295. Sin Noticias De "Mamá"

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Amanecía cuando Roan, Príncipe de Azgeda se detuvo en las lejanas tierras de la Zona Muerta junto a algunos de los hombres de Heda y otros aportados por Ontari de la Nación del Hielo.

Los rumores les habían llevado hasta allí, las informaciones de una joven chica llevada a rastras por una anciana le habían conducido hacia aquellas áridas tierras.

Todos se detuvieron junto al débil riachuelo que separaba los bosques de la Comandante del resto del desierto y se dispusieron a descansar.

—Seguiremos hacia el este por este mismo sendero —señaló uno de los más experimentados exploradores—. La anciana ansiara llegar a Errial Zarrath, es lo único que hay cerca de aquí quitando el paso de Nakshatra camino a Ciudad de Luz...

Roan que tomó tierra con firmeza enfrentó los ojos del hombre asintiendo brevemente, irían hacia el este y recorrerían el mundo entero si era preciso para encontrar a aquella cría.

—Descansad, que los caballos beban... —ordenó Roan haciéndole un gesto para que se retirase y fuese con ellos a lo lejos.

El hombre hizo una inclinación de cabeza y se alejó para unirse al resto. Roan, Príncipe de Azgeda y consorte de la Heda de los Catorce Clanes cuando se quedo a solas se acercó a la alforja que portaba su caballo y la abrió viendo acurrucada en el fondo muy cómodamente a la pequeña pantera blanca obsequio de Heda a su primogénita y sacándola con cuidado la acarició escuchando sus pequeños maullidos como si perdida no encontrase consuelo lejos de su mamá.

—Tú también debes tener sed, ¿eh? —murmuró pegándola a su pecho antes de aproximarse al afluente de agua tomando un poco en su mano para ofrecérsela al cachorro que enseguida sacó su lengua bebiendo avidamente de su mano hasta la última gota. Roan iba a bajarla para que ella misma tomase de la orilla pero temía que la corriente se la llevase y prefirió seguir dándole de beber de su mano sentándose con ella para hundir sus pies en el agua y refrescarse—. Tranquila, pronto encontraremos a tu mamá y ella cuidará de ti —murmuró él hablándole al cachorrito mientras tomaba—. No tendrás que soportar más mi compañía y te reunirás con ella, te lo prometo...

La pequeña panterita blanca apoyó las patitas contra sus fuertes brazos sin dejar de beber lamiendo de tanto en tanto sus manos con agrado ante la refrescante agua.

Roan que continuó acariciándola observó a sus hombres a lo lejos reunidos y esperanzados de poder hallar pronto a la joven pero algo descorazonados por el lugar al que se dirigían.

—La encontraremos y la llevaremos juntos a casa, si... —dirigiéndose en voz baja aún al cachorro—. Sé que lo haremos...

Continuara...

Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now