Prefacio.

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Meses de incertidumbre y anhelo ante la idea de volver, en la lejanía de lo probable, en medio de un lago turbio lleno de esperanzas secas y genuinamente mediocres.

Una persona que perdió todo en escasos y crueles segundos, una mujer tan perdida en la vida, con propósitos marchitos y podridos como yo no merecía recibir afecto.

Sin embargo, él llegó a mí, apartando cada tiniebla con un sutil y casi transparente roce, derrumbado cada muro que imponía entre nosotros con una sonrisa gentil y alejando cada pena que me invadía con su mirar oliva inevitable.

Puede ser que mi alma esté rota y mi corazón estropeado, que mi mente hierva entre recuerdos insolentes y mi cuerpo se sienta quebrado, pero con él a mi lado, con sus brazos envolviendo mi pequeño ser y sus labios acariciando con suavidad palabras que sólo nosotros entendíamos... Se sentía como estar en casa.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora