Capítulo 42: Los Ángeles.

2.6K 198 160
                                    

"[16:05] Harry: Tengo que irme, cariño, te llamo en la noche.

xx"

Sonrío a medias y dejo mi celular en el sofá para continuar poniendo atención al programa de entretenimiento que había encontrado. Hablaban sobre una película recién estrenada y de cómo se habían vestido los protagonistas para la premier.

— El vestido, diseñado por Alexander McQueen, nos permitió ver la figura que...

Solté un largo bostezo, aún era temprano para irme a la cama y el frío que gobernaba en las tardes me impedía salir a disfrutar el paisaje que ofrece el vecindario. Mi única diversión era sentarme a ver televisión o mensajearme con Bea o Corinne. April estaba ocupada ya que había decidido ir a New York con Reggie, ese había sido su sueño hace varios meses y el descanso indefinido era el momento perfecto para cumplirlo. Así que no quería distraerla con mis llamadas o mensajes, quería que disfrutara al máximo.

Presiono mis labios en una línea recta y recuerdo la visita de Julian, habían pasado sólo cuatro días, pero mi estómago seguía dando vueltas, casi como si estuviese arriba de una montaña rusa.

La idea comenzaba a ser analizada y realmente no me parecía tan mala, sin embargo, todo sigue siendo muy incierto y no puedo confiarme de algo que apenas conozco cómo funciona. Julian me había dicho que me enseñaría en cuanto terminara unas cuantas canciones con Natasha Bedingfield, además necesitaba conseguir que algún cantante estuviese interesado en la canción, venderla y dividir las ganancias. Dejando en claro que jamás podría haber escrito algo así sin mí, sin mi cuaderno, para ser exactos, y que no discutiría por recibir menos, además había suficientes motivos para dejarme influenciar con ello.

¿Me había enojado? Por supuesto que lo hice. Aún quiero darle una bofetada cada vez que lo veo.

¿Alguien más lo sabía? Por el momento era algo entre Bunetta y yo. Ya que, como dije, es algo incierto, no me parece buena idea dispersar una noticia que al final puede no suceder.

Suspiro largamente.

Giro mi cabeza hacia mi celular y siento comezón en mis manos, incitándome a tomarlo y llamarle a Harry. Quería escuchar su voz, durante dos días sólo habíamos enviado mensajes y no estaba agradándome demasiado.

Harry estaba en Los Ángeles desde hace unos días, según me habían explicado los chicos; era como su segundo hogar, se la pasaba ahí tanto como le fuera posible.

Sacudo la cabeza y al final decido no llamarle, pensando en que probablemente estaría ocupado. Me abrazo a mí misma y entonces recuerdo que Blumer me había llamado, preguntando si me gustaría trabajar en un restaurante en donde su sobrina era la dueña y necesitaba con urgencia a dos camareras. Honestamente, no me llamaban la atención, pero ¿Quién soy yo para sentarme en una silla de oro y esperar a que el trabajo perfecto se presente? Nadie. No podía seguir despreciando tantos días sin hacer absolutamente nada. Absolutamente no. Así que había aceptado luego de unos segundos debatiendo en mi interior.

— Es una buena oportunidad, el sueldo es bueno y los horarios no son tan pesados, además, eres joven y en esa clase de restaurante sentirás que el tiempo pasa volando.

Decidí creer en sus palabras. Ya que Ormer Mayfair era un famoso restaurante y según las reseñas, era un lugar exclusivo y elegante.

Estiro mis brazos y me decido por comer un poco de pastel que había sobrado del cumpleaños de Luke. Me pongo de pie y justo cuando tomo el control remoto para apagar el televisor el rostro de Harry aparece en la pantalla y me hace quedar estática.

— Han pasado algunas semanas desde el último concierto en Sheffield y el muy atractivo británico ha demostrado que se está tomando las vacaciones con mucha seriedad —habló una chica con una sonrisa hermosa sentada junto con otras personas.

ShyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora