269. Necesidad De Ayuda

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Indra que estaba de pie en la sala del trono frente a Roan le explicaba la situación con cierta tensión y recelo. Los Natblidas, todos y cada uno de ellos habían desaparecido tras la partida de aquella extraña mujer y Halena. Le preocupaba lo que pudiese ocurrirles y también lo que pudiesen hacer si habían desobedecido y marchado en busca de ellas tal como ambos pensaban.

Cuando la Heda de los Catorce Clanes abrió la puerta de la sala bruscamente y entró en ella se dirigió directamente hacia ellos temblando tal y como había abandonado su habitación.

—¿La han encontrado? —preguntó de forma inmediata viendo la expresión de desazón de la imperturbable Indra en su rostro.

Roan supo que algo iba realmente mal con ella en cuanto llegó a ellos con las palabras de Clarke resonando en su mente. No iba a quemar a Halena en ninguna pira porque iba a aparecer viva. Clarke se equivocaba, se equivocaba de todas todas con ella. Aparecería.

—No, Heda —repuso Indra obviando el hecho de que los Natblidas tampoco estaban allí tal como Roan le había pedido por su delicado estado—. Aún no...

—¿Entonces qué haces aquí? —le espetó Lexa con más dureza de la debida haciendo un gesto hacia la puerta—. !¡Quiero que reúnas a mi ejercito, que partan hacia los Clanes quiero cada casa, cada cueva, cada bosque, cada río y cada ruina registrada Indra! ¡La quiero de vuelta! —ordenó Lexa fríamente alterada, de ningún modo iba a perder a Halena, de ninguno—. ¡Destrozad el mundo entero si es preciso pero traedme a mi hija con vida!

Indra que jamás la había visto tan furiosa ni herida ni siquiera cuando Costia murió asintió imperceptiblemente.

—Si, Heda...

Roan que vio partir a Indra pasando por al lado de Lexa antes de dirigirse a la puerta saliendo pocos instantes después frunció el ceño acercándose a Lexa con preocupación.

Él tampoco la había visto de aquella manera jamás.

—No has debido ser tan dura, hacen lo que pueden para encontrarla, Lexa.

—¡Pues que hagan más! —le enfrentó ella con fría dureza antes de apartarse de él teniendo que apoyar la mano de su trono mientras toda la tensión acumulada llegaba a ella en forma de temblor. El corazón le bombeaba con fuerza en el pecho, el aire parecía faltar en toda la habitación. Un frío sudor recorrió todo su cuerpo y una intensa sensación de malestar se instauró en ella en el momento en que tuvo que apoyar la mano sobre su estomago sintiendo las nauseas acrecentarse en ella.

No era por el bebé, no era por eso. Era por toda esta situación, era por las cosas tan terribles que le había dicho Clarke, por las cosas tan terribles que pensaba de ella. Era por Halena, era por Nirrath a la cuál nunca debió liberar, era por Roan con el que nunca se debió acostar, era por todo lo que implicaba el haberlo hecho. Era por haber tenido que tragarse el orgullo y tener que verse arrodillada a los pies de Nia y Azgeda. Era por la horrible sensación de haberse fallado así misma al ser incapaz de desobedecer a la Coalición. Era por todas aquellas veces que había derramado sangre, por todas aquellas veces que había sufrido a manos de sus enemigos, por todas aquellas veces que ella misma había perdido el alma...

Era... la mano de Roan se posó sobre su hombro y Lexa se encogió ante el tacto sintiendo las lágrimas ahogarse en su garganta y la emoción subirsele a los ojos sin poder dejar de temblar.

—No puedo perderla...—susurró Lexa cerrando los ojos realmente afectada—. A ella no...

—La encontraremos, Halena es fuerte, es inteligente y es audaz sabrá arreglarselas hasta que lo hagamos —quiso tranquilizarla él desde atrás.

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now