281. Nakshatra

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El sol ascendía lentamente en el cielo cuando Rashesh escuchó el viento azotar la lona del pequeño establecimiento de trueque y sanación del que a duras penas sobrevivían él y su hermano Darshan en la aldea de Nakshatra justo tras las montañas de piedra y las dunas que bordeaban la Zona Muerta. El pequeño bazar era de los pocos lugares de paso donde conseguir buen calzado, agua o ropas adecuadas a la hora de atravesar el desierto en busca de Errial Zarrath o si la desesperación era máxima, Ciudad de Luz. 

Rashesh que sacaba algunas cosas de una de las cajas que uno de los viajeros había intercambiado esa misma mañana por algo de comida y un rato de descanso frunció el ceño examinando algunas viejas dagas y una capa algo raída pero todavía servible junto a un par de botas curtidas de piel.

Cuando Rashesh sacudió un poco la capa deshaciéndose de posibles restos de polvo y de arena, se dirigió tras el improvisado mostrador para colgarla junto a las demás prendas cuando escuchó como a sus espaldas la lona se sacudía más fuertemente al abrirse de par en par permitiendo entrar a Darshan en ese mismo instante con una joven chica morena en brazos.

—¡Primero que nada puedo explicarlo! —saludó él atravesando la tienda por delante de él seguido de un par de chicos y chicas que entraban en ese instante—. ¡Segundo hermano, no te cabrees conmigo!

Rashesh que se volvió para mirarle cambió la expresión de su cara al reconocer allí a los pequeños Natblidas por sus indumentarias y su porte.

—¿¿Pero qué diablos...??

Darshan que le ignoró casi por completo se adentró por otra tienda anexa donde había un par de camastros y dejó a Halena cuidadosamente sobre uno de ellos.

—Tranquila, vas a ponerte bien, ¿vale? —le dijo él a pesar de que ella no le oyese acariciándole el cabello antes de volverse casi chocando con Aranae que entraba tras ellos—. Uy...

Aranae que por poco le besa chocando frente a frente con él también retrocedió llevándose la mano al rostro algo avergonzada.

—Si, uy...

Aden que entraba en ese momento le lanzó una mirada matadora a Darshan arqueando una ceja.

—No cuesta nada mirar por donde vas —le espetó viendo que un poco más de contacto y sus labios se hubiesen encontrado al ser tan solo unos centímetros más alto que ella.

Treior que entraba justo tras él junto a Hashelee, Ivory, Keryon y Yakut puso la mano sobre el hombro de Aden apretándole ligeramente como para que se calmase un poco ya que llevaba rato bastante exaltado con prácticamente todos.

—Aden, Darshan ha sido tan amable de darnos hospedaje deberías intentar calmarte un poco.

—Estoy muy calmado —sentenció Aden apartándose de él para ir a dar con Halena separando a Aranae y a Darshan al pasar entre ellos para verla.

Su piel estaba tibia y una finísima película de sudor le recorría todo el cuerpo. Si alguien iba a hacer que se pusiese bien sería él y no ese insolente niñato.

Rashesh que entraba segundos después le lanzó una mirada a su hermano haciéndole un gesto con la cabeza para que saliese con él.

—¡Darshan! —le llamó la atención él con un duro gesto—. ¡Ven aquí ahora mismo!

Darshan que le vio salir nuevamente por la puerta de lona miró al resto con un tranquilizador gesto pero antes de dirigirse a la puerta Aranae preocupada le tomó del brazo.

—¿Quieres que vaya contigo? Tal vez yo pueda explicarle que...

—¿Qué ibas a explicarle tú? —la interrumpió Aden bruscamente al escucharla—. Estás tierras son de Heda, nos pertenecen más que a ellos, no tienes porque explicar nada.

Aranae que puso una cara al escucharle le dirigió una mirada a Aden a punto de replicarle pero Darshan la paró con media sonrisa.

—No pasará nada, tranquila —repuso él llevando la mano a su mejilla suavemente con un despreocupado gesto sin perder en broma la sonrisa refiriéndose a su hermano—. Se manejar a la "fiera".

Aranae que no pudo evitar sonreír para si le vio alejarse por la puerta. Hashelee que se acercó a tientas a ella no supo como disculparse, como explicarse con ella a sabiendas de que era cierto que no le importaría verla muerta.

—Aranae, yo...

—Mantente alejada de mi, Hashelee —replicó ella pasando airadamente por su lado para poder escuchar que pasaba fuera—. Por tu bien, no te me acerques.

Ivory y Yakut que eran más cercanos a Hashelee se miraron y la miraron a ella haciéndole ambos un gesto de que no insistiese ni fuese por ese camino.

Treior que notaba todo muy tenso se agachó junto al camastro de Halena observando a Aden con un gesto.

—No estamos en casa, no puedes hablarle así a la gente. No está bien que lo hagas —le reprochó él en voz baja—. No es justo. Nos está ayudando, ¿no? —Aden puso una cara al escucharle—. Sé más amable.

Keryon que como siempre se mantenía el más neutral de todos ojeó el acogedor lugar. Dos camastros, un par de arcones, una mesa, un par de sillas. Algo de ropa esparcida por ahí, algunas velas y en un rincón rescoldos de unas llamas en la arena. Bajo sus pies alfombras raídas y desvencijadas por el calor y poco más. Ambos chicos debían vivir solos allí o eso era lo que parecía al menos. Nunca había oído hablar de un lugar llamado Nakshatra pero no era de extrañar, era una aldea tan pequeña que parecía más bien un campamento lleno de tiendas y pequeños puestos junto a pozos de extracción de agua.

Aranae que entreabrió ligeramente la cortina pudo ver como Darshan trataba de explicar a su hermano el porque les había llevado allí, quienes eran y cómo había encontrado a Halena tirada en la arena junto aquella mala mujer.

—Son Natblidas, Heda les estará buscando Darshan —le espetó él bastante molesto—. ¿Acaso no has pensado en eso? Podría arrasar la aldea, arrasarnos a todos nosotros si piensa que hemos sido una amenaza para ellos, si cree que...

—No lo hará —le aseguró Aranae interrumpiéndole justo antes de salir por la puerta acercándose al chico que debía ser solo un par de años mayor que Darshan—. Tienes nuestra palabra de que Heda no hará nada contra vosotros, ahí dentro está su hija. Sabrá que nos ayudasteis en un momento de necesidad. Por favor, necesitamos quedarnos aquí hasta que ella pueda viajar y entonces, no volverás a vernos si ese es tu deseo.

—Y mira que rostro, Rashesh —le señalo Darshan pícaramente el rostro a Aranae en tono conquistador como siempre—. De ningún modo puede ser ese tu deseo.

Aranae que no estaba acostumbrada a tales halagos se ruborizó sintiendo sus mejillas arder de pura vergüenza. Rashesh que sabía que a su hermano le perdían las chicas como ella hizo un gesto señalándole con el dedo.

—Si ocurre algo tú serás responsable de ellos.

—Lo prometo, hermano —le aseguró Darshan con media sonrisita orgulloso de salirse con la suya—. Ven, que te enseñaré donde vais a dormir vosotros... —le dijo él a Aranae tomándola de la mano para ir a otra parte de la trastienda donde solían "hospedar" a los viajeros—. Reservaremos la mejor cama para ti...

Aranae que no pudo evitar medio sonreírse al escucharle le siguió sacudiendo la cabeza. Ese chico parecía algo alocado y extrovertido y para el tipo de personas que solían rodearla tanto a ella como a los otros eso era algo poco habitual de encontrar que sin duda llamaba mucho su atención entre otros descubrimientos, claro...

Igual salir de Polis, no era tan malo después de todo...

Continuara...


Asumamoslo, Ahora Esto Es Lo Que Somos 2... (#TheWrites)Where stories live. Discover now