que cerro los ojos al escucharla negó débilmente no teniendo ocasión ni de contestar al verse interrumpida por la peligrosa mujer.

—Has estado llorando.

—No —murmuró Halena al elevar un poco la mirada sonrojándose un poco.

Ontari que se la quedo mirando hizo un gesto apartándole el largo cabello del hombro.

—No era una pregunta —replicó sincera ella mientras la miraba a los ojos vislumbrando aflicción en ellos—. ¿Por qué no me cuentas que te pasa?

Halena que se la quedo viendo largos instantes sin saber siquiera que decir bajo la mirada algo avergonzada.

—¿Es por Aden?

Al levantar lentamente Halena la mirada, Ontari lo supo.

—Es por él —asumió con certeza fijándose en ella—. No habrá hecho nada para incomodarte, ¿no?

Halena que se apresuró a negar tragó débilmente.

—No, él no...

—Ven aquí —dijo Ontari tomándola de la mano para llevarla hasta la silla del tocador haciendola sentar en ella—. Sientate...

Halena que se sentó frente al espejo de su tocador como le pedía ella bajó la mirada hacia su regazo no queriendo hablar de ello y mucho menos contemplar su reflejo en él.

Ontari que se dio cuenta de ello se colocó tras ella alargando la mano para recoger de la mesilla el cepillo comenzando a arreglar su larga melena.

—Hay tantas cosas que aún debes descubrir, Halena...

Ella que tragó lentamente bajó la mirada con profunda tristeza.

—Muchas menos de las que crees —murmuró con un hilillo de voz rota.

Ontari que sabía a qué se refería se detuvo de peinarla y le dio la vuelta a la silla para enfrentar sus ojos.

—En ocasiones la vida nos pone a prueba más duramente unas veces que otras y debemos hacer cosas para sobrevivir que jamás querríamos tener que hacer —repusó Ontari observándola a los ojos viendo como los suyos se humedecían por las lágrimas—. Yo he estado en tu misma situación, miles de veces tuve que enfrentar cosas que odie hacer pero que me mantuvieron con vida al igual que has hecho tú. Hoy estamos aquí donde ninguna de las dos imagino jamás acabar pero donde merecemos.

Una lágrima resbaló por la mejilla de Halena y luego otra cargada de culpabilidad y pesar.

—No te avergüences nunca de quien una vez fuiste porque eso es lo que te ha traído hasta aquí —le recordó Ontari acariciando su rostro para llevarse consigo sus lágrimas—. Es hora de comenzar tu vida Halena, y yo te ayudaré. Te lo prometo...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now